Más de 300 migrantes permanecen varados en zona fronteriza de Chile y Bolivia. (Foto: Twitter @HombredeRadio)
Más de 300 migrantes permanecen varados en zona fronteriza de Chile y Bolivia. (Foto: Twitter @HombredeRadio)
Agencia EFE

Más de 300 inmigrantes de diversas nacionalidades ingresaron la madrugada de este miércoles al tras permanecer durante largas horas varados en la zona limítrofe entre y , viéndose afectados por las inclementes temperaturas de la noche altiplánica, en especial infantes y adultos de edad avanzada.

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Según reportaron autoridades locales de Colchane, la gestión municipal permitió que el gobierno acogiera a las personas afectadas en las instalaciones de respuesta migratoria luego de que el numeroso grupo fuera impedido de ingresar a Bolivia porque habrían llegado de manera irregular a territorio chileno.

“Tuvimos que ir con el equipo de salud a brindar atención a las personas afectadas. Trasladamos a la urgencia a niños, mujeres embarazadas y a otras personas con mal de altura. Esta situación nos preocupa. Las temperaturas están muy bajas y esto puede traer complicaciones a su salud, señaló la directora de Salud Municipal de Colchane, Yolanda Flores.

De acuerdo con el director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Thayer, están siendo sometidos a procedimientos 119 personas de nacionalidad boliviana con diversa situación migratoria.

“Este es un procedimiento expedito que será resuelto en el transcurso de la mañana. Hay un grupo pequeño más complejo que no cuenta con ningún documento de identidad. En este caso, las personas van a ser chequeadas con el respectivo consulado, en tanto desde Chile nadie puede salir sin demostrar su identidad”, señaló el funcionario.

Durante los últimos años, decenas de personas han fallecido en su intento por cruzar los bofedales (humedales) de la zona fronteriza.

Colchane, con casi 1.600 habitantes y ubicado a 3.700 metros de altura en pleno altiplano, ha sido el epicentro de una extendida crisis migratoria y a casi 3.700 metros sobre el nivel del mar, cientos de personas, en su mayoría familias venezolanas, regatean los escasos controles para llegar a Chile.

Su cobertura telefónica es débil o nula y el servicio de salud primario tiene capacidad para atender poco más de 10 casos al día, con el hospital más cercano a 250 kilómetros en vehículo por un camino sinuoso y con tramos sin pavimentar.

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La precaria infraestructura comunal ha estado desbordada en múltiples ocasiones por las oleadas migratorias, en su mayoría compuesta por ciudadanos venezolanos cuyo éxodo, de casi 6 millones, se compara con otros como la huida de la guerra de Siria o la migración en el Mediterráneo occidental.

La migración irregular no era un fenómeno nuevo en Chile, pero desde 2010 a julio de 2021 la cifra se ha multiplicado por 57, pasando de 415 a más de 23.000 personas, en su mayoría venezolanas, según el Servicio Jesuita Migrante (SJM).

A fines de febrero, Chile inició un despliegue militar en los puntos críticos de la frontera con Perú y Bolivia durante 90 días con miras a aumentar el control del ingreso irregular de personas migrantes que afecta la zona.

A la fecha, según cifras oficiales, casi 1,5 millones de extranjeros viven en Chile -mayoritariamente venezolanos y peruanos-, dato que no incorpora a los ciudadanos que no están regularizados en el país.

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