Gisella López Lenci

Cuando en abril del 2018, Luiz Inácio Lula da Silva fue recluido en la cárcel de Curitiba, muchos pensaron que se escribía el capítulo final de la agitada trayectoria política del expresidente de Brasil. El megaescándalo de corrupción que involucró a Petrobras y cuyos tentáculos se esparcieron por todo el continente mellaron duramente su figura, y el rechazo que generaba él y el Partido de los Trabajadores (PT) en una parte importante de los brasileños desembocó en la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro.