Chile vuelve a las urnas este domingo para elegir a 50 miembros del Consejo Constitucional que terminará de ajustar el proyecto de Constitución que elaborará una comisión de 24 expertos designada por los partidos políticos.
Esta elección se da ocho meses después de que la ciudadanía rechazara de manera rotunda, con el 62% de votos, la propuesta de nueva Constitución en el plebiscito del pasado 4 de setiembre.
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El contexto de los comicios de este domingo dista mucho del entusiasmo con el que se llevó adelante el proceso anterior, que siguió al estallido social iniciado en el 2019.
Aquella vez, entre los grandes protagonistas figuraron los candidatos independientes, muchos de los cuales terminaron asegurándose un puesto en la Convención Constituyente encargada de escribir una nueva Carta Magna. En la votación de este domingo compiten cinco listas: dos de partidos de la izquierda oficialista y tres de la derecha opositora, que es la favorita en las encuestas.
En cuanto al interés ciudadano en el proceso, hoy hay un cambio radical. Según una encuesta Criteria, en abril sólo el 31% de los chilenos declaró estar interesado en este nuevo proceso, frente al 60% de quienes respaldaron el anterior.
¿Qué elige Chile?
El Consejo Constitucional es el órgano que recibirá, para su revisión y ajustes, un texto elaborado por expertos con 12 principios esenciales que no podrán ser modificados.
Uno de esos principios es que Chile es una economía de mercado con participación estatal y privada.
Otras bases establecen que Chile es un Estado unitario, que el país garantiza el respeto de derechos como a la vida, la propiedad y la igualdad ante la ley.
Este consejo empezará a sesionar desde junio y deberá entregar el proyecto de nueva Constitución para ser sometido a un plebiscito ratificatorio el próximo 17 de diciembre.
15,1 millones
de chilenos están llamados a votar en las elecciones.
El Consejo Constituyente tendrá 50 miembros, 25 de ellos hombres y 25 mujeres. En total, para esta elección hubo 353 candidatos repartidos por todo el país.
Casi todos los candidatos están vinculados a los partidos políticos: el Partido Republicano (extrema derecha) y el Partido de la Gente (populistas conservadores). Las coaliciones electorales Todo por Chile (centroizquierda), Chile Seguro (derecha), Unidad Para Chile (cercana al presidente Gabriel Boric).
Además, hubo tres candidatos independientes procedentes de tres regiones. Jorge Sepúlveda (La Araucanía), Liset Quilodrán (Aysén) y Claudio Barrientos (Magallanes).
También dos candidatos de pueblos originarios, quienes podrían ser elegidos con una papeleta especial si reúnen el 1,5% de los votos a nivel nacional.
El Partido Republicano es liderado por José Antonio Kast, el candidato presidencial que fue derrotado por Gabriel Boric en el 2022. Mientras que el Partido de la Gente tiene como líder a Franco Parisi, que quedó tercero en las presidenciales.
La votación es obligatoria en todo el país, bajo sanción de multa para quien no pueda justificar su ausencia.
-¿Qué factores han influido en los ciudadanos para pasar de tener 60% de interés en la redacción de una nueva Constitución en el anterior proceso a 31% en el actual?
Hubo un cambio de contexto muy importante. Por un lado, cuando se produjo el estallido social lo que estaba en el centro de la preocupación eran temas que se venían arrastrando desde hace mucho tiempo, que tenían que ver con la imposibilidad de satisfacer la demanda social producto básicamente del sistema político, situaciones que eran percibidas como muy injustas. Eso llevó a apoyar fuertemente el proceso constituyente del 2022, que fracasó. Después del estallido vino la pandemia, una crisis económica, hemos tenido un aumento en la violencia, del crimen y una crisis migratoria. Creo que junto con el fracaso en el proceso constitucional se produjo un cambio en el eje de las prioridades ciudadanas, que dejó de lado los temas más estructurales por asuntos de la contingencia diaria, que claramente no tienen una vinculación directa con el problema constitucional. Además, la forma en la que se dio la nueva discusión constitucional, que no se haya producido un acuerdo amplio, también generó escepticismo, desmotivó a la gente, tanto entre los que estaban a favor de la propuesta anterior como entre las personas que consideraban que era importante el cambio constitucional pero que no les gustaba ese proyecto. Creo que los únicos contentos con lo que se ha vivido en el último tiempo son las personas que nunca quisieron el cambio constitucional, que son alrededor de un 20% y que siguen siendo una minoría. Es decir, a pesar de este desinterés, sigue habiendo una mayoría que cree que la Constitución de 1980 es un problema.
-¿Qué margen de maniobra van a tener los integrantes del Consejo Constitucional para modificar lo que les presente la comisión de expertos?
Van a tener bastante margen. La verdad es que la norma que regula todo este proceso dice que el Consejo Constitucional puede aprobar, aprobar con modificaciones o incorporar nuevas normas al anteproyecto. Tiene mucho margen de maniobra si es que tiene los votos, los tres quintos de 50, unos 30 votos. Ahora, no se espera que haya algún grupo que tenga los 30 votos para aprobar por sí solo la norma.
Entonces no es como se podría entender que ya los partidos se pusieron de acuerdo y que lo que proponga la comisión de expertos es lo que va a quedar como propuesta de nueva Constitución
No. En absoluto. Hay mucho margen para modificar ese texto. Ahora, el Consejo Constitucional también son los partidos, se va a elegir entre 5 listas de partidos.
¿Qué resultado haría difícil que se hagan los cambios que la mayoría reclama? ¿Qué partidos no quieren ningún cambio?
Los que están en contra el proceso en general son el Partido Republicano y el Partido de la Gente, que son dos partidos populistas de derecha que emergieron muy recientemente. Estos dos grupos son la gran amenaza para la construcción de un acuerdo para un cambio constitucional. El resto, incluida la derecha tradicional, se ha allanado a hacer cambios importantes a la Constitución.
¿Qué se juega el presidente Gabriel Boric en este proceso, es una especie de plebiscito sobre su gestión?
La derecha ha hecho todos los esfuerzos, con bastante éxito diría yo, en mostrar esto como un plebiscito sobre la gestión del presidente, algo que no debiera ser. Evidentemente, es una maniobra política. Pero por otro lado, en cierta forma ello es inevitable, pues siempre las consultas de este tipo de alguna forma la gente las considera una evaluación del Gobierno. Y si el Gobierno aparece apoyando un proceso y la gente quiere expresar su descontento con el Gobierno, entonces rechazar el proceso sería una forma de rechazar también al Ejecutivo. Pero es una cosa bastante torcida, porque la verdad es que el proceso no lo controla el Gobierno, los partidos que sostienen las reglas del juego son una mayoría de derecha. Rechazar el proceso es una manera muy indirecta de culpar al Gobierno por el fracaso del plebiscito anterior. Se están vinculando dos cosas que en realidad no tienen relación política real, porque lo que se está haciendo es llevar a cabo un proceso que tiene que ver con un problema estructural del sistema político que viene de mucho antes.
Las prioridades de los chilenos ahora son otras
La de este domingo es la séptima elección en que participan los chilenos desde el estallido social del 2019.
Además, es la segunda ocasión en que se elige a los redactores constitucionales, la primera fue en el 2021.
Muchos analistas y políticos opinan que la elección también es un virtual plebiscito sobre la gestión del presidente Gabriel Boric, cuya desaprobación bordea el 70%, según las encuestas.
¿Pero por qué la apatía marca el actual proceso?
Francisco Covarrubias, decano de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), le dijo a El Comercio que si bien el proceso anterior generó muchas expectativas, terminó de una manera bastante dramática, con un rechazo casi inédito. “Solo existen dos países africanos donde se rechazaron propuestas de nuevas constituciones. El rechazo en Chile fue producto de una Constitución que se propuso al borde del delirio, absolutamente partisana, muy de izquierda. Hoy se abre una segunda oportunidad, pero las preocupaciones de las personas cambiaron, ahora hay una orientación mucho más clara a los problemas actuales del país, y donde la esperanza constitucional ha bajado fuertemente como prioridad para la gente”, explica.
En cuanto al peso que tendría la derecha ultraconservadora en el Consejo Constitucional, Covarrubias manifiesta que en Chile conviven tres tipos de derecha: la tradicional, la centroderecha que fue protagonista en los últimos 30 años y que en el fondo se alejó del pinochetismo y fue Gobierno con Piñera. La derecha que en la actualidad está en auge, que es la ultraconservadora representada en el Partido Republicano, que es una escisión de lo que fue la derecha tradicional. Y la tercera derecha, que es la populista, y que está expresada en el Partido de la Gente.
“Ahora las miradas van a estar puestas en qué es lo que obtiene cada una de estas derechas. Una de las expectativas que existe respecto de los resultados es que la derecha más dura pueda generar un sorpasso (obtener más votos) a la derecha tradicional, en cuyo caso sería un cataclismo para ese sector”, enfatiza Covarrubias.
“En la noche vamos a darnos cuenta si es imposible que se genere una nueva Constitución con los consejeros elegidos. Si eso ocurre será porque han obtenido una muy buena votación los extremos, tanto el Partido Comunista como la derecha ultraconservadora. Entonces lo que va a ocurrir es que con casi seguridad vamos a darnos cuenta de que es imposible que esto llegue a buen puerto. Si salen los sectores más moderados, entonces es posible que se llegue a buen puerto”, agrega.
Francisco Covarrubias considera que el proceso de este domingo también es una especie de plebiscito sobre la gestión del presidente Boric, como ocurrió en la elección anterior.
“El presidente Boric se está jugando mucho. En el proceso anterior el Gobierno se la jugó en favor del Apruebo y recibió un gran mazazo. Hay gente que ha intentado deslegitimar ese triunfo diciendo que se recurrió al fake news, que en el fondo a la gente se le engañó, etc, pero una elección ahora cuyo resultado no sea tan distinto a la del plebiscito daría cuenta de una tendencia que sería completamente en contra de lo que representa el Gobierno, en cuyo caso eso generaría una situación bien compleja para el Ejecutivo, que quedaría en una tierra de nadie sobre qué hacer. Ello a pesar de que el Gobierno se moderó. ¿Cuán sostenible será esa moderación hacia adelante? Eso es lo que vamos a ver tras los resultados”.
Finalmente, Covarrubias sostiene que el Consejo Constitucional que se elija tendrá un margen acotado para reformar a fondo la propuesta de la comisión de expertos. “Quiero dejar claro que los chilenos no están disponibles para experimentos refundacionales, que finalmente los puntos que se acordaron y que los expertos están realizando no es más que llevar a la práctica aquello que en las urnas los ciudadanos definieron. Acá se pueden discutir modificaciones, pero no inventar un nuevo país, como se pretendió con el proyecto anterior”.