En la sesión especial de la séptima sala de la Cámara de Diputados y Diputadas de Chile se está discutiendo si se iniciará un juicio político en contra del presidente Sebastián Piñera.
El marco constitucional así lo permite: según explica la transmisión virtual oficial de dicho debate, en 1980 se estableció que se “puede hacer efectiva la responsabilidad del jefe de Estado” si es que comprometió (puso en riesgo) “el honor de la Nación”.
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Y de eso se señala a Piñera, luego de que los Pandora Papers revelaran que el mandatario cometió irregularidades en la venta de la minera Dominga.
No es la primera vez que se plantea el camino del ‘impeachment’ en contra suyo: en diciembre del 2019, se presentó uno por “violación a los derechos humanos” debido a la gestión del gobierno chileno ante el estallido social de octubre de ese año
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Ahora, el diputado Jaime Naranjo es el encargado de la acusación que nuevamente pone en jaque a Piñera. “Solo [quiero] hacer un comentario, presidente...”, fue la primera frase que sostuvo en la cámara.
Al respecto, el sociólogo chileno Axel Callís explica que la acusación debería votarse este lunes 8, pero que, a razón de la ausencia de varios diputados (en cuarentena por haber estado expuestos al coronavirus) la oposición utilizará el recurso del filibusterismo.
“Es decir, Naranjo hablará, hablará y hablará para ganar tiempo. Como faltan votos, él expondrá el caso durante 12 o 14 horas, alargará la discusión para que esto se vote el martes 9, cuando los diputados faltantes sí podrán asistir a la cámara. Por eso, la acusación pasó de tener 100 páginas a 1300″.
“Quedan pocas hojas, señor presidente [de la Cámara]. Valoro el espíritu y el ánimo de los diputados por querer acompañarme en la sala”, agregó Naranjo.
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¿HABRÁ JUICIO?
Sobre el futuro de esta acusación, Andrés Jouannet, profesor de Ciencia Política en la Universidad Católica de Chile, anota que el futuro es incierto en tanto no hay una oposición cohesionada.
“La oposición tiene tres candidatos con representatividad, Gabriel Boric, Yasna Provoste y Marco Enríquez-Ominami, así que la discusión en la cámara tiene que ver con eso”.
Jouannet explica que cualquier resultado responderá directamente a lo que los partidos buscan en las elecciones presidenciales del domingo 21 de noviembre. Es decir, se trata de “darle señales al país” para llevar agua a su molino.
Lo que se juega la centroizquierda, liderada por Provoste, por ejemplo, es ver “qué señal se manda al electorado”. Esto en el contexto de que, según el especialista, los extremos políticos -derecha e izquierda- son los favoritos, en desmedro de cualquier postura de centro.
“Más que algo de fondo, es una cuestión estratégica”.
LA VALLA MÁS ALTA
Axel Callís sostiene que es muy probable que la Cámara de Diputados presente la acusación constitucional. “Pero eso es totalmente distinto a que se vaya a destituir a Piñera”.
“En esta legislación, los diputados son los acusadores y el Senado el jurado, y, en esa segunda instancia, no hay votos suficientes para acoger la acusación”.
“Allí se necesitaría un quorum muy grande y tendría que votar gente de derecha del mismo gobierno. Lo más probable es que esto muera en el Senado”.
Para él, el resultado será el mismo que en el 2019, cuando también se intentó destituir a Piñera: “no va a pasar nada, se va a rechazar”, y el presidente seguirá hasta marzo del 2022, cuando debe entregar el poder.
Ya en marzo puede que algunas organizaciones internacionales decidan acusar de manera más frontal a Piñera por las violaciones a los derechos humanos, pero habría que esperar a ver si ello sucede o llega a buen puerto.
En ese sentido, Callís entiende que este proceso es el último “mazazo que se le da a la administración” Piñera y que, aunque el Senado siempre podría dar una sorpresa -”de repente un par de senadores decide cruzar la línea”-, se trata de un escenario incierto.
DE AQUÍ A MARZO DEL 2022
Con esto en mente, es válido preguntarse qué sucederá en los siguientes meses de la gestión de Piñera. Tanto Callís como Jouannet coinciden en que todo seguirá igual.
“En el fondo, hace tiempo que Piñera dejó de gobernar. Este país es un barco sin capitán, con un timón que se mueve para cualquier lado y funciona, fundamentalmente, porque el país todavía tiene cierto grado de formalidad”, comenta Jouannet.
Y agrega: “De hecho, a excepción de este periodo, el parlamento jamás tuvo tanta iniciativa en materia de leyes, más que el propio gobierno”.
Por su lado, Callís confirma que en Chile hay “institucionalidad” y que existen “una serie de protocolos que van a funcionar para que no haya vacío de poder”.
Si a ello se le suma que este proceso coincide con la campaña presidencial, el resultado será que se olvidará a mediano plazo. A largo, sin embargo, sí habrá consecuencias.
“Piñera quedará como un presidente que fue acusado durante su mandato por conflicto de intereses y haber generado negociaciones incompatibles con su cargo”.
“Aun así, el país no se va a desestabilizar”.
HITOS DE LA ADMINISTRACIÓN PIÑERA
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