Un paramédico cubre el cadáver de un hombre que se había derrumbado en la acera, durante el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Guayaquil, Ecuador, el 30 de marzo de 2020. La situación en este país es complicada. Foto: REUTERS/Vicente Gaibor del Pino
Un paramédico cubre el cadáver de un hombre que se había derrumbado en la acera, durante el brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Guayaquil, Ecuador, el 30 de marzo de 2020. La situación en este país es complicada. Foto: REUTERS/Vicente Gaibor del Pino
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Redacción EC

| El cadáver de Carlos Quinde, cura de la iglesia San Antonio de Padua de (), pasa al menos 3 días sin ser recogido. Su hijo, que tuvo antes de dedicarse a la vida religiosa y que lleva el mismo nombre, dijo que falleció de un infarto, pero sospecha del y se siente preocupado por todas aquellas personas que tuvieron contacto con él en misas, charlas y otras actividades propias del sacerdocio.

Según Expreso de Ecuador, otro familiar notó síntomas propios del en los últimos días de Carlos Quinde. El hijo pidió al Ministerio de Salud que hagan pruebas a todos aquellos que estuvieron cerca al sacerdote.



Agregó que la policía se acercó al recinto el mismo día de su fallecimiento, pero no pudieron hacer nada por tratarse de un sospechoso de coronavirus.

Medios reportaron en la mañana del 30 de marzo que el cuerpo todavía no era retirado. Los feligreses y los voluntarios de la iglesia San Antonio de Padua se mostraban preocupados y exigieron a las autoridades que actúen pronto en el caso.

Coronavirus en Ecuador

El gobierno de dijo que dará solución a las demoras para recoger los cadáveres en la ciudad de Guayaquil, la más crítica por contagios del , en donde se reportan muertes desde barrios populares hasta zonas turísticas, en medio de la desesperación de los familiares por la falta de ayuda.

El gobierno ha reconocido dificultades para retirar los cadáveres de los fallecidos en sus hogares, sin tener la certeza de que estaban contagiados con el virus, debido a la restricción de circulación, el toque de queda y el nerviosismo de la población.

Ecuador entra este martes en su tercera semana de régimen de excepción por el coronavirus con el trágico balance de 62 fallecidos y 1.966 contagiados, la inmensa mayoría de ellos en la provincia de Guayas (suroeste), donde se concentran más del 70 por ciento de los casos.

Fue el lunes 16, con apenas 58 contagios y dos fallecidos, cuando el presidente, Lenín Moreno, hizo el dramático anuncio por cadena nacional que paralizó el país, y desde entonces las medidas han ido en aumento.

Interrupción de vuelos internacionales, restricciones a la circulación de vehículos y al trabajo en oficinas, una orden casi generalizada a quedarse en casa, y luego un toque de queda que se ha ido ampliando según las necesidades sanitarias, son la cruda realidad que Ecuador comparte -aunque, en distinta medida- con otros países de la región.

Y no es para menos porque en número de contagios es el cuarto país de América más afectado, con el agravante de que su población -de casi 17 millones- es muy inferior a las de EE.UU., Canadá y Brasil, que le adelantan en la fatídica lista (Chile tiene más contagios pero muchos menos fallecidos).

Con información de Reuters y EFE

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.


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