La salida de dos ministros cercanos al presidente Alberto Fernández ha puesto nuevamente de relieve el peso de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) en la coalición de gobierno en Argentina. También ha vuelto a dejar en evidencia las tensiones entre ambas figuras en un contexto de crisis económica y política que tiene al país en la incertidumbre.
Esta semana, Silvina Batakis asumió como nueva ministra de Economía, tras la renuncia de Martín Guzman, quien era respaldado por el mandatario y fuertemente criticado por la vicepresidenta que fue jefa de Estado argentina entre el 2007 y el 2015. El funcionario dejó el cargo ante la falta de respaldo político a su plan para bajar el déficit fiscal y controlar la inflación no sin antes animar al jefe de Estado a trabajar en un “acuerdo político” dentro del oficialismo para que su reemplazo contara con el “manejo centralizado” de la política macroeconómica.
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El alejamiento de Guzmán, que provocó una reacción negativa de los mercados, fue un nuevo golpe para Alberto Fernández, que hace tan solo un mes perdió a otro funcionario de su estrecha confianza, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, otro objeto de las críticas de Cristina Fernández. Con ello, CFK mostró su poder e influencia, pero siembra dudas sobre el futuro del oficialismo cuando falta menos de año y medio para los próximos comicios presidenciales.
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Silvina Batakis cuenta con el apoyo de Cristina Fernández. Fue ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires entre el 2011 y el 2015 y antes de asumir la cartera de Economía ya era secretaria de Estado en la cartera de Interior, liderada por uno de los ministros más cercanos a la vicepresidenta.
Su designación deja ver la fuerte influencia en el gobierno de Cristina Fernández, quien ha criticado con agudeza más de una vez al gobernante y a quien se le atribuye la salida de varios ministros cercanos a Alberto Fernández.
“Si en algún momento el binomio presidencial quiso dar algún tipo de imagen de equilibrio de poderes -por más de que se sabía que era la vicepresidenta quien había elegido a su presidente- el poder del mandatario fue siendo socavado durante bastante tiempo y con los dos últimos cambios de ministros ha quedado públicamente definido quién tiene la última palabra en la coalición de gobierno y esa es Cristina Fernández”, dice a El Comercio el politólogo argentino Santiago Rodríguez Rey.
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Por su parte, Facundo Cruz, politólogo, consultor e investigador independiente argentino, define la situación al interior de la coalición de gobierno del Frente de Todos y en la relación entre el presidente y la vicepresidenta como un escenario de tensión.
“No diría que es de conflicto abierto -que podría implicar un riesgo de rompimiento-, pero sí de tensión. Hay un claro escenario de tirantez entre presidente y vicepresidenta que se reproduce en todos los niveles de la coalición”, dice a este Diario.
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¿Quién manda a quién?
Si bien la percepción general es que la sombra de Cristina Fernández planea sobre un mandatario debilitado y que esta se ha impuesto con la salida de los últimos titulares de cartera, definir cómo queda la distribución de poderes no es tarea sencilla.
¿Es la vicepresidenta más poderosa que el presidente? Cruz considera que no necesariamente. Primero porque el presidente sigue siendo el titular del poder Ejecutivo, el titular de la administración pública nacional y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Adicionalmente, afirma el experto, aunque Alberto Fernández se demora en tomar decisiones de gobierno, finalmente las adopta y los proyectos que ha enviado al Congreso han sido aprobados. En ninguno de ellos la vicepresidenta ha llamado a votar en contra.
“No podría decir que la vicepresidenta es más poderosa que el presidente, pero sí hay algo que es propio de esta disputa interna en la coalición y es que todos los cambios que hubo en el gabinete fueron de funcionarios que tenían una afinidad o cercanía política con Alberto Fernández, entonces las salidas fueron de los albertistas y no de los cristinistas, por eso puede da la impresión de que la vicepresidenta es más poderosa que el presidente”, señala.
Cruz lo plantea así: “La vicepresidenta tiene capacidad o logra sostener a los cargos que en el Poder Ejecutivo responden a ella mientras que el presidente no ha podido sostener a sus personas de referencia, muchas de las cuales tenían un vínculo personal y directo con él antes que un vínculo político de larga data”.
Como otro elemento agrega que las renuncias o salidas han ocurrido con cargos que han estado en el ojo de la tormenta en momentos críticos. La salida de la ministra de Justicia se dio cuando había cuestiones judiciales en la agenda de discusión, mientras que los ministros de Producción y de Economía dieron un paso al costado porque la situación económica no mejora en el país. También se hicieron cambios en el gobierno como consecuencia de un resultado electoral muy malo para el gobierno nacional.
“Son cuestiones que suelen suceder en la política argentina y que por ahí dan la impresión de que la vicepresidenta es más poderosa que el presidente, pero creo que eso es más una sensación generalizada que no deja ver la política en un nivel más amplio”, remarca Cruz.
En contraste, Rodríguez Rey considera que la vicepresidenta siempre fue la más poderosa dentro de la coalición de gobierno y que si antes la figura de Alberto Fernández ya estaba debilitada y tenía problemas para impulsar su agenda ahora la situación empeoró para el mandatario.
“La vicepresidenta es quien dentro de la unidad tiene la mayor cantidad de votos, la mayor capacidad de movilización, quien tiene mayor poder. En las apariencias se había querido dejar un margen de maniobra importante al gobernante dentro de la coalición, pero ahora quedó explícito que quien manda es la vicepresidenta”, añade.
Lo que se viene
Las diferencias entre la vicepresidenta y el presidente ya eran conocidas. Se han evidenciado en comunicaciones a través de cartas, en videos, en tuits, luego directamente en actos públicos y ahora con la renuncia de los ministros. La tensión lleva a preguntar cómo queda el equilibrio de poderes dentro de la coalición tras los últimos sucesos.
Para Rodríguez Rey es claro que si antes había una especie de balanza de poderes entre la vicepresidencia y la presidencia esa balanza ahora está totalmente inclinada.
“Los alfiles del presidente son cada vez menos y han reducido su peso. La Cancillería y el Ministerio de Trabajo son de los pocos espacios que quedan bajo poder directo del presidente. Todas las personas que habían ocupado puestos claves y que tenían algún tipo de incidencia presupuestal importante han salido totalmente de la esfera del presidente y son personas que responden en mayor o menor medida a la vicepresidenta”, apunta.
Por su parte, Cruz considera que el funcionamiento dentro del Ejecutivo va a seguir igual. Destaca que hasta ahora ha sido una práctica usual de este gobierno que al momento de hacer los cambios se les respetan los espacios de poder a quienes ya los poseían dentro de la coalición.
Pone la designación de la nueva ministra de Economía como ejemplo. “Silvina Batakis no está directamente referenciada en términos políticos con Cristina Fernández, sí hay una sintonía y tal vez parece un poco más cercana a la vicepresidenta, pero es una persona que ha crecido mucho en el peronismo bonaerense y bajo la figura de Daniel Scioli, que hoy es ministro de Producción. Pero Batakis hasta ahora no era alguien que estuviera identificada claramente dentro del kirchnerismo como espacio político”.
La flamante ministra ha ratificado la continuidad del programa económico del Gobierno de Alberto Fernández, cuyas metas quedaron plasmadas en el acuerdo de refinanciación firmado con el FMI. Esta postura llama la atención debido a que el pacto con el FMI ha sido cuestionado por Cristina Fernández y por sectores que responden al kirchnerismo, a causa del ajuste fiscal que asegura conlleva.