Alas 8:30 de la mañana del jueves 9 de febrero llegaron varios miembros de la Policía colombiana a un inquilinato del barrio San Pedro Alejandrino, en Ibagué, en busca de una menor de 9 años de edad y su tío, quienes fueron reportados como desaparecidos el día anterior.
Puerta a puerta, los uniformados recorrieron el inmueble de tres pisos en búsqueda de Danna Sofía y Ricardo; ambos fueron ubicados en la vivienda gracias a cámaras de seguridad de la zona y el testimonio del taxista que los llevó hasta ese lugar.
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Tras tocar la puerta de la habitación número 7, abrió José Wilson Barreto Rodríguez y la reacción de las autoridades inmediatamente fue dejar todo tal cual como estaba. El espacio, de aproximadamente 12 metros cuadrados, era la clara escena de un crimen.
Dos cuerpos sin vida estaban envueltos en sábanas y ubicados debajo del mesón de la cocina. Sobre la cama yacía un joven agonizando, quien ingirió cianuro y murió solo segundos después de que llegara la Policía al lugar.
El hombre que abrió la puerta era el padre del joven agonizante y arrendatario de la habitación desde hace cerca de un año. Su primer testimonio indicaba que acababa de llegar al inmueble y había encontrado la terrible escena luego de haber prestado la pieza a su hijo para que compartiera con unos amigos.
El levantamiento de los cuerpos y análisis de la escena del crimen se retrasó debido a la asignación de una unidad especial de criminalística que viajó desde Bogotá a Ibagué ese mismo día.
Aunque la escena había sido alterada y algunas pruebas fueron destruidas, como la sangre que fue limpiada del piso con prendas de vestir, las muestras recolectadas por los especialistas de Medicina Legal permitieron establecer que la menor fue abusada sexualmente. Sin embargo, estas no arrojan todavía quién o quiénes cometieron el abuso.
En las imágenes se alcanza a ver lo que sería uno de los zapatos de la niña, de color rosado.
La habitación 7 no tiene ahora huésped tras la captura de Barreto el pasado miércoles. Las inconsistencias y cambios en su testimonio, sumado a grabaciones de cámaras de seguridad y el testimonio del taxista, lo perfilaron como el principal sospechoso.
De acuerdo con la Fiscalía, su versión inicial fue falsa y estaría implicado, por lo menos, en la muerte de Danna Sofía y su tío Ricardo. Fue este mismo hombre quien, usando gorra y tapabocas para ocultar su identidad, se encontró con la pequeña y su tío en la mañana del miércoles 8 de febrero, abordaron un taxi y se dirigieron al inquilinato, de donde no habría salido nunca hasta que la Policía tocó a su puerta al día siguiente.
La habitación, aún con los rastros de sangre y el desorden de una escena del crimen, está rodeada de piezas que se han ido desocupando poco a poco en la última semana, luego de que al resto de los inquilinos se les pidiera desalojar el inmueble.