La elección del Consejo Constitucional, paso importante dentro del largo camino hacia un eventual cambio de Constitución en Chile, dejó como gran ganador al Partido Republicano, del conservador José Antonio Kast.
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Según datos del Servicio Electoral (Servel), los Republicanos obtuvieron el 35,42% de los votos totales, consiguiendo 23 de los 50 escaños posibles e imponiéndose en 15 de las 16 regiones.
En la misma magnitud que estos resultados han sido una victoria para Kast, representan también un duro golpe para el oficialismo, cuya coalición apenas consiguió hacerse con 17 consejeros.
De esta forma, si los Republicanos se alinean con la derecha tradicional -que obtuvo 11 consejeros- contarán con dos tercios de los votos en el Consejo Constitucional.
Una mayoría que les otorga el poder en la cámara y la posibilidad, incluso, de cambiar las reglas del juego si así lo quisieran.
Consciente de esto, el presidente chileno Gabriel Boric instó a los Republicanos a evitar cometer los mismos errores que se vieron durante el primer proceso, el cual terminó con el proyecto de Constitución rechazado por una amplia mayoría durante un referéndum celebrado en el 2021.
LA RECETA DE LA DERECHA
Tal como señala Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, los resultados obtenidos por la derecha fueron mucho mayores “de lo que cualquier pronóstico había esperado”.
Cabe recordar que la intención de cambiar la Constitución nace a partir del estallido social de fines del 2019. Entonces, ¿cómo es que ahora la derecha contra la que protestaban termina teniendo el control del Consejo Constitucional?
“Las razones son diversas. Hablamos de factores contingentes, estructurales y de larga data”, comenta a El Comercio Francisco Vicencio, politólogo de la Universidad Católica de Chile y docente en la Universidad Alberto Hurtado.
Para el analista, la crisis migratoria, la ola de asesinatos de agentes de Carabineros y la perspectiva económica, además de los errores que dejó el primer proceso constituyente, terminaron inclinando la balanza hacia el lado de Kast.
“En la última semana, la agenda pública en Chile ha estado tomada por temas relativos a seguridad. Kast y el Partido Republicano tomaron una posición bastante dura frente al tema desde el inicio, a diferencia de la derecha tradicional, el resto de partidos o del oficialismo que fue muy criticado por tener una postura blanda”, comenta Vicencio.
“También se habla de la desafección partidaria. En los últimos años hemos tenido periodos hiperelectorales, desde elecciones locales, primarias o del proceso de Constitución. La ciudadanía está cansada”, agrega.
CAPITALIZANDO LA VICTORIA
A diferencia de los partidos de centro, izquierda o derecha tradicional, hasta hace un par de semanas los Republicanos seguían asegurando que ellos no apoyan un cambio de Constitución.
Con su apabullante victoria la pregunta que surge es qué pasará ahora que están al mando del barco. “No termina de quedar clara la postura que van a adoptar, pero hay tres escenarios posibles”, asegura Vicencio.
En primer lugar, el experto plantea que los Republicanos coordinen con los otros partidos de derecha el boicot del Consejo Constitucional. Apoyados en su mayoría de dos tercios, estos aliados podrían incluso desestimar los 12 puntos intangibles que sugerirá el Consejo de Expertos antes que la Constitucional comience a sesionar el 7 de junio.
1. En marzo, el Parlamento designó un Comité de Expertos, conformado por 24 especialistas que están redactando un borrador que entregarán a los consejeros constitucionales.
2. Dicho borrador debe seguir 12 principios acordados por los partidos políticos con el objetivo de evitar que el nuevo texto suene refundacional.
3. Los 50 miembros del Consejo Constitucional comenzarán a sesionar el 7 de junio. Ellos recibirán el borrador de los expertos y tendrán cinco meses para preparar la propuesta de nueva Constitución.
4. El 17 de diciembre los chilenos serán convocados a un plebiscito para votar si apoyan o no la nueva propuesta de Carta Magna.
En segundo lugar, está la posibilidad de que refrenden la Constitución heredada de Pinochet tal como está, dejando fuera del debate a la izquierda y centro-izquierda. “Lo que preocuparía sería que la derecha quiera mantener la Constitución actual y desvincularse de cualquier tipo de modificación como el reconocimiento de pueblos originarios, aumentar los derechos garantizados. También podrían limitar una reforma de libertades civiles, como una eventual ley para la eutanasia; o libertades económicas. Por ahora han anunciado que esos temas no se tocarán, pero habrá que ver cómo transcurrirá la discusión porque hay varios actores nuevos en política y eso lo hace poco predecible”, explica Vicencio.
Finalmente, el tercer escenario suena como el más esperanzador para la democracia chilena. “Sería que sean colaborativos y obtengan un triunfo en el plebiscito del 17 de diciembre, eso les traería un gran rédito político”, comenta el experto.
Los resultados del último domingo han demostrado que el tablero ha girado por completo y presentan una oportunidad incomparable para Kast.
Para Vicencio, el futuro de este Consejo Constitucional será determinante para las opciones de que el político conservador llegue a La Moneda. “Indudablemente este proceso se vinculará directamente a su figura, así como su eventual éxito o fracaso. Actualmente se encuentra liderando los sondeos por un amplio margen, pero ser de la oposición en la actualidad es un lugar bastante cómodo. Si se cometen los mismos errores que en el proceso anterior y no consigue el apoyo de la ciudadanía su figura podría ser rechazada”, opina.
"El gobierno queda en una posición muy débil porque nadie quiere estar cerca de un gobierno impopular"
Las encuestas anticipaban una derrota para el oficialismo, así que en las últimas semanas el gobierno intentó alejarse del proceso y el presidente evitó comentar al respecto. La derecha, por su parte, intentó convertir esto en un referéndum sobre el gobierno y probablemente lo logró.
El último domingo se pudieron ver dos cosas: a la derecha le fue mejor de lo que se esperaba y, además, el Partido Republicano pasó de ser un partido menor dentro de la derecha a convertirse en el más importante de ella. La muestra es que Republicanos consiguió más votos y más escaños que los otros tres partidos de derecha que participaron.
Con estos resultados, el gobierno queda en una posición muy débil porque nadie quiere estar cerca de un gobierno impopular. En ese sentido, será muy difícil que logre avanzar con las reformas que le interesan. Por otro lado, la derecha buscará convertir esta victoria no solo en un control del Consejo Constitucional sino en una herramienta para presionar al gobierno a fin de que cambie sus prioridades, abandone algunos proyectos de ley y priorice otros.
La derecha quiere una reforma de pensiones distinta a la del gobierno, manteniendo el sistema privado en lugar del ente estatal que propone el gobierno; entonces apoyará una reforma pero como ellos la quieren. En segundo lugar, el gobierno acaba de perder en el Congreso la reforma tributaria, la derecha aceptará subir impuestos a las empresas pero si se generan beneficios que incentiven la inversión. La derecha buscará que esa reforma tenga un impacto neto de cero, que suba en unas áreas pero baje en otras, mientras el gobierno plantea una reforma que aumente la recaudación en unos 2 o 3 puntos del PBI.
El tercer proyecto lo anunció el presidente hace un par de semanas: la nueva política nacional del litio, que incluye la creación de una empresa pública que pueda participar de los futuros proyectos de explotación de litio. La derecha quiere una reforma que aumente los impuestos de las empresas que pagan al Estado por la explotación, pero no quieren que una empresa estatal participe de la explotación.
La ironía aquí es que Republicanos no quería cambiar la Constitución de Pinochet, sino mantenerla con reformas que han hecho los gobiernos democráticos desde 1990. Probablemente el Partido Republicano dirá que si no hay consenso se mantendrán las cosas tal como están ahora. El statu quo es algo que a ellos no les molesta.