La centroderecha ganó este domingo las alcaldías de Sao Paulo y Rio de Janeiro, ciudad, esta última, donde el “bolsonarismo” sufrió un nuevo golpe tras la derrota del actual regidor, el obispo evangélico Marcelo Crivella, en la segunda vuelta de las elecciones municipales de Brasil.
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Unos 38 millones de electores, el 25% del total de los votantes, estaban llamados hoy a las urnas para elegir alcaldes en el balotaje en 57 grandes ciudades del país, entre ellas Recife, donde el Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva firmó su debacle tras perder la posibilidad de ganar una gran capital.
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En Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país con nueve millones de votantes, se cumplieron las proyecciones de las encuestas con la victoria del actual alcalde Bruno Covas, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centroderecha).
Covas, nieto del histórico político Mario Covas, cuenta con el aval de su antecesor y actual gobernador del estado homónimo, Joao Doria, quien se ha alzado como el principal rival político de Bolsonaro dentro del campo conservador.
Fue reelegido con un 59,3 % de los votos, lo que supone una amplia ventaja frente al profesor universitario y líder de los sin techo Guilherme Boulos (40,6 %), quien hoy no pudo ir a votar tras dar positivo por coronavirus en la recta final de la campaña electoral.
Boulos, de 38 años, se ha alzado como la principal voz de la izquierda en Brasil tras llegar al balotaje de la mano del emergente Partido Socialismo y Libertad (PSOL), formación surgida en 2004 tras una purga promovida por el PT, y ha asumido una parte del protagonismo que durante décadas ha tenido Lula dentro del campo progresista.
En Río de Janeiro, la Alcaldía recayó en manos del exalcalde Eduardo Paes, quien obtuvo el 64,11 % de los votos tras recibir el apoyo crítico de un variopinto grupo de partidos tanto de izquierda como derecha que tienen en común su animadversión al presidente Jair Bolsonaro.
Crivella (35,89 %) contaba con el aval del líder de la ultraderecha brasileña, quien tenía sus cartas puestas en Río de Janeiro tras el varapalo sufrido en la primera vuelta por los candidatos bendecidos por él.
Bolsonaro, quien se encuentra sin formación tras haber abandonado el año pasado el Partido Social Liberal (PSL) por divergencias con sus líderes, transfirió su apoyo público a un total de 13 aspirantes, de los cuales 11 fueron derrotados en las urnas.
Además de Río de Janeiro, el “bolsonarismo” también cedió este domingo en Fortaleza (nordeste), donde Wagner Sousa Gomes, conocido como el “capitán Wagner”, perdió por un estrecho margen.
EL PT DE LULA SELLA SU DEBACLE
Pese a que a que la izquierda consiguió contener la sangría vivida en las municipales de 2016, el tradicional Partido de los Trabajadores terminó de confirmar el descalabro ya vivido en la primera vuelta tras perder las elecciones en Recife y Vitoria (nordeste), las dos capitales que disputaba.
En Recife, Marilia Arraes, ahijada política de Lula, perdió ante su primo Joao Campos, quien se convirtió en el alcalde electo más joven en una capital de Brasil, con 27 años.
En Vitoria, un antiguo reducto electoral del PT, el candidato del partido Republicanos, el comisario Lorenzo Pazolini, desbancó al progresista Joao Coser con un 58,50 % de los votos.
Esta es la primera vez que el PT, considerado por muchos años como el principal referente del campo progresista de Brasil, no gobernará a ninguna de las capitales brasileñas desde 1985.
El PT, que ya gobernó por dos veces Sao Paulo, la mayor ciudad del país, llegó al récord de nueve capitales en 2004, en el segundo año del mandato presidencial de Lula (2003-2010).
JORNADA ELECTORAL SIN INCIDENTES
Con una abstención récord en Sao Paulo y Río de Janeiro, el proceso se desarrolló casi sin incidentes y bajo estrictas medidas de seguridad por la covid-19, ya que Brasil es el segundo país con más muertes en el mundo por la enfermedad, con más de 172.000 fallecidos, y el tercero con más casos, con cerca de 6,3 millones de contagios.
El escrutinio fue notablemente más rápido que en la primera vuelta, cuando un intento de ataque cibernético retrasó varias horas la divulgación de los resultados.
En Brasil, el voto es obligatorio y se hace mediante urna electrónica, una modalidad considerada fiable según los especialistas, pero que ha sido puesto en duda por el presidente Jair Bolsonaro.
El líder ultraderechista no sólo cuestionó hoy el sistema electrónico de Brasil, sino que aprovechó la cita para denunciar el “fraude” en los comicios estadounidenses, donde el voto es en papel.
“La prensa no lo divulga, pero yo tengo mis informaciones, y no sirve de nada decírselas a ustedes porque no las van a divulgar, de que realmente hubo muchos fraudes (en las elecciones de Estados Unidos)”, afirmó el jefe de Estado brasileño, uno de los pocos mandatarios que aún no ha felicitado a Joe Biden por su elección como presidente de Estados Unidos.
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