Casi diez años después que la mayoría de nuestros vecinos, el Perú está a puertas de unirse a la lista de países latinoamericanos que ya conmemoraron el bicentenario de su independencia. Y lo hace con los estragos de una severa crisis política, una campaña electoral polarizada y en medio una pandemia mundial.
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Si bien la mayor parte de naciones de la región festeja el inicio del proceso de rebelión más que la independencia definitiva, en los festejos realizados entre el 2009 y el 2011 no faltaron los desfiles, las concentraciones masivas y los actos culturales. Pero tal como ocurre en nuestro país, la coyuntura política y social también se hizo presente en su celebración.
ARGENTINA
El bicentenario de Argentina, cuya fecha central fue el 25 de mayo del 2010, se festejó con una importante presencia popular en los actos convocados por el gobierno de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que tenía tres años de haber relevado en el cargo a su esposo Néstor Kirchner.
Si bien las celebraciones, que por su pompa se destacaron en la región, no se dieron en un clima de inestabilidad política, sí estuvieron rodeadas de algunos roces entre el gobierno y la oposición. Por ese entonces el nuevo Parlamento tenía poco de haberse conformado y el oficialismo era minoría.
“El bicentenario fue muy importante para el gobierno porque le permitió escenificar una identidad política kirchnerista que venían construyendo desde el 2003. Los festejos atrajeron a muchísima gente“, dice a El Comercio Camila Perochena, historiadora argentina y docente en la Universidad Torcuato Di Tella.
Agrega que los festejos duraron cuatro días y que unos 6 millones de personas pasaron por lo que fue llamado el Paseo del Bicentenario en Buenos Aires. “Hubo desfiles militares, históricos, espectáculos musicales, inauguración de muestras y exposiciones. Fue un momento clave que le permitió al gobierno aumentar muchísimo su popularidad”, comenta Perochena.
Asimismo, la historiadora explica que lo que el gobierno de Cristina Fernández buscó con esos festejos fue respaldar una determinada visión del pasado, presente y futuro de la nación que era cercana a la suya. “Los festejos del 2010 tuvieron un fuerte contenido latinoamericanista y popular, en oposición a los del centenario de 1910, que tuvieron un carácter más cosmopolita”, apunta.
Explica también que, como suele ocurrir en este tipo de conmemoraciones, el bicentenario argentino trató de transmitir una imagen de futuro, “esas metas no necesariamente se pudieron ver en formas de políticas públicas”.
CHILE
El bicentenario del vecino del sur en setiembre del 2010 llegó cuando la sociedad chilena aún no se recuperaba de los efectos del devastador terremoto de febrero que afectó la zona centro sur del país. Fueron dos minutos y 45 segundos de fuerte movimiento que redistribuyeron la masa terrestre del planeta. Se trató del quinto terremoto más grande de la historia. Más de 500 personas murieron.
Con las tareas de reconstrucción por delante, el país realizó una austera celebración que tuvo un costo de US$3 millones e incluyó juegos de luces, fuegos artificiales y 12 obras, entre ellas la modernización del Estadio Nacional.
Además, el bicentenario coincidió con el retorno de la derecha al poder de la mano de Sebastián Piñera, después de 20 años de gobiernos de la centroizquierda.
Una característica de las celebraciones chilenas fue la participación en armonía de líderes políticos democratacristianos, socialistas y de centroderecha.
MÉXICO
El país azteca celebró en el 2010 los 200 años del llamado Grito de Dolores, aquel que inició el proceso independentista que finalmente terminó en 1821. Los actos conmemorativos liderados por el entonces presidente Felipe Calderón se dieron cuando México vivía una crisis económica y picos de violencia inéditos por los enfrentamientos con el narcotráfico.
Rocío Gress, historiadora mexicana de la UNAM, señala que por entonces el ambiente estaba muy polarizado por la violencia.
“Había un ambiente muy polarizado con la violencia en el país. Regía una medida de Estado dirigida a lo que se llamó la guerra contra el narcotráfico y que tuvo muchas explosiones violentas contra la población en general. Hubo una militarización muy generalizada del país, había incertidumbre y una sensación de miedo por todos lados”, dice a este Diario.
Además, los festejos fueron muy criticadas por su elevado costo (cerca de US$200 millones). Al respecto, Gress señala que entre la ciudadanía no había mucho ánimo de celebración. “Había gastos exagerados, impunidad, se gastó mucho en una mirada al exterior, en que el exterior viera un México con una estabilidad que claramente el país no tenía en ese momento”, apunta.
México conmemorará el 28 de setiembre los 200 años de la firma del acta de la independencia. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está promoviendo un importante número de actos para recordar la fecha a nivel nacional.
VENEZUELA
Uno de los países donde más se vio una politización excesiva de las celebraciones fue Venezuela. En el 2010, el entonces presidente Hugo Chávez excluyó a la oposición de los festejos por el inicio del proceso de independencia, que tuvieron un tinte especialmente nacionalista y bolivariano y donde no faltó un imponente desfile militar.
A los actos por el bicentenario asistieron varios presidentes, entre ellos los de Nicaragua, Daniel Ortega; de Cuba, Raúl Castro; de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Bolivia, Evo Morales.
En contraste, el gobierno del presidente de Colombia Álvaro Uribe prohibió la presencia de cualquier tipo de delegación oficial en los festejos en Venezuela, pues ambos países vivían un fuerte enfrentamiento bilateral.
A las tensiones políticas se sumó la difícil situación económica caracterizada por una elevada inflación. Además, los cortes de energía eléctrica ya afectaba a la mayoría de los venezolanos.
BOLIVIA
En mayo del 2009, Bolivia se convirtió en el primer país en celebrar el inicio de su proceso de emancipación, pero, paradójicamente, será el último en conmemorar los 200 años de la firma de su independencia, evento que tendrá lugar en el 2025.
“En el 2009 se conmemoró la revolución de 1809 que se inicia en La Paz. Ya hemos celebrado nuestra revolución Paceña, que es la que inicia la guerra de la independencia en todo el continente. Y no solo fue en La Paz. La revolución inicia el 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca, lo que hoy se llama Sucre, y 52 días después estalla en La Paz. Pero el día de la independencia de Bolivia es recién el 6 de agosto de 1825″, explica a El Comercio el historiador boliviano Pablo Michel.
Los actos del 2009 estuvieron marcados por las fuertes disputas entre el gobierno de Evo Morales y las autoridades regionales de Sucre –donde se inició la revolución–, que estaban enojadas por el protagonismo dado a La Paz.
Aquel año a los festejos realizados en el pequeño y lejano pueblo de El Villar, en el departamento de Chuquisaca, no asistió ningún mandatario extranjero por decisión de Morales, que estaba decidido a evitar a toda costa el menor protagonismo posible de Sucre (capital de Chuquisaca).
En cambio, la presencia internacional se vio el 16 de julio en La Paz, cuando se conmemoró el bicentenario de la constitución de la Junta Tuitiva. En esa ocasión asistieron los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Paraguay, Fernando Lugo; y de Ecuador, Rafael Correa.
“Era un momento políticamente interesante para Evo Morales. Vinieron muchos presidentes, entre ellos Hugo Chávez, pero fue más una organización de la ciudad de La Paz, que mostró su poder como metrópolis”, dice Michel.
El historiador lamenta que las disputas regionales en Bolivia continúen 200 años después y que la política siempre “lo prostituya todo”. “Con esa visión los políticos han tratado de usar la historia o estas celebraciones para un lado o para el otro, según los intereses de los gobernantes departamentales de turno”.
“Yo estoy muy desesperanzado por la conmemoración del bicentenario de Bolivia en el 2025. Con la caída de Evo Morales tras el fraude y por todo el debate de si hubo o no golpe de Estado en el país, todo se ha retrasado un año. Ahora, lamentablemente, nuestro bicentenario va a coincidir con elecciones y eso lo embarrará todo. La vil política va a empañar nuestro bicentenario. Los bicentenarios de la región y del mundo se ven opacados por las coyunturas”, señala el experto.
PUNTO DE VISTA
“Han sido ocasiones desperdiciadas”
Carlos Malamud
Catedrático de la UNED e investigador del Real Instituto Elcano
Los bicentenarios celebrados entre el 2009 y el 2011 se realizaron más como una excusa de propaganda política, de reforzamiento del sentimiento nacionalista y del discurso bolivariano, que estaba en apogeo, que como un proyecto de construcción nacional.
Las celebraciones fueron bastante ‘light’. Si uno quiere encontrar efectos duraderos de los bicentenarios, la verdad es que hay muy pocos. Han sido ocasiones desperdiciadas. En esas fechas se ha mirado más hacia atrás que hacia adelante.
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