“Yo ya viví. Ya di todo lo que tenía que dar”, señaló el viernes Cristina Kirchner, la vicepresidenta de Argentina, ante un auditorio repleto de fieles seguidores, además de líderes peronistas cuidadosamente seleccionados para marcar la cancha entre quienes están con ella y los que han quedado al margen. El gran ausente: el mandatario Alberto Fernández, quien hace una semana decidió que no postulará a la reelección y ya se convirtió en un político agonizante (si ya no lo era) hasta diciembre, cuando entregue la banda presidencial.
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En su discurso, lleno de simbolismos, la lideresa absoluta del oficialismo volvió a decir que no intentará la presidencia, como ya lo había expresado el año pasado tras su condena por corrupción. Pero, sobre todo, enfiló baterías hacia el que considera ahora su acérrimo rival: el libertario Javier Milei, el mediático economista que se sigue posicionando en las encuestas mientras recoge el creciente descontento de los argentinos ante una economía quebrada.
Las palabras de Cristina bastan y sobran: “Esos mamarrachos que andan diciendo que la casta tiene miedo, ¡¿de qué tienen miedo, si nunca te pasó nada, hermano?! ¡¿Qué me venís a joder con que te tenemos miedo?! ¡¿De dónde te tenemos miedo?! ¡Caraduras!”.
Las elecciones presidenciales aún son en octubre, pero en agosto se realizarán las primarias o PASO, unas internas partidarias que ya se avizoran altamente competitivas porque determinarán quiénes serán los candidatos del oficialismo y de la oposición, esta última representada en la alianza del expresidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio.
Milei tiene la ventaja de que es el único postulante de su partido, La Libertad Avanza, por lo que él esperará tranquilo a sus competidores y no se salpicará de rencillas o divisiones.
“La situación del oficialismo es endeble. Y en el discurso de Cristina quedó esa debilidad manifiesta al colocar a Javier Milei definitivamente como el rival a vencer”, expresa a El Comercio el analista argentino Santiago Rodríguez Rey, magíster en Comunicación Política.
39,2%
fue el índice de pobreza en Argentina en el segundo semestre del 2022, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
104,3%
fue la variación de la inflación entre marzo del 2023 y marzo del 2022, la mayor registrada en 30 años.
En todos estos años, el enemigo del kirchnerismo fue Mauricio Macri y sus partidarios, a los que ha encorsetado como “la derecha ultraliberal vendida al Fondo Monetario Internacional”. Ahora, Cristina ha decidido dar una vuelta de timón sabiendo que las encuestas no son favorables al peronismo, no solo por la terrible gestión de la economía en un gobierno que ella prácticamente dirige, sino por el alto rechazo que tiene en un buen sector de la población, pese a que ella siempre cuenta con un voto duro imperturbable. Como dice Rodríguez Rey, “Cristina tiene un piso alto, pero un techo bajo”.
Por eso es que no se postuló en el 2019 ni tampoco lo hará este año porque los kirchneristas saben que “sin Cristina no se puede, pero con Cristina no alcanza”.
¿En donde estaría, entonces, la solución para el oficialismo?
La encrucijada peronista
En condiciones normales, el presidente buscaría la reelección. Pero la frágil situación de Alberto Fernández siempre lo puso en la otra orilla de Cristina. Fue presidente porque ella lo decidió, pero mientras ha estado al frente del gobierno lo congeló mientras tomaba decisiones alejadas de las suyas. Su decisión de no postularse no sorprendió a nadie.
Pero ahora el oficialismo está ante una encrucijada pues los posibles candidatos no llegarían a las primarias con los mejores pergaminos. El primero es Sergio Massa, quien no es kirchnerista pero se lleva bien con la vicepresidenta. El gran inconveniente es que es el actual ministro de Economía, y su gestión es rechazada por el 58% de los argentinos, según una recienta encuesta de Opina Argentina. Basta revisar los índices de pobreza e inflación para entender por qué no sería la alternativa más viable.
“Los resultados económicos han golpeado al gobierno y eso incluye al Frente de Todos (la coalición peronista) y al kirchnerismo. Los resultados de las encuestas demuestran un deterioro del apoyo hacia este sector”, comenta a este Diario la politóloga argentina María Victoria Murillo, directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia.
13 de agosto
Se realizarán las PASO (Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias), que definirán a los candidatos presidenciales de cada partido o alianza.
22 de octubre
Elecciones presidenciales.
19 de noviembre
Segunda vuelta de las elecciones presidenciales
El otro posible postulante es el actual ministro del Interior Eduardo ‘Wado’ de Pedro, un aliado cercano de Cristina pero que tampoco ha resaltado en su gestión dados los altos índices de criminalidad del país.
“Los pocos candidatos que tiene el oficialismo son representantes del gobierno, y están a cargo de ministerios muy políticos en áreas donde no ha habido éxito. Todavía hay dos meses para oficializar candidaturas, pero en el caso de Massa hay que ver cómo evoluciona la situación económica, pero es probable que los números de la inflación de mayo estén iguales o peores que los de abril, que fue de 7,7%”, apunta Rodríguez Rey.
Las otras opciones estarían entre Daniel Scioli, excandidato presidencial en el 2015 y actual embajador argentino en Brasil, y Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires y uno de los alfiles de la vicepresidenta.
“Kicillof es quien mejor traslada los votos de Cristina, pero el riesgo de que vaya de candidato a presidente es lo que pueda pasar en la provincia de Buenos Aires, porque podría ocurrir lo mismo que ocurrió en el 2015, cuando el peronismo se quedó sin provincia y sin gobierno nacional”, agrega. Aquella vez, María Eugenia Vidal, una figura referente de la alianza de Macri, ganó las elecciones en el gran Buenos Aires.
Cargo: Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Partido: PRO – Juntos por el Cambio
Edad: 57 años
Cargo: Ministro de Economía
Partido: Frente Renovador – Frente de Todos
Edad: 51 años
Cargo: Diputado federal
Partido: La Libertad Avanza
Edad: 52 años
La rivalidad opositora
Pero pese a la situación económica y el creciente apoyo hacia Milei, los números aún están repartidos entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Según Opina Argentina, ambos empatan con el 27% de las preferencias, mientras Milei está en un expectante 23%.
Otras encuestas incluso le dan al frente opositor un 33%. El expresidente Macri también saltó del barco hace unos meses y no será candidato de su alianza ante la evidencia de las cifras: su rechazo es de nada menos 75%, bastante más que el de la propia Cristina, que llega a 68%.
Pero la interna en Juntos por el Cambio está mucho más descarnada y hay, por lo menos, dos candidatos muy movilizados que intentan hacerse de la candidatura: Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de la ciudad de Buenos Aires, y Patricia Bullrich, exministra de Seguridad y actual presidenta del PRO, el partido que fundó Macri.
“La interna es muy dura en la oposición, en particular entre Rodriguez Larreta y Bullrich, incluso con potenciales rupturas entre ambos. Los otros partidos de la oposición parecen mas cercanos a Rodriguez Larreta aunque la mayoría de las provincias desdoblaron sus elecciones provinciales y tienen juego propio”, agrega Murillo.
Estas divisiones podrían complicarlos a la hora de congregarse ante una candidatura unificada que salga de las primarias de agosto, teniendo en cuenta que el objetivo es la presidencia nacional. De hecho, este viernes se reunieron los principales referentes de la alianza, con Macri a la cabeza, para tratar de mostrarse unidos y aprovechar, en votos, el deterioro del gobierno, algo que está siendo mejor capitalizado por Milei.
“El problema es que estas rencillas, este ruido que generan estas discusiones, se está traduciendo en que la intención de votos de Juntos por el Cambio está decayendo. Hace tres meses estaban cerca de los 40 puntos, ahora están cerca de los 30″, señala Rodríguez Rey. “Solo están mostrando que están desunidos”.
Milei ya no es una sorpresa
Así, como ya dijimos, el libertario sigue cosechando a río revuelto, aunque en la política latinoamericana nada está dicho y los plazos aún son largos.
“Milei representa el voto enojado con la política. Es una de las opciones presidenciales pero con poca organización territorial para sostener una elección que requiere fiscales de mesa en todo el país”, advierte Murillo.
Lo que sí es cierto es que el apoyo a Milei está siendo transversal, de aquellos argentinos descontentos con los unos y los otros, sean kirchneristas o macristas, y que quieren soluciones pronto.
“Tanto el oficialismo como Juntos por el Cambio están posicionando a Milei como el rival a vencer sin tener una concepción cabal de cuál es el espacio que él está representando. Al posicionarlo así lo único que están logrando es solidificar esa transversalidad y ya están escribiendo ellos mismos el final del cuento, están adelantando el final en lugar de ver cómo pueden evitarlo”, puntualiza Rodríguez Rey.
Mientras las peleas internas se afianzan, el libertario sabe que sus compatriotas ya no votan con la mano en el corazón, sino con las dos manos en el bolsillo.
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