Costa Rica vota este domingo. A pocos minutos de abiertas las urnas, la población y especialistas toman como primera fuente de información las últimas encuestas. En estas radiografías sociales se han registrado un alto porcentaje de indecisos y al menos cuatro candidatos con posibilidades de pasar al balotaje la sensación es que cualquier cosa puede pasar.
Efectivamente, según analistas consultados por BBC Mundo, desde que inició la campaña el candidato del oficialista Partido Liberación Nacional, Johnny Araya, ha figurado en la mayoría de los sondeos por delante de sus principales contendientes, pero siempre muy lejos del umbral necesario para ganar en primera ronda y con una marcada tendencia a la baja.
Y la distancia con José María Villalta, del izquierdista Frente Amplio; el empresario Otto Guevara, del Movimiento Libertario; y Luis Guillermo Solís, del Partido Acción Ciudadana –así como la brecha entre estos–, no ha hecho sino estrecharse con el paso del tiempo.
¿Suficiente para hacer de las del domingo las elecciones más reñidas en la historia reciente de Costa Rica?
"Tal vez no, pues en el año 2006 uno de los candidatos (Óscar Arias, de Liberación Nacional) ganó por nada más 18.000 votos", le dijo a BBC Mundo el analista político Constantino Urcuyo.
"Pero seguramente sí son las elecciones más inciertas, pues hay cuatro candidatos que llevan más o menos un número igual de preferencias", explicó.
PROPUESTAS DIFERENTES
Según Urcuyo, los candidatos con más opciones –de entre los 13 que participan en la contienda– personifican además propuestas políticas bastante diferentes.
"Hay una opción libertaria, liberal clara, que le tiene una fe absoluta en el mercado (Guevara), y una opción estatista, de izquierda 'a la latinoamericana', en el sentido de cierta cercanía con el ALBA (Villalta)", explicó el analista.
"Y después tiene usted una opción de centro-izquierda, socialdemócrata clásica (Solís), y una opción que aunque se dice socialdemócrata de centro lo que realmente ha promovido estos últimos años es la agenda de libre mercado, libre comercio (Araya)", agregó.
Estos dos últimos candidatos representan a las que se constituyeron en las fuerzas dominantes de la política costarricense durante los dos comicios presidenciales previos.
Pero el evidente desgaste de Liberación Nacional –el partido de Araya– luego de dos períodos consecutivos en el gobierno, significa que ni siquiera el exalcalde de San José tiene garantizado un lugar en el balotaje previsto para el próximo 6 de abril.
Mientras que la que se había consolidado como la principal fuerza de oposición en el parlamento –Acción Ciudadana, el partido de Solís– llega a la votación ocupando el cuarto lugar en las encuestas de opinión.
DESGASTE VS. MOMENTUM
Según el analista Víctor Ramírez, uno de los principales problemas del oficialismo son los diferentes escándalos de corrupción denunciados durante el gobierno de Laura Chinchilla.
"Y Liberación Nacional también ha dado generalizadas muestras de ineficiencia e incapacidad de gestión en temas de infraestructura, de salud, de educación", le dijo a BBC Mundo.
"Ha habido un crecimiento de la desigualdad, un estancamiento en la lucha contra la pobreza", apuntó por su parte Urcuyo.
"Hay un cansancio después de ocho años de gobierno del mismo partido", afirmó el analista, quien cree que los costarricenses se acercarán a las urnas pensando sobre todo en temas como desempleo, continuismo y corrupción.
Mientras, el Partido Acción Ciudadana parece haberse visto afectado al inicio de la campaña por pugnas internas y por su decisión de apostar por un candidato que para ese entonces era un virtual desconocido fuera del mundo de la academia: el politólogo e historiador Luis Guillermo Solís.
Aunque luego de un lento arranque, Solís llega a los comicios del domingo como el candidato con más momentum.
"En las últimas semanas ha tenido un movimiento muy fuerte (en las encuestas), ha duplicado su caudal electoral", le dijo el analista Ramírez a BBC Mundo.
Pero está por verse si el candidato de centro-izquierda logrará alcanzar y superar a José María Villalta, del izquierdista Frente Amplio, sin duda la gran sorpresa de la campaña electoral.
¿LA HORA DE LA IZQUIERDA?
Efectivamente, independientemente de si progresa o no a la ronda de balotaje, es casi seguro que la candidatura de Villalta impulsará a la izquierda costarricense a un resultado histórico, garantizándole una importante representación en la Asamblea Legislativa.
"Y aún si son derrotados en las presidenciales, seguramente tendrán un fracción parlamentaria que nunca en la historia de Costa Rica han tenido", pronosticó Ramírez.
La razón, según Constantino Urcuyo, es que el dinámico Villalta logró posicionarse como el candidato del cambio, "la real oposición al gobierno".
"Y es un muy buen candidato: confronta, critica, es audaz, valiente", dijo del abogado y ambientalista de 36 años que fue el único diputado conseguido por el Frente Nacional durante los comicios de 2010.
El reto de Villalta, sin embargo, será el de convencer a los costarricenses de que no es un comunista, como el oficialismo lo ha querido presentar.
"Villalta ha estado jugando la carta de que él está más en la onda de Mujica, Bachelet, Rousseff y Lula que en la onda de Chávez. Mientras que el esfuerzo de Liberación Nacional, el partido de gobierno, es demostrar que es un chavista más", explicó Urcuyo.
"Y ha sido muy hábil en presentar su opción como de socialismo democrático y no de socialismo marxista. Mucha de la gente que está cansada de los ocho años le ha creído que no se trata de un partido comunista bolivariano", agregó.
Lo curioso del caso, sin embargo, es que en las encuestas Villalta registra una intención de voto bastante similar a la de Otto Guevara, del Movimiento Libertario, quien está ubicado en el otro extremo del espectro político local e intenta llegar a la presidencia de Costa Rica por tercera ocasión.
Y eso da pie a otra de las pocas certezas con respecto a los comicios del domingo: la ya bastante dividida Asamblea Legislativa de Costa Rica seguramente se fragmentará más, por lo que quien quiera que sea electo presidente de Costa Rica tendrá que concertar para poder gobernar.