El padre Pedro Boss llegó de Francia para evangelizar. Y mientras vivía en la playa de Botafogo y traducía el “Quijote” de Cervantes, miraba con fascinación el cerro Corcovado. ¿Se podría usar como pedestal, como base para una estatua del Salvador? La heredera de Brasil, la princesa Isabel, se interesó, pero se proclamó la república (1889) y los planes se esfumaron.
LEE TAMBIÉN | El exjuez Sergio Moro desiste de ser candidato a la Presidencia de Brasil
Tener un Cristo en la punta del cerro, y a la vista de cualquiera en Río de Janeiro, se volvió prioridad muy tarde. En 1921 se decidió construirlo para celebrar el centenario de la independencia de Brasil -7 de setiembre de 1922-, solo que, entre idas y vueltas, se puso la primera piedra un día como hoy, 4 de abril de hace 100 años.
“El primer proyecto del arquitecto brasilero Da Silva planteaba un Cristo más tradicional, con una imagen neoclásica que se encuentra al interior de cualquier templo”, cuenta el historiador e investigador David Franco. En un mano sostendría una orbe y, con la otra, abrazaría una cruz, una proeza de la arquitectura del momento. Felizmente para la constructora, el escultor francés que jamás pisó Brasil, Paul Landowski, simplificó la imagen a la que conocemos ahora.
TE PUEDE INTERESAR
Se necesitaron casi diez años más para inaugurar el Cristo Redentor. El 12 de octubre de 1931, el científico italiano Guillermo Marconi debía utilizar una de sus radios para ordenar, desde Nápoles, el encendido de las luces del monumento. No tuvo éxito, dicen que por el mal tiempo. Tuvieron que pasar nueve décadas para que su hija, ubicada en la boloñesa Sasso Marconi, llegara a concretar el ritual.
TE PUEDE INTERESAR
Un símbolo popular
El Cristo Redentor del Corcovado no es el monumento de Jesús más alto ni se trata de una escultura con un diseño especialmente destacable. Aun así, es más conocido que el de la Concordia cochabambino o el del Pacífico limeño, que también abrazan a los fieles. De hecho, en el 2019 le salió competencia: el Cristo Protector de 43 metros se construye en la pequeña ciudad brasilera Encantado. Pero el Redentor no pierde su condición de ícono. ¿Cómo se explica esto? ¿Cómo terminó la escultura de 38 metros en la saga de chupasangres y licántropos, “Crepúsculo”, o en la apresurada “Rápidos y furiosos”?
Según Franco, que este Cristo haya sido elegido como una de las maravillas del mundo da cuenta de que la opinión pública mundial lo identifica. La religión importa, sí, pero hay más dimensiones que explican su relevancia.
“También es muestra del éxito tecnológico y del desarrollo humano. De manera implícita, su ubicación sobre un promontorio rocoso simboliza el triunfo de la especie sobre la naturaleza y sus límites. Y, si recuerdas el papel que iba a jugar Marconi en la inauguración, notarás que este monumento conjugaba la religión con la modernidad”.
A 720 metros sobre el nivel del mar, el Cristo está preparado para soportar vientos de hasta 250 kilómetros por hora, una velocidad que, según la agencia EFE, es “cuatro veces superior a la media registrada en la cima del Corcovado”. El milagro continúa: durante su construcción no se registraron víctimas mortales.
“Tampoco se le puede restar importancia a la estética de la obra. Landowski tuvo la certeza de imprimirle un estilo art déco, característico del periodo de entreguerras. El predominio de líneas rectas permite que la figura sea fácilmente identificable desde lejos”.
Además de estas razones, cuenta Franco, hay que tener en consideración que, durante el siglo XX, Brasil empieza a ocupar cierto lugar en la mente de Occidente. “Aparece en películas estadounidenses de los años 50, mientras que los artistas brasileros empiezan a llamar la atención”.
“Todo esto hace que Brasil se vuelva un símbolo de lo paradisiaco y lo exótico, y Río de Janeiro es un lugar vital en esta construcción. Y a esos factores hay que sumarle que el Cristo Redentor es un elemento clave de la identidad brasileña”.