El jueves 17 de diciembre del 2020, Diego Armando Cadavid Álvarez recogió a su hija, de 18 meses, tal como lo venía haciendo desde abril, tras el arreglo con su expareja. Siete horas después, por motivos que aún son un misterio, la asfixió con sus propias manos y la abandonó al costado de un río en zona boscosa de Rionegro, oriente antioqueño, en Colombia.
La menor fue hallada con varios golpes en su cuerpo mientras el hombre deambulaba desorientado con restos de sangre en su camisa.
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Expertos y allegados han intentado descifrar lo que habría pasado por la cabeza de este hombre para cometer este crimen que conmocionó al país en diciembre del 2020.
El caso empezó a conocerse en todo el país durante la tarde de ese 17 de diciembre. A través de redes sociales ya circulaban imágenes de una niña desaparecida. Rubia, de ojos claros y esbozando una tímida sonrisa. Así aparecía la menor en las fotos que se movían por grupos de WhatsApp y redes sociales preguntando por su paradero.
A la sede del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía en Rionegro, oriente de Antioquia, llegó Luisa Fernanda Henao Giraldo, madre de la menor, para formular la denuncia por la desaparición de la niña y de su padre, Diego Armando, con quien había salido como parte de las visitas acordadas en la Comisaría Tercera de Familia, pues no vivían juntos desde hacía siete meses.
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Según la versión de la familia materna, Diego Armando llegó sobre el mediodía de ese jueves para llevarse a su hija, pues sus visitas se habían pactado los martes, jueves y viernes.
Por tal razón, no hubo resistencia o inconveniente alguno de que se la llevara. Pero durante el resto del día no se tuvo noticia de la menor. Luisa Fernanda llamó a Diego en repetidas ocasiones y no respondía.
Ante la Fiscalía, la madre de la menor indicó que hubo momentos en los que Diego contestó el teléfono y le dijo que iban a estar en una novena con su familia, pero ante las demoras, llamó a la familia paterna y tras las inconsistencias sobre su paradero, prefirió ir a buscarlo.
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”Iban en un carro sandero color vino tinto -declaró la madre durante las audiencias-. Dijo que iban a hacer la novena, pero habíamos acordado que la devolvía a las 6 p. m., entonces llamé a la mamá de Diego y dice que no le había llevado la niña, empiezo a llamar y no me contesta”.
De un lado para el otro, casa por casa, y hasta llegar a la oficina del CTI, la desesperada madre empezó a sentir miedo.
Al reportarla como desaparecida, Ejército, bomberos, Policía, vecinos del sector y funcionarios de la alcaldía emprendieron la búsqueda de la pequeña.
”Una vez tuvieron conocimiento, las autoridades emprendieron la búsqueda logrando localizar primero al padre de la menor, quien según la información inicial se encontraba desorientado deambulando por las calles del municipio sobre las 7 p. m. y que se evidencia en el material entregado al CTI de las cámaras de seguridad del barrio El Porvenir”, explicó en aquel momento Rodrigo Hernández Alzate, alcalde de Rionegro.
Ocurrió sobre las 2:45 a. m. del 18 de diciembre del 2020. Tal y como lo indica el alcalde y el registro judicial, horas después de encontrar a Diego Armando desorientado y con laceraciones en sus brazos, un soldado fue el que dio aviso a la comunidad del hallazgo del cuerpo. El miembro del Ejército tenía lágrimas en sus ojos, era la niña y estaba muerta.
La captura
Minutos antes de que hallaran el cuerpo, debido al estado en que apareció Diego Armando, autoridades lo trasladaron hacia el Hospital San Vicente Fundación de ese municipio, donde las autoridades planeaban interrogarlo.
Ante las preguntas, Diego Armando señaló que la niña estaba en la zona boscosa del barrio El Porvenir entre la séptima y la octava etapa, por lo que se desplazaron a ese sitio. Diego tenía una camiseta polo color verde y una sudadera negra.
Según las declaraciones del patrullero de la policía Cristian Andrés Yalanda, la camisa de fondo que tenía Diego Armando tenía manchas de sangre.
Al momento de preguntarle por la menor, el hombre respondía que la había dejado en la casa de la abuela. Finalmente le dieron la alta médica pasada la medianoche y regresó a la zona.
Anderson Henao Giraldo, tío de la menor, indicó que el soldado Jhon Jairo Trujillo Ramos fue el que la encontró. Asegura que el soldado se desmayó tras encontrar el cadáver de la menor y al despertar lloró su muerte.
En medio de la conmoción y el llanto por el hallazgo, Cadavid Álvarez fue capturado en la mañana del viernes por el CTI de la Fiscalía con el apoyo de la Sijín y el Ejército. Pese a que autoridades indicaron que inicialmente había reconocido que cometió el crimen, al momento de su captura no se allanó a los cargos imputados por un fiscal seccional de Antioquia.
No obstante, las pruebas de video, además de la sangre de la menor en su ropa, fueron algunas de las pruebas presentadas para lograr su captura y posterior condena. Expertos analizaron ante la Fiscalía lo que ocurrió y por qué.
Videos de las cámaras de seguridad de la zona muestran que durante la tarde del 17 de diciembre del 2020, Diego Armando camina por la zona del Porvenir cargando a su hija, con la que ingresa a una zona boscosa de esta localidad, y momentos después egresa sin ella.
Diego Alexander Mesa Osorio, uno de los testigos, declaró ante la Fiscalía que se encontraba en el lugar del barrio Porvenir por donde ingresó Diego Armando con la menor, los vio jugando y no prestó mucha atención a lo demás. Según los investigadores, Diego Armando aguardó hasta quedarse solo con la menor para adentrarse a la zona boscosa y cometer el crimen.
”Aprovechándose de su total confianza y estado de indefensión perpetró la conducta desviada que acabó con la vida de la menor -señala la Fiscalía-. (...). La condujo a zona boscosa donde cometió el acto”.
Investigadores de la Fiscalía determinaron que la menor de edad murió por asfixia mecánica, por estrangulación manual y sofocación, con trauma craneoencefálico severo, fractura craneal, hemorragia subaracnoidea y fractura del hueso nasal.
¿Por qué lo hizo?
Ante la Comisaría Tercera de Familia existe una denuncia por violencia intrafamiliar interpuesta por Luis Fernanda, razón por la que se regularon las visitas de Diego Armando en abril del 2020 y fue también la causa de su separación.
Diego, nacido en octubre de 1986, fue descrito por Luisa Fernanda como un hombre al que le gustaba mucho el licor, el fútbol y estar con sus amigos. Aseguró que hubo algunos episodios de violencia, no muy graves, pero que empezaron a mostrar un poco de la personalidad agresiva de Diego Armando.
El noviazgo comenzó en 2017. Luego del nacimiento de la niña se fueron a vivir juntos en agosto del 2019 en Horizontes de la Católica, en Rionegro.
”La clase de violencia de él era aplaudirle en la cara o sobarla y apretarla duro -se lee en el documento de la Fiscalía-. Una vez apretó a la niña muy duro, ahí fue donde Luisa Fernanda decidió irse de la casa (…) hubo unos once episodios de violencia”.
No obstante, Luisa Fernanda aseguró ante la Fiscalía que el trato de Diego hacia su hija era muy cariñoso, “la veía todos los días, la niña lo quería demasiado…”.
Katalina Echavarría Uribe, comisaria de Familia de Rionegro, indicó ante la Fiscalía que el punto más alto de las discusiones se dio durante la cuarentena por el covid-19, hacia abril del 2020, pues Luisa Fernanda sostenía que “él pretendía sacar la niña de la casa y ella no quería porque estaba muy pequeña y estaba el problema del covid”.
Tras la captura y el proceso que se inició en diciembre del 2020, Luisa Fernanda aseguró que todo se trató de una venganza.
”Nosotros, mi familia y yo, sentimos que él (Diego Armando) tenía demasiada rabia -dijo la madre- y de una u otra manera se iba a vengar de nosotros”.
Sin embargo, los expertos que realizaron el estudio, aseguran que hay otros motivos que habrían originado esta respuesta por parte de Diego Armando.
La psicóloga Ana María Calderón Pérez, le indicó a la Fiscalía que tras varias pruebas y entrevistas realizadas, no hubo hallazgos relevantes o de grave consideración.
”De otro lado -se lee en el documento de la Fiscalía- arrojó una puntuación clínicamente significativa en un trastorno depresivo mayor, es decir, que tiene unos síntomas depresivos marcados, implican un riesgo clínico, pero sobre todo arrojó un indicador patológico de un trastorno de ansiedad”.
A su vez, según los resultados, Diego Armando tiene un aparente comportamiento físico, es decir, su manera de afrontar ciertas situaciones lo pueden llevar a cometer actos de manera impulsiva.
Además, el análisis arrojó que “la situación de la familia de la señora Luisa, madre de la niña, y de la familia de ella, quienes continuamente estaban incidiendo o interfiriendo en su ejercicio del rol paterno, llevó a que se generará en él una idea cristalizada, consistente en que se le estaba arrebatando la posibilidad de criar a su hija y, por ende, ejercer ese rol”.
Lo anterior no busca justificar el crimen que según la justicia cometió Diego Armando Cadavid, no obstante, se interpreta, según los expertos, que los constantes enfrentamientos entre la familia y él ejercieron una presión que habría desencadenado esa idea violenta.
”El señor Diego Armando -concluye el análisis- sí cumple con los criterios establecidos por la teoría para afirmar que la hipótesis diagnóstica es un trastorno mental transitorio, sin base patológica, que, dentro de estas condiciones, actuó como una respuesta de ira, de enfado. Que ese malestar emocional venía originándose por las continuas interferencias negativas por parte de la señora Luisa y de la familia de ella, sobre su rol paterno, sobre el ejercicio del mismo, además de la capacidad que podía tener para tomar decisiones sobre la crianza y sobre otras condiciones de su hija, estas circunstancias, lo que pudo generar en el señor una alteración en su voluntad, una alteración volitiva, que lo llevó a actuar de una forma desorganizada, errática, violenta, impulsiva y de esa manera, pues se pudiera dar una explicación a esa agresividad expresiva”.
En el testimonio recogido por la Fiscalía del médico psiquiatra Rubén Alfonso Zarco Rivero, se expone que hubo un hallazgo médico importante que también habría interferido en su personalidad y comportamiento.
”La otra cosa importante que se encontró, fue un antecedente médico de que es un niño con macrosomía fetal, en palabras coloquiales, nació pesando mucho más peso, y la otra cosa importante que se encontró en el proceso de desarrollo de Diego Armando, es que presentó alteraciones del lenguaje y algunas alteraciones en las relaciones del niño, en la parte personal, no obstante, nunca fue descrito como un niño problema, ni con ninguna otra dificultad”.
El reporte continúa con detalles de su personalidad, “se encontró con un hombre muy ansioso, que sabe lo que pasó, que tiene clara conciencia de lo ocurrido, con una ideación y una actuación suicida de un alto nivel de letalidad (…). Sobre sus antecedentes personales, expuso que, fue un muchacho que a los 13 años murió su padre, luego muere un primo de él que fue una persona muy significativa y produce un duelo muy grave y muy severo en Diego (…) y hasta la muerte de su mascota. Todo esto produce un grave daño”.
Lo anterior son solo parte de los hallazgos en la personalidad de Diego Armando, lo cual no justifica o aclara de manera rotunda el acto cometido. No obstante, se entiende que son conclusiones médicas que pueden llegar a explicar o aclarar el panorama mental de este hombre, que junto al estrés acumulado por el contexto y su situación, habría generado la posible idea violenta que lo habría llevado a asesinar a su propia hija.
En febrero de este año, el juez Diego Luis Hernández Trujillo ratificó la condena de 35 años contra Diego Armando Cadavid Álvarez por homicidio agravado.