Baltazar Lemos, un brasileño de 60 años, fingió su propia muerte entre amigos y familiares para comprobar quienes asistirían a su velorio. Lemos había subido una foto a redes sociales en la puerta del Hospital Sirio- Libanés en San Pablo con el fin de simular su internación y ver qué reacciones se disparaban.
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El 17 de enero realizó otro posteo en el que aseguraba que, tras haber sido hospitalizado, su estado se había complicado y finalmente había fallecido: “Al inicio de esta triste tarde el comandante Baltazar Lemos nos dejó. En breve más información”.
Publicado el posteo, amigos y familiares de la supuesta víctima comenzaron a escribir mensajes conmocionados. Al mismo tiempo, su sobrino se acercó al hospital a buscar información sobre la muerte de su tío, pero descubrió que Lemos nunca había sido ingresado.
Horas después, en el perfil de Facebook del supuesto fallecido, se publicó la dirección y horario de la ceremonia de despedida: “El 18 de enero, a las 19.30, en la Capilla del Vaticano, Curitiba.”
En la iglesia, una vez todos reunidos, comenzó a sonar por un parlante una voz que parecía ser de la de Baltazar y, al finalizar el relato, Lemos apareció.
Tras el hecho, en una entrevista con el medio local O Tempo, Lemos expresó: “Días antes envié las invitaciones a mi cumpleaños. La idea la tuve hace cinco meses. Hice las invitaciones, las envié y antes de la fecha decidí hacer este episodio. Quería demostrar que moría de verdad. La gente lo interpretó a su manera. Quería saber quién iría realmente a mi velorio y no sólo a mi cumpleaños.”. Consultado acerca de si alguien sabía lo que haría continuó: “No se lo dije a nadie, porque esperaba que saliera bien. No tenía intención de lastimar, ofender, causar ningún daño a nadie. De verdad pido disculpas a la gente.”
Su actitud generó mucho revuelo y divisiones en el grupo de amigos: algunos lo repudiaron y a otros le pareció divertido.
Una semana después de lo sucedido, Baltazar publicó en sus redes sociales un mensaje: “Hace siete días mi vida cambió. A los que se ven ofendidos les pido humildemente perdón, perdonando todas las críticas recibidas. Gracias a todas las manifestaciones de afecto, apoyo y respeto, provenientes de las partes más diversas del mundo de amigos o incluso de gente que no conozco. ¡Estoy feliz! Y sin duda a esta oportunidad, así como a todas las demás, a las que me dediqué a dar lo mejor que tengo, amor, trabajo y fe, la honraré.”