El nuevo coronavirus y la desidia del presidente Jair Bolsonaro ante la pandemia le han dado a los narcos y criminales de las favelas en Brasil más poder del que ya tenían. Los delincuentes no solo impusieron sus propias cuarentenas y toques de queda desde el inicio del brote en el país, sino que ahora es el propio gobierno el que espera contar con su ayuda para frenar el avance de la pandemia.
Fue el mismo ministro de la salud, Luiz Henrique Mandetta, quien el miércoles destacó la necesidad de “dialogar” con estos grupos criminales en las favelas que, en Río de Janeiro, que concentran a un 22% de los 6,3 millones de habitantes de la ciudad.
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Desde el pasado 26 de febrero, cuando se registró el primer caso, Brasil contabiliza 941 muertes y supera los 17.857 contagios, con Sao Paulo como la región más golpeada y donde rige una cuarentena decretada por el Gobierno regional. Del total de casos, más de 1.900 pertenecen a Río de Janeiro, que también registra al menos 106 muertos.
“Tenemos que entender la cultura, la dinámica (de las favelas). Tenemos que entender que son áreas donde el estado muchas veces está ausente, que quien manda allí es el narcotráfico, que quien manda allí son las milicias”, dijo Mandetta en una conferencia de prensa en Brasilia.
“¿Cómo construir ese puente con la vida, con la salud? Dialogando, sí, con el tráfico, con la milicia, porque ellos también son seres humanos y precisan colaborar, ayudar, participar”, agregó.
Las favelas tienen características propias que las hacen particularmente vulnerables frente al brote. Se trata de comunidades sobrepobladas, donde familias con varios miembros viven en hogares de una o dos habitaciones. Además, sufren de escasez de agua y no tienen un sistema sanitario eficiente que les permita reducir las posibilidades de contagio.
Asimismo, al igual que el 40% de los trabajadores de Brasil, los residentes de las favelas tienen trabajos informales, por lo que su ya débil economía se ha visto más golpeada aún con el recomendado confinamiento social para prevenir el brote.
Las seis primeras muertes por coronavirus en las favelas se registraron este jueves. Dos personas fallecieron en la favela de Rocinha, la mayor de Brasil, mientras que los otros decesos fueron registrados en favelas en el norte de Río. Las víctimas son cuatro hombres y dos mujeres, y la más joven tenía 48 años.
Su propia ley
El poder de los criminales que controlan las favelas se empezó a ver durante esta crisis desde marzo. En momentos en que el presidente Jair Bolsonaro minimizaba el impacto del coronavirus y decía que se trataba de una “gripecita” que no requería medidas de cuarentena ni aislamiento social, fueron los narcos y delincuentes los que decretaron el toque de queda en la noches en sus barriadas.
Jacarepagua, Cidade de Deus, Río das Pedras, Guaratiba, Rocinha y Maré son algunas de las favelas donde los delincuentes impusieron la inmovilidad a partir de las 08:00 p.m. hora local.
“Atención todos los moradores de Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha!!! Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle fuera de este horario va a aprender a respetar al prójimo!!!”, decía uno de los mensajes divulgados por las milicias.
“En todos las favelas están haciendo toque de queda. Me han llegado varios mensajes a mi Whatsapp”, aseguró un habitante de esos lugares a la agencia Efe a finales de marzo.
Las bandas de narcotraficantes o los paramilitares suelen actuar como autoridades de facto en las favelas, donde la presencia del gobierno es casi nula.
A diferencia de Sao Paulo, la mayor y más poblada ciudad de Brasil, con 12 millones de habitantes, Río no implementó período de cuarentena, pero si recomendó a sus habitantes permanecer en casa, suspendió las clases en escuelas y universidades públicas, y ordenó el cierre de parques, teatros, salas de cine y sitios turísticos.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre del 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
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