Sao Paulo. [EFE]. Un motín en una cárcel de la ciudad Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, uno de los más golpeados por la pandemia de coronavirus en Brasil, terminó este sábado con un saldo de 17 heridos, sin que se hayan registrado víctimas mortales, informaron fuentes oficiales.
Las autoridades locales indicaron que los reclusos de la Unidad Penitenciaria de Puraquequara, en la zona este de Manaos, iniciaron una rebelión sobre las 06:00 hora local de este sábado durante la distribución del desayuno.
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Fue en ese momento cuando un grupo de presos consiguió salir de sus celdas, quemaron algunos colchones e hicieron rehenes a siete agentes penitenciarios, según la Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas.
Los presidiarios exigen mejores condiciones dentro de la cárcel, las cuales se han degradado aún más desde el inicio de la crisis del coronavirus, que ha provocado el colapso total de los servicios médicos y funerarios de Amazonas.
Batallones de choque de la Policía Militarizada acudieron al lugar, que alberga a unos 1.000 presos, e iniciaron una negociación de aproximadamente cinco horas con los amotinados que terminó con éxito.
El balance final fue de 17 heridos, 10 ellos agentes penitenciarios, sin ningún muerto.
En esa misma unidad penitenciaria se han registrado en las últimas semanas varios intentos de fuga, uno de ellos por medio de un túnel que fue descubierto hoy por las autoridades.
Desde marzo, el Gobierno de Amazonas mantiene suspendidas las visitas de familiares a las prisiones de la región para evitar contagios de COVID-19.
El estado Amazonas, que limita con Venezuela, Colombia y Perú y tiene unos 4 millones de habitantes, registró hasta este viernes 476 fallecidos y 5.723 casos confirmados de coronavirus.
Según datos oficiales, el número de entierros en los cementerios municipales de Manaos pasó de una media diaria de 30 a 120 en las ultimas dos semanas.
Además, Manaos ha sido escenario en el último año de sangrientos motines y reyertas carcelarias, provocadas por luchas de poder entre bandas rivales o entre distintas corrientes de una misma facción.
Una de las últimas fue en mayo del año pasado, cuando en varias cárceles de Manaos se registraron peleas que dejaron al menos 55 muertos.
En el 2017, una cruenta matanza entre presidiarios de facciones rivales dejó entonces un saldo de 56 muertos, muchos de ellos por decapitación, y cerca de 200 fugados.
El sistema penitenciario brasileño es considerado por organizaciones internacionales de derechos humanos como uno de los “peores” y “más inhumanos” del mundo.