En Brasil, el COVID-19 está lejos de pactar una tregua. Cifras récord de contagios, hospitales colapsados y una falta clara de liderazgo del presidente Jair Bolsonaro ante la crisis forman un mortífero cóctel que ha puesto al gigante latinoamericano en su peor momento de la pandemia.
Brasil, que este viernes 12 cumple un año desde la primera muerte por el virus en su territorio, es actualmente el país del mundo que más casos y fallecidos por coronavirus registra diariamente, por encima incluso de Estados Unidos. En los últimos días la nación ha superado el sombrío hito de los 2.000 decesos diarios.
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La situación ha llevado a los expertos a alertar de la necesidad urgente de implementar un plan nacional ante la pandemia, una idea que no es del agrado de Bolsonaro, que, pese a la gravedad de la situación, ha renovado sus ataques a gobernadores y alcaldes que adoptan restricciones a las actividades económicas para contener el virus.
El Comercio conversó sobre esta inquietante realidad con el epidemiólogo brasileño Jonas Brant, miembro del directorio de la Asociación Brasileña de Profesionales de la Epidemiología de Campo (ProEpi) y profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Brasilia.
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—Esta semana Brasil rebasó por primera vez las 2.000 muertes diarias por coronavirus y ha mantenido esa tendencia. ¿Cómo definiría el estado actual de la pandemia en el país?
La situación del país es muy grave y el mayor problema es que pensamos que todavía va a empeorar. Las medidas para enfrentar la pandemia aún son bastante débiles y la población no está incorporando las medidas de distanciamiento físico para garantizar que el virus no logre mantenerse en altos niveles en el país.
—¿Cuáles son las principales causas de que el país se encuentre en esta situación?
Entre las principales causas está la falta de liderazgo que hubo en el Gobierno Federal para articular una estrategia única en el país, con lo cual cada departamento desarrolló su propia estrategia. Además, todavía hay una presión muy fuerte por cuestiones económicas, es decir, para que se mantengan los servicios. Cuando se adoptaron las medidas de distanciamiento físico se incluyó como esenciales a muchos servicios que no eran realmente tales y se mantuvo altos niveles de actividad en las personas.
Con esto el virus fue encontrando condiciones para dispersarse porque, además, muchas personas disminuyeron las medidas de bioseguridad ya que tenían la falsa sensación de que el número de casos estaba cayendo. Como el mensaje sobre este punto no era claro desde el nivel federal, entonces no se incorporaron las medidas sanitarias estrictas como una práctica del día a día.
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—¿Cómo se está desarrollando la campaña de vacunación?
Las cifras de la vacunación siguen bajas todavía. Menos de 10 millones de personas han sido vacunadas. La mayoría de departamentos siguen vacunando a personas mayores de 75 años y muchos de los casos que tenemos en este momento son personas económicamente activas, más jóvenes. Sabemos que en estos casos hay una proporción menor de gravedad y de riesgo de muerte, pero como el número de casos es tan grande entonces hay una sobrecarga en los sistemas de salud. Sin embargo, algunos departamentos ya empiezan a identificar una reducción de la hospitalización de personas mayores a causa de la vacunación.
—¿Cómo evalúa el papel del presidente Jair Bolsonaro?
El presidente de la república no está logrando asumir el liderazgo que se espera en un escenario de emergencia. En este panorama se espera un comando único y una articulación para que todos tengan claro los objetivos y que trabajen en base en la evidencia, y eso no es lo que estamos viendo en el país. La falta de coordinación que asume el nivel federal y la postura del presidente generan procesos de descoordinación en el país, lo que agrava mucho la situación epidemiológica.
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—¿Qué tan preocupante es la nueva variante del coronavirus registrada en la Amazonía, conocida como P1?
La mutación del virus sí es una cuestión preocupante, pero es importante resaltar que hasta ahora los estudios identifican que las vacunas logran proteger a las personas contra esta variante. Otra cuestión muy importante es comprender que las medidas de prevención y control son las mismas, entonces no hay mucho que discutir sobre la variante, lo que sí hay que discutir es que no estamos siguiendo las recomendaciones básicas que son necesarias para enfrentar cualquiera de las variantes.
—¿Qué es lo más preocupante de la situación actual? ¿Cómo espera que sea el resto de 2021 para Brasil?
La situación realmente es bastante preocupante y muy triste porque hasta ahora los departamentos que enfrentaron dificultades habían podido manejar los recursos de otro departamento para reforzar su capacidad. El escenario actual es mucho peor porque casi todos los departamentos están con un nivel de sobrecarga en sus servicios de salud, entonces no hay condiciones de manejar recursos de un departamento a otro para lograr atender a las personas. El escenario que tenemos por delante es de los peores posibles, es el peor escenario que enfrentamos hasta ahora en la pandemia y es muy triste para la historia y sociedad brasileñas.
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