Olga Patricia Contreras cuenta las horas, los minutos y los segundos para ver bajar a su hija de un avión y que pise suelo colombiano.
Su hija, Lorena Paola Mulford, de 27 años, se fue en agosto de 2019 gracias a que se ganó una beca para estudiar una maestría en Administración de Empresas en Wuhan, la extensa capital de la provincia Hubei, en China. Ella es comunicadora social de la Universidad de La Sabana y el viaje era una buena oportunidad de profundizar sus estudios.
► Cierran escuelas, oficinas y bares en ciudad italiana por alerta de coronavirus | FOTOS
► Colombia: exhuman 54 cuerpos de posibles víctimas de ejecuciones conocidos como “falsos positivos”
Llevaba poco en el lejano país cuando, el 31 de diciembre de 2019, comenzó a manifestarle a su familia que ya se hablaba de un alerta por el brote de una enfermedad. “Me dijo que había una alerta de salud y que como allá en China eran tan cuidadosos todos andaban con tapabocas”.
Para el primero de enero de 2020, la situación se tornó más preocupante. “Ya hubo una notificación por parte de la Organización Mundial de la Slud (OMS). Entonces la cosa era en serio. La curva ascendente de mortandad me empezó a preocupar, a angustiar muchísimo. La situación es dramática”.
Ver noticias, memes, estudios, investigaciones rodando todos los días por redes sociales y medios de comunicación ha mantenido a esta familia en vilo. “No te imaginas la angustia y la impotencia que se siente. Yo quiero ayudarla, traerla, pero ante la imposibilidad lo único que he podido hacer es orar y como buena mamá decirle: no salgas. Van pasando los días, 40 exactamente, y la ansiedad aumenta”.
Su hija es una de los 14 colombianos en China que puede salir solo una vez cada 15 días de sus lugares de residencia a abastecerse de víveres.
Su apartamento se ha convertido en su cárcel y aunque en el caso de Lorena, la salud la ha acompañado, su madre teme que la situación que vive tenga consecuencias en su salud mental. “Incluso nosotros estamos muy tristes. Escucharlos con miedo, con mal genio, deprimidos, que hay días en donde ni siquiera te quieren hablar, es muy duro”, contó Patricia.
Y es que Lorena vivía con su novio, un joven de Marruecos. “Pero cuando empezó toda esta crisis, cuando dijeron cuarentena, lo primero en lo que ellos pensaron fue en salir de allí”. Pero la idea no se pudo materializar porque las fronteras ya estaban cerradas para los carros particulares. “Esta fue la primera decepción para ellos”.
Luego la única esperanza fue que varios países comenzaron a decirles a sus connacionales que los iban a sacar de China. “Luego de este anuncio, el 5 de febrero el novio de mi hija no se quería ir para no dejarla sola pero cuando Colombia dijo que iba a hacer lo mismo pues él tomó la decisión de partir”.
A él lo trasladaron la primera semana de febrero y la promesa era que a Lorena la trasladaban días después. “Te imaginas, ella tenía la ilusión de salir y nada. Esa fue la segunda tristeza enorme”.
Según cuenta Patricia, muchas naciones, incluso suramericanas, sacaron a sus nacionales de forma rápida, incluso desde enero y la mitad de febrero por vía aérea. “Yo creo que en Colombia lo que funcionó fue la presión que hicieron los medios de comunicación para que el Gobierno comenzara a hacer su gestión, lenta pero segura”, agregó.
Lorena ha recibido con incredulidad el anuncio de su partida hacia Bogotá. Es una sensación que comparte con otros colombianos en Wuhan. “Una mamá que padece mí mismo drama también me dice que su hija está toda rara, que no muestra emoción, que no está contenta”.
Sin embargo, en los últimos días, al tener un contacto más certero con el gobierno acerca del procedimiento para su traslado, que era de lo que nunca se hablaba, su ansiedad ha aumentado. “Ella me dice que quiere que despegue ya ese avión. Me cuenta que el gobierno les ha dicho qué es lo que deben llevar, qué equipaje, qué necesitan que les lleven de aquí de Colombia, qué medicamentos”, dice Patricia.
Los colombianos en Wuhan llegarán al país gracias a que cumplieron con dos condiciones. La primera que se descartó que estaba enfermos pues el gobierno de China niega la salida en caso de comprobarse esta situación y la segunda es que al llegar al país tiene que cumplir con una cuarentena de 14 días. “Entendemos y sabemos cómo familia que eso se debe cumplir y que es lo más sano para todos”.
Esa será la última espera para que Patricia pueda estrechar a Lorena entre sus brazos. “Virgen Santísima. No la voy a soltar”.