Milagros Asto Sánchez

Los argentinos no solo enfrentan una crucial elección presidencial en medio de una gran crisis económica, sino que, además, son testigos de una campaña por la Casa Rosada que fue sucia y agresiva en muchísimos pasajes. La desinformación, los calificativos altisonantes y los discursos violentos, entre ellos la promesa de “prender fuego” al Banco Central e insultos al papa Francisco, se pueden rastrear desde antes de la primera vuelta.