Brasilia (Reuters)
Los candidatos a la presidencia de Brasil intercambiaron acusaciones de mentiras, corrupción y nepotismo la noche del martes en un acalorado debate televisivo que no tuvo un ganador claro antes del disputado balotaje del 26 de octubre.
La actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff, advirtió a los brasileños que la elección de su rival pro-empresarial Aécio Neves llevaría al desempleo y pondría en riesgo los beneficios sociales obtenidos durante los 12 años en el poder del Partido de los Trabajadores (PT).
Neves denunció que la campaña de propaganda de Rousseff era una sarta de mentiras que había informado mal a los votantes de que él tenía la intención de poner fin a los programas sociales y privatizar los bancos estatales.
El senador y ex gobernador estatal criticó a Rousseff por haber permitido que la petrolera estatal Petroleo Brasileiro SA haya sido utilizada para canalizar fondos procedentes de sobornos al PT y sus aliados en la coalición gobernante.
Rousseff replicó haciendo referencia a un aeropuerto que Neves construyó junto a la granja de un tío cuando era gobernador del estado de Minas Gerais, y lo acusó de nepotismo al dar puestos en el Gobierno a una hermana, tíos y primos.
ENCUESTAS
Neves, el favorito del mercado, ha ganado terreno desde su resultado sorpresivo en la primera vuelta del 5 de octubre, cuando superó a la ecologista Marina Silva para colocarse en segundo lugar detrás de Rousseff.
Sondeos realizados por las encuestadoras Datafolha e Ibope muestran que Rousseff y Neves están casi empatados, y se espera la publicación de nuevas encuestas el miércoles.
En la votación más estrecha en décadas, los brasileños tendrán que decidir entre la reelección de un Gobierno que ha sacado a millones de la pobreza o el cambio a unas políticas más favorables con las empresas que Neves propone para sacar al país de la recesión.
CIERRE DEL DEBATE
"El pueblo brasileño está muy asustado", dijo Rousseff, recordando los 11 millones de desempleados que existían cuando el PT asumió la presidencia en el 2003, desplazando al partido de Neves.
Neves respondió: "El miedo en la sociedad brasileña hoy es que el Partido de los Trabajadores continuará en el poder por otros cuatro años". Neves espera alcanzar la victoria por un deseo generalizado de cambio en Brasil.
Neves reconoció que se hicieron grandes avances en la mejora de la situación social de los brasileños bajo el mentor y predecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero dijo que Brasil había dejado de crecer bajo Rousseff y que la inflación está fuera de control, y se comprometió a restaurar la credibilidad y los flujos de inversión.
Neves negó que reduciría el papel de los bancos estatales, como el Banco de Desarrollo de Brasil, BNDES, cuya cartera de préstamos es casi tres veces más grande que la del Banco Mundial. Pero pidió más transparencia en los préstamos del banco, y la divulgación de los créditos a Cuba para construir un puerto de contenedores en Mariel.
Neves criticó al Gobierno de Rousseff por pagar a 11.400 médicos cubanos que trabajan en Brasil un tercio de sus salarios y haber enviado el resto del dinero al Gobierno cubano.