En las graderías, la euforia y los aplausos se apoderan del público. Afuera, los gritos son de protestas y denuncias de crueldad. Aunque son pocos los países que las permiten, las corridas de toros son una de las prácticas que más debate y división provocan en el mundo. Y Latinoamérica tiene un lugar especial en la discusión.
Pongámoslo así. Actualmente solo existen ocho países donde la tauromaquia aún está protegida por la ley a un nivel constitucional: España, Portugal, Francia, México, Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador. Es decir, la mayoría son naciones latinoamericanas, indica la organización contra la crueldad animal Sociedad Humana Internacional.
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Cabe resaltar que la corrida con muerte del animal es legal en España, México, Colombia, Perú, Venezuela, una parte de Francia y parte de Ecuador. Pero en Portugal y otra parte de Ecuador, matar al animal en la plaza está prohibido, aunque el toro sea sacrificado después de la faena.
En su página web, la Sociedad Humana Internacional afirma que cerca de 250.000 toros son asesinados durante las corridas de toros cada año y destaca que “aunque son legales tanto en España como en México, algunas ciudades españolas, como Calonge, Tossa de Mar, Vilamacolum y La Vajol, así como la ciudad mexicana de Jalopa, han ilegalizado de forma independiente las corridas de toros y, en el 2012, una legislación histórica entró en vigor después de que los políticos votaron para prohibir la tradición obsoleta en la región española de Cataluña”.
Quienes defienden las corridas de toros argumentan que es una fiesta cultural y rica en historia que se remonta a cientos de años atrás. En el Perú, por ejemplo, el Inca Garcilaso de la Vega menciona en sus Comentarios Reales que la primera corrida de toros del país se celebró en Cusco en 1560. La Plaza de Acho -que hoy funge de albergue para personas sin hogar a causa de la pandemia- fue inaugurada el 30 de enero de 1766.
En México, los amantes de esta práctica ya se alistan para la reanudación este mes de la actividad taurina con público tras más de cinco meses de cierre por el coronavirus. Los organizadores han garantizado que cumplen las normativas sanitarias que indican las autoridades para celebrar la corrida en el cortijo Cuatro Caminos, ubicado en Pabellón, municipio del estado de Aguascalientes.
Pero aunque aún genera pasiones a su favor, lo cierto es que son cada vez más ciudades las que prohíben la tauromaquia y han recurrido hasta la justicia en busca de su abolición.
Pioneros en abolir la práctica en la región
Son 92 ciudades las que prohíben las corridas de toros en mundo, según un listado del Comité Anti Tauromaquia de Holanda (Comite Antistierenvechten-CAS) y por AnimaNaturalis. Además, la práctica está legalmente prohibida en Canadá, Dinamarca, Italia, el Reino Unido, Chile, Uruguay, Argentina y Cuba.
En Latinoamérica, Chile fue el primer país que prohibió las corridas. El 27 de setiembre de 1822, durante el gobierno de Bernardo O’Higgins, el líder político chileno Manuel de Salas presentó una moción contra las corridas de toros en Chile, al considerar que el trato dado a los animales en estas prácticas atentaba contra la ilustración y la cultura “propias de costumbres civilizadas”.
Casi un año después, el director supremo Ramón Freire firmó la prohibición definitiva de corridas de toros y las peleas de gallos del país. La disposición está plasmada en el artículo N° 291 del Código Penal chileno, donde se indica que quienes desobedecieran la ley serán castigados con penas monetarias o privativas de la libertad.
Uruguay se sumó a Chile como país antitaurino en 1912, durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez con la promulgación de la ley 5657.
Sin embargo, el diario uruguayo “El País” indica que ya en 1888 hubo un intento de “disciplinar” el espectáculo cuando se estableció que, a partir de 1890, solo podría haber “parodias” de corridas en las que no podían morir los toros, aunque se aceptaba, por ejemplo, el mantenimiento de los banderilleros a cargo de excitar al animal. La medida se adoptó tras la muerte de Joaquín Sanz “Punteret”, quien sufrió severas heridas al tratar de banderillear sentado en una silla a un toro llamado “Cocinero”.
La ley adoptada en 1912, que a diferencia de la anterior partía de una base ética para abolir el espectáculo, también prohíbe en “cualquiera que sea su forma o denominación, el tiro de la paloma, las riñas de gallos, y todo otro juego o entretenimiento a campo abierto o en locales cerrados que puedan constituir una causa de mortificación para el hombre o animales”.
En Cuba, la tauromaquia se extendió desde 1492 hasta finales del XIX. La práctica fue prohibida en el país por la orden 187, emitida por el gobierno estadounidense, el 10 de octubre de 1899. Posteriormente, con el nacimiento de la República de Cuba en 1902 y una vez finalizada la ocupación norteamericana, la prohibición de las corridas de toros mantuvo su vigencia y fue acatada por todos los gobiernos cubanos.
Aunque hubo intentos de restablecer las corridas estos no tuvieron éxito. Las últimas noticias de una corrida reseñan la presentación de los mexicanos Silverio Pérez y Fermín Espinosa Armillita el 31 de agosto de 1947. Los toreros actuaron ante más de 30 000 asistentes, pero con la obligación de no clavar banderillas ni matar a los animales.
En Argentina, la Ley N° 14 346 promulgada por el Senado y la Cámara de Diputados desde 1954 establece que será reprimido con prisión de quince días a un año, el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales.
Además, en el artículo N° 3 apartado 8 establece que serán considerados actos de crueldad “realizar actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas y parodias, en que se mate, hiera u hostilice a los animales” está totalmente prohibido.
Hasta los tribunales
Aunque no todos los países prohíben explícitamente las corridas de toros, muchos sí establecen sanciones ante casos de crueldad animal. Además, varias ciudades de naciones de la región han entablado batallas legales para vetar dicha práctica.
En Colombia el debate está encendido. Las noticias que llegaron en febrero dieron cuenta de cómo las autoridades de Medellín y Bogotá insisten en prohibir la práctica o restringirla, pero continúan chocando con fallos judiciales.
La Corte Constitucional, el máximo tribunal del país, revivió en el 2018 la tauromaquia en los lugares donde tuviera “arraigo cultural”, entre los que se encuentran Medellín y Bogotá. Con esa sentencia la corte trajo abajo una pasada decisión del mismo tribunal tomada en el 2017 en la que se ordenaba al Congreso legislar en un plazo de máximo dos años regulaciones para la práctica de la tauromaquia que excluyeran el maltrato animal.
En marzo del 2019, el tribunal se pronunció ratificando que las corridas de toros no pueden ser sancionadas como maltrato animal. Sin embargo, reconoce a estos animales como seres “sintientes” y establece que será el juez local el que decida si este tipo de actividad es considerada o no maltrato.
En el Perú, el pleno del Tribunal Constitucional (TC) declaró constitucional en febrero las corridas de toros, peleas de gallos y otros eventos, que fueron cuestionadas por más de 5 mil ciudadanos a través de la demanda 00022-2018-PI/TC.
En Ecuador el tema llegó a requerir una consulta popular celebrada en mayo del 2011. En ella, Quito, la capital ecuatoriana, y otras decenas de municipios del país, prohibieron la muerte del toro en las corridas. Sin embargo, aún hay provincias y ciudades donde las corridas en las que se mata al toro son legales.
En México, los congresos de 14 estados están evaluando la posibilidad de prohibir las corridas de toros y ya hay cuatro con prohibición total: Sonora, Guerrero, Coahuila y Quintana Roo, indica la organización PETA Latino.
“El estado de Puebla es un caso especial. Allí, se acaba de aprobar una reforma a la Ley de Bienestar Animal por parte de los miembros que conforman la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático, y esta no ha incluido la prohibición de corridas de toros, a pesar de que el 80% de la gente de Puebla no las apoya”, indica la ONG.
La lista del Comité Anti Tauromaquia de Holanda (Comite Antistierenvechten-CAS) y por AnimaNaturalis de lugares que prohíben la tauromaquia destaca a las ciudades Baños de Agua Santa (Ecuador), Loja (Ecuador), Medellín (Colombia), Zapatoca (Colombia), Bello (Colombia), Carrizal (Venezuela), Caracas (Venezuela).
Además, menciona a decenas de ciudades españolas, así como a las francesas Mouans-Sartoux, Bully-les-Mines, Montignac y Joucou, y la portuguesa Viana do Castelo.
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