Incluso sin grandes sorpresas, el panorama político tras las elecciones del domingo en Colombia muestra un país incomparable al del pasado.
Quizá eso explique la intensidad de una jornada que, en otras circunstancias, podría haber sido un trámite: la elección interna de los candidatos de cada coalición y la conformación del Senado y la Cámara.
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Pero, precisamente por la novedad de las consultas interpartidistas, que dominaron la cobertura mediática durante meses, una jornada en teoría prelectoral se convirtió una suerte de primera vuelta en una elección de tres rondas que definirá el poder en el país entre 2022 y 2026.
El 29 de mayo los colombianos votarán por presidente en primera vuelta y es probable que sea necesaria una segunda ronda el 19 de junio.
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Según los resultados del domingo, la campaña presidencial parece polarizada entre la izquierda y derecha, a pesar de que las legislativas mostraron un país fragmentado, diverso y difícil de encajar en un solo —o dos, o tres— espectro ideológico.
Se sabía que lo que estaba en juego este 13 de marzo era mucho. Y los resultados arrojan un panorama político que Colombia no ha transitado, a pesar de que algunos elementos del pasado sigan vigentes.
Estos son, pues, tres resultados inesperados de la elección del domingo.
1. La fuerza arrolladora de Petro
Las encuestas tienen a Gustavo Petro como candidato favorito hace meses, sino años.
El senador y exalcalde de Bogotá perdió la segunda vuelta hace 4 años contra Iván Duque y desde entonces se ha dedicado a hacer campaña y aceitar su candidatura.
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Se esperaba, entonces, que le fuera bien. Pero que un exguerrillero crítico del statu quo sea por tanto el favorito de una elección es un desarrollo insólito para un país donde casi siempre gobernó la derecha.
Con 5,7 millones de votos, la consulta de la coalición de Petro, el Pacto Histórico, dobló en votos al total de las otras dos consultas, del centro y la derecha, que se eligieron el domingo. Petro individualmente obtuvo 4,5 millones, la votación más alta que haya tenido alguien en una interna.
Pero, además, por primera vez en la historia del país un movimiento de izquierda será la fuerza más numerosa en el Congreso.
Según la Registraduría, el Pacto logró 16 senadores y 25 representantes a la Cámara, un número que le obligará atar puentes con otros partidos, pero lo pone en ventaja para ser, gane o no la presidencia, la coalición mayoritaria en el Legislativo.
La pregunta ahora es si Petro podrá ganar, como dijo el domingo, en primera vuelta. Necesita sumar otros 5 millones de votos, lo cual es difícil a pesar de sus acercamientos con el Partido Liberal y el Partido Verde.
Solo Álvaro Uribe, el político más popular de la historia reciente de Colombia, ha ganado una elección en primera vuelta. Desde entonces, la política en Colombia se ha definido entre uribismo y antiurubismo.
Muchos dan por segura la segunda vuelta este año, pero está claro que, a diferenca de las anteriores, esta elección presidencial se definirá entre petrismo y antipetrismo.
2. El fenómeno Francia Márquez
En la consulta del Pacto Histórico, Petro le ganó por 65 puntos porcentuales a Francia Márquez, una líder social afro que, sin embargo, se convirtió en el fenómeno más novedoso de la jornada.
De 39 años, Márquez viene de un lugar del que tradicionalmente no han salido salieron políticos de influencia nacional en Colombia: el campo y la cultura negra. Nació en Suárez, Cauca, una región en el suroccidente particularmente golpeada por el narcotráfico, la minería ilegal y el conflicto armado.
Ella misma ha sido objeto de varios atentados contra su vida.
Abogada, feminista y símbolo de una cultura popular que intenta reconectar al país con sus raíces ancestrales y afro, Márquez entró a la política y ganó varios premios internacionales por su lucha —exitosa— contra grandes empresas de explotación minera.
Que una líder de estas características haya sacado 800.000 votos, el tercer candidato más votado del domingo, es un desarrollo histórico para Colombia.
Ahora Márquez se proyecta no solo como la vicepresidenta o una de las ministras estrella del potencial gabinete de Petro, sino también como una de las políticas más influyentes de las próximas décadas en Colombia.
3. El éxito de las maquinarias que todos muchos por muertas y el fracaso de las que muchos creían vigorosas
Mucho se habló en los últimos meses de las llamadas maquinarias, esquemas de clientelismo a través de los cuales candidatos suman apoyo con los avales —y, a veces, la compra de votos— de poderes locales enquistados allí durante décadas.
El domingo, las maquinarias que se daban por vestigios de un pasado que nadie quiere repetir mostraron su poderío, sobre todo las dos fuerzas que tradicionalmente dominaron la política en el siglo XX: el Partido Liberal (15 senadores) y el Partido Conservador (16 senadores).
Con estos resultados, ambos jugarán un papel crucial en la campaña y en el próximo gobierno. Aliarse con ellos es una garantía de poder político.
Y mientras los tradicionales mostraron vigencia, hubo maquinarias que se quemaron pese a su reputación de nueva fuerza política del país.
Quizá la más llamativa fue la de Alejandro Char, un exalcalde de Barranquilla dueño de supermercados y equipos de fútbol que tiene la fama de manejar la costa atlántica a su antojo. Perdió por 40 puntos la consulta de la derecha contra Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín y por el momento carta más sólida de la derecha.
Otro descalabro inesperado, aunque distinto en sus causas, fue el del Nuevo Liberalismo, un partido que intenta revalidar el legado del excandidato presidencial liberal Luis Carlos Galán y convocó una serie de personalidades de los medios y la academia para estas elecciones.
Solo lograron un escaño en la Cámara, un resultado insólito a juzgar por la cobertura en medios que inspiró el movimiento.
Y aunque no se esperaba un gran desempeño del uribismo en estas elecciones, la pérdida de fuerza del Centro Democrático en el Congreso, que pasó de ser la primera bancada en el Senado a ser la quinta (de 19 curules a 14), es otro desarrollo notable en la política colombiana.
Álvaro Uribe, desgastado por décadas de política y escándalos y el saliente e impopular gobierno de Iván Duque, ha tenido un tímido papel hasta ahora en la campaña presidencial.
Sin embargo, los votos que antes fueron de Uribe y Duque ahora fueron para Federico Gutiérrez, quien se ve vigoroso y el más probable contrincante de Petro en una segunda vuelta.
Muchos hablan de Fico como el candidato "a la sombra" de Uribe: el líder de una derecha desuribizada.
Pero dar al uribismo por muerto en Colombia es imposible, por mucho que hayan perdido fuerza legislativa. Lo que está claro es que su estrategia ya no tiene el expresidente, ni a la llamada "seguridad democrática", como principal carta.
Y eso, en el país que eligió a Uribe o al candidato de Uribe en cuatro de las últimas cinco elecciones, es un evento extraordinario.
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