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Santiago de Chile (DPA)
Un joven de 29 años murió quemado hoy en Chile al hacer detonar una bomba en un barrio céntrico de la capital, dijeron las autoridades.
"Nada va a alterar la necesidad de nuestros compatriotas de vivir en paz", dijo la presidenta Michelle Bachelet, en alusión a la serie de ataques con bombas a lugares públicos de los últimos meses.
"Estamos tomando todas las medidas para que hechos de esta naturaleza, cuando haya responsables claramente definidos por la justicia, tengan el castigo que se merecen", agregó la mandataria.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, responsable político de la seguridad pública, agregó que no existe ningún motivo para que "un chileno porte una bomba".
El joven colocó la bomba en la madrugada en el barrio Yungay, un sector de clase media de la capital chilena. Hasta ahora se desconocen los motivos de la acción.
"Sentimos el bombazo, salimos y vimos que se estaba quemando", narró una vecina a la televisión estatal. "No entiendo por qué lo hizo, este es un sector residencial", agregó.
El fiscal Claudio Orellana, quien investiga los otros ataques con bombas, eludió confirmar que el ataque de hoy esté ligado a los otros atentados. "La bomba usada no es del todo similar", reveló.
¿QUIÉN ERA ESTE JOVEN?
La familia del joven fallecido rechazó, en tanto, la versión oficial. "El era drogadicto, lo están involucrando", sostuvo su hermano, de 23 años.
La familia aseguró que el joven, quien poseía antecedentes policiales por robo con violencia, "no tenía amigos" ni pertenecía a ningún grupo político o anarquista.
El ataque de hoy coincide con el inicio este martes de la investigación contra los tres sospechosos de un atentado explosivo contra dependencias del tren subterráneo a inicios de mes, que dejó 14 heridos.
El ataque del 9 de setiembre a dependencias del tren subterráneo fue calificado como "un acto terrorista" por gobierno y oposición.
En los últimos meses también hubo detonaciones en bancos y comisarías, aunque sin dejar heridos.
Ante la crisis desatada por los ataques, que obligaron a desplegar a cientos de policías permanentemente en el tren subterráneo, gobierno y oposición acordaron impulsar cambios en la ley antiterrorista, además de fortalecer los equipos de inteligencia.
