Bolivia no tiene dólares, casi no tiene reservas y debe importar combustible para su consumo interno. Se trata del mismo país que hace una década protagonizó un importante crecimiento económico en América Latina gracias al boom de las materias primas y que extraía suficientes hidrocarburos para exportar y consumir a precios muy asequibles.
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Hoy la realidad es otra, con un adicional más explosivo. Una pugna política que nubla lo que debería ser el objetivo del gobierno, que es sacar a los bolivianos de la crisis. En vez de eso, el mandatario Luis Arce sigue enfrascado en su pelea con Evo Morales, su exjefe que gobernó entre el 2006 y 2019 y que ahora quiere regresar a la presidencia a como dé lugar.
Desde el martes, Morales encabeza la “Gran marcha nacional para salvar Bolivia: por la vida, democracia y revolución”, una movilización de miles de campesinos, cocaleros y sindicalistas que se inició en Caracollo, en el departamento de Oruro, y que busca llegar el lunes hasta La Paz, la sede del Gobierno. Morales y sus seguidores insisten que la marcha es para “salvar la patria” ante la caótica situación económica, pero también exigen que el exmandatario se pueda presentar a las elecciones de agosto del 2025. “No van a matar al MAS [Movimiento al Socialismo], menos a mi candidatura”, aseveró Morales resumiendo los objetivos de su movilización.
El MAS, que gobierna desde hace 17 años, vive una pelea interna por su liderazgo. El año pasado, una facción importante eligió a Morales como su líder nacional en un congreso al que no asistió Arce Catacora, haciendo evidente la brecha en el partido oficialista pues los ‘arcistas’ reclaman que ya es hora de renovar la dirección de la organización. El mandatario, además, promovió una ley, promulgada en agosto pasado, para anular las elecciones internas en los partidos políticos que determinarían al candidato presidencial, dejando al histórico líder cocalero fuera de carrera.
El oficialismo viene planeando también un referéndum en el que se busca consultar a la ciudadanía sobre las subvenciones a los combustibles y, especialmente, si se debe permitir que Morales vuelva a postular a la presidencia, pese a que el Tribunal Constitucional ya sentenció que no podía volver a hacerlo.
Tanto Evo como sus partidarios aseguran que sí puede ser candidato nuevamente y que solo buscan enmendar el camino, mientras que Arce señala que los diputados del MAS del ala ‘evista’ bloquearon permanentemente reformas que hubieran podido aliviar la economía.
Para el gobierno, Morales es un golpista que quiere desestabilizar el actual gobierno y forzar la sucesión constitucional para que el presidente del Senado, afín al exmandatario, asuma la presidencia y, luego, le entregue el poder a Evo Morales.
“Si el primer y segundo hombre abandonan al pueblo, está el tercer hombre del Estado, el hermano Andrónico Rodríguez está con nosotros”, dijo el expresidente al inicio de la marcha, la cual abandonó durante 24 horas, para luego volver por presión de sus bases.
La crisis económica
Hace unas semanas, se viralizó un comentario que señalaba que Bolivia se convertiría pronto en la próxima Venezuela y que más de un millón de bolivianos emigrarían al Perú en busca de dólares.
Más allá del amarillismo -este Diario sacó una nota explicando la improbabilidad de que algo así ocurra- lo cierto es que Bolivia sí está pasando por una profunda crisis económica producto de la mala gestión de los hidrocarburos que han impedido mayores exploraciones, una realidad que ha provocado que el país compre gas y deba venderlo a un precio mínimo en el mercado local debido a los subsidios.
“Evo, ya te equivocaste una vez queriendo imponer tu candidatura, y esa decisión tuvo un alto costo para el pueblo”
Luis Arce
“Esta marcha no es para favorecer a una persona, es la respuesta de un pueblo cansado de un gobierno inconsciente”
Evo Morales
Según la agencia AP, Bolivia gastará este año 1.200 millones de dólares en la importación de gasolina y diésel a precios internacionales que luego vende a la mitad de su costo. Para financiar estas compras el gobierno apeló a las reservas internacionales de divisas, lo que ha agravado la escasez de dólares, que influye en el aumento de los productos, sobre todo los alimentos.
Ante ello, el gobierno ha tenido que echar mano de las reservas, las cuales han caído estrepitosamente desde un pico de 15 mil millones de dólares en el 2014 (en pleno auge de la economía) a unos 1.700 millones de dólares en este 2024.
Hartazgo boliviano
Con la economía en jaque, los bolivianos no entienden por qué han quedado al medio de la pelea entre Morales y Arce, y eso se viene reflejando en la popularidad de ambos líderes.
Una reciente encuesta de la empresa Diagnosis señala que Morales tiene apenas un 12% de intención de voto, mientras que un 13% es indiferente a su posible candidatura. Arce, por su parte, tiene un 50% de imagen negativa frente a un 46,2% de apoyo, de acuerdo con la consultora Opinión Pública. Aunque el presidente no ha lanzado oficialmente su postulación, es casi un hecho que irá por la reelección.
Después de que Evo Morales dejara el gobierno en el 2019, tras denuncias de fraude y protestas violentas que terminaron con la vida de 37 personas, la entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, Jeanine Áñez, asumió como jefa de Estado.
Sin embargo, tras la elección de Luis Arce en el 2020 se le cerró el cerco a los que formaron parte de aquel gobierno interino. Áñez fue detenida en marzo del 2021 por cargos de sedición, terrorismo y conspiración, mientras que a fines del 2023 fue condenada a 10 años de prisión por asumir la presidencia de manera irregular, según la denuncia de la Fiscalía.
A inicios de setiembre se le han abierto dos nuevos juicios con cargos que incluyen “genocidio”. Áñez insiste que todos esos procesos son “patrañas”.
“Es innegable que la amenaza de convulsión social en Bolivia responde a una pelea interna entre Arce y Morales por el control de su partido, así como la crisis económica se generó por la ineficiencia de ambos cuando gobernaban juntos”, ha dicho el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) y líder de la alianza opositora Comunidad Ciudadana (CC).
El expresidente de Bolivia Jorge ‘Tuto’ Quiroga (2001-2002) declaró que la intención de Morales es “decapitar al binomio que él encumbro”, refiriéndose a Arce y Choquehuanca, por lo que busca “cambiar de títere” y que el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, asuma la Presidencia del Ejecutivo.
“Este es un problema entre masistas (integrantes del MAS). Que no molesten al pueblo, que solucionen entre ellos sus asuntos, el pueblo tiene otras preocupaciones”, comentó a AP el dirigente vecinal de El Alto, Juan Saucedo.
Para el politólogo boliviano, Vladimir Torrez, la apuesta de Morales es “tumbar al presidente Arce”, según dijo a France 24, sin embargo, no las tiene todas consigo pues el líder indígena tiene muchos “anticuerpos” y “hacer bloqueos y marchas puede jugar en su contra”.
El viernes, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, invitó a Morales al diálogo y lo convocó a una reunión en La Paz, pero el expresidente rechazó la iniciativa por no tratarse de una “invitación oficial”.
Queda esperar qué pasará entre domingo y lunes, cuando varios colectivos afines al presidente piensan contener la marcha de Evo en La Paz y evitar que lleguen a las sedes del Ejecutivo y el Legislativo. ¿Se animará Arce a detener por sedición al expresidente con el que trabajó una década?
Centa Rek López
Senadora por el partido Creemos
- Los enfrentamientos internos en el MAS se han convertido en una guerra abierta. ¿Hasta dónde puede llegar esto?
Esta lucha se inició desde el principio de la gestión de Luis Arce, que fue ministro de Economía y elegido por Evo Morales para que sea su sucesor en el poder. Seguramente tenían algunos acuerdos que no fueron cumplidos, y ahí se empezó a hacer evidente la necesidad que tenía Morales de tener injerencia en el gobierno. Arce Catacora se lo permitió hasta cierto punto porque no hizo ningún cambio en su política, y eso es algo que se le critica muchísimo, porque pudo haber hecho un viraje, tener una nueva propuesta, pero fue un alumno al pie de la letra de todas las prácticas de Morales, incluso la persecución política que se incrementó, pues tomó presos a todos los opositores que participaron de las manifestaciones por el fraude del 2019, destruyendo mucho más el órgano judicial. Lo único que ha hecho Arce Catacora es pelear por quedarse, y Evo Morales por volver, mientras el país está en una crisis económica muy profunda.
- ¿Realmente Morales busca un golpe de Estado con esta marcha o busca presionar más a Arce para que lo deje postular a las elecciones?
Pienso que es un mecanismo de presión, como los que siempre ha utilizado, que inestabiliza a Arce, quien lidera un gobierno débil por la misma situación económica. Yo me niego a opinar sobre quién es el culpable de esta situación, porque los dos son idénticos, no hay forma de poder inclinar la balanza. Los dos están desestabilizando al país, Evo con esta marcha y Arce porque no le da ninguna respuesta al país y solo reprime y busca pelearse con el que era antes su jefe y ahora es su adversario. Este país necesita salir de los dos.
- ¿Cómo queda la oposición en esto?
Este gobierno ha ejercido una feroz persecución política, pues los opositores por cualquier cosa van a la cárcel. Es el caso de Jeanine Añez, de Luis Fernando Camacho (exgobernador de Santa Cruz) y de otros exministros, que muestran cómo el órgano judicial está totalmente a disposición del poder político. Los gobernadores que son opositores o los comités cívicos de defensa ciudadana están sumamente neutros, cuesta muchísimo que hagan un planteamiento. La oposición se ha fragmentado por falta de comprensión del momento político, y está en una situación muy complicada. Se podría haber aprovechado totalmente este momento en beneficio de otra visión de país, pero los liderazgos no reaccionan en ese sentido, sino siguen confrontándose intestinamente.