El área deforestada en la Amazonía brasileña se redujo 11% en los doce meses hasta julio, según cifras oficiales divulgadas este miércoles, que muestran sin embargo un avance total del 60% bajo el mandato de Jair Bolsonaro.
Entre agosto de 2021 y julio de 2022 fueron destruidos 11.568 km2 en la selva tropical, una superficie equivalente a Catar, según datos del sistema de vigilancia de deforestación PRODES, del brasileño Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
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Esto representa una caída de 11,3% respecto al período agosto 2020-julio 2021, cuando el INPE detectó 13.083 km2 deforestados, un récord en 15 años.
Pero al considerar los últimos cuatro años, los datos revelan que bajo el gobierno de Bolsonaro la deforestación anual promedio aumentó 59,5% respecto a los cuatro años anteriores, y avanzó 75,5% respecto a la década anterior, según cifras del instituto.
“El gobierno Bolsonaro fue una máquina de destruir la selva (...) la única buena noticia es que está por terminar”, dijo en un comunicado Marcio Astrini, secretario ejecutivo de la ONG ambientalista Observatorio do Clima.
Bolsonaro perdió en octubre la reelección frente al exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que prometió trabajar para eliminar la deforestación en 2030, una vez asuma el poder el 1 de enero.
“La destrucción continúa fuera de control. Jair Bolsonaro entregará a su sucesor un legado sucio, con aumento de la tala y la Amazonía en llamas”, añadió Astrini.
El especialista urgió a Lula -cuyo propio legado medioambiental entre 2003 y 2010 ha sido objeto de críticas- a adoptar una política de “tolerancia cero” frente a los delitos ambientales.
Lula, quien acudió a la conferencia del clima de la ONU en Egipto (COP27) como presidente electo, prometió aumentar las metas de reducción de gases de efecto invernadero acordadas por Brasil en el Acuerdo de París y reactivar el Fondo Amazonía de financiación internacional para proteger la selva, entre otras medidas medioambientales.
Los expertos atribuyen la deforestación principalmente a la tala de árboles para hacer espacio al pasto para ganado y superficies agrícolas.
El presidente saliente ha sido acusado por los ambientalistas de haber debilitado los programas de protección y de promover la destrucción con su defensa de la minería y de la explotación económica de áreas protegidas.
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La Amazonía corresponde al 59% del territorio brasileño, repartida entre nueve estados. Sa preservación es considerada vital en la lucha contra el cambio climático.
“La Amazonía está cada vez más cerca de su punto de no retorno”, dijo en un comunicado Mariana Napolitano, gerente de Ciencia del Fondo Mundial para la Naturaleza en Brasil (WWF).
“Reducir significativamente la deforestación hasta eliminarla por completo en 2030 es un imperativo humanitario frente a la doble crisis que el planeta enfrenta, climática y de pérdida de biodiversidad”, agregó.
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