EPA/GETTY
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BBC News Mundo

Tanto Gustavo Petro como Rodolfo Hernández, los candidatos a la presidencia de Colombia, han sido acusados de machistas.

No es lo único que tienen en común: ambos proponen un cambio drástico en la política colombiana y representan un liderazgo muy distinto al que están acostumbrados los colombianos.

Mira: Qué necesitan Petro y Hernández para ganar la segunda vuelta y ser presidentes de Colombia

A Petro le achacan sus críticas al feminismo y su estilo patriarcal de tomar decisiones. A Hernández le critican algunos comentarios aparentemente discriminatorios y anticuados.

Los candidatos tienen posturas distintas frente al aborto, el rol de la mujer en la política y el embarazo adolescente.

Petro incluso atacó a Hernández por este tema el domingo de la primera vuelta de las elecciones: "¿Mujeres a la casa o mujeres al poder y la libertad? Usted decide", tuiteó.

Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. GETTY IMAGES
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. GETTY IMAGES

Hernández, sin embargo, ha matizado la intervención en la que supuestamente decía que las mujeres no deben participar en política, sino quedarse en la casa. Y se jacta de que el 70% de su gabinete en la alcaldía de Bucaramanga eran mujeres porque "tienen más reservas morales y son más trabajadoras".

En todo caso, ambos candidatos escogieron mujeres como candidatas a la vicepresidencia.

Mujeres con perfiles distintos, pero ambas afrodescendientes, de valiosas carreras fuera del sistema político tradicional y con una agenda amplia en diversos temas.

¿Quiénes son, pues, las mujeres que se disputan la vicepresidencia de Colombia?

Francia Márquez

Gustavo Petro y Francia Márquez. (EPA)
Gustavo Petro y Francia Márquez. (EPA)

Francia Márquez nació hace 39 años en Suárez, Cauca, un municipio en el suroccidente colombiano golpeado por el narcotráfico, la minería ilegal y el conflicto armado.

Empezó su lucha medioambiental a los 15 años. Su primera gran batalla política fue oponerse a un proyecto para la desviación del río Ovejas -crucial para la supervivencia de miles de indígenas y afrodescendientes de la región- hacia una represa.

La movilización contra las mineras tuvo efecto y el proyecto se canceló. Luego participó en otras campañas contra lo que ella denomina "la economía extractiva". Su rol le valió el premio Goldman, conocido como el Nobel del Medio Ambiente.

"(La movilización) fue la primera vez que yo escuché, siendo una niña afrodescendiente, que nosotros teníamos derechos", le dijo Márquez a la BBC en una entrevista en 2018.

"Derechos colectivos a definir en términos de lo que queríamos para nuestro territorio y lo que queríamos en términos de nuestro desarrollo".

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Esta lectura del territorio nacional, de la economía y de los derechos ha sido lo que Márquez, siempre vestida de los colores llamativos que conectan con su ascendencia afrocolombiana, le ha inyectado a la campaña de Petro.

"Francia logró lo nunca visto", decía esta semana la escritora feminista Catalina Navas en Twitter. "Las mujeres vamos a votar primero por su candidatura a la vicepresidencia, y luego, en segundo lugar, por su fórmula presidencial".

Los críticos acusan a Márquez de haber recibido subsidios del Estado cuando sus críticas sobre el asistencialismo estatal son vehementes. También ha sido cuestionada por sus visión la economía socialista y por el uso del lenguaje incluyente.

Ella ha calificado las críticas como "intentos de pisotear su nombre". Defiende sus posturas feministas y le mandó "un abrazo ancestral" a la famosa cantante que le dedicó un comentario racista.

Marelen Castillo

Marelen Castillo. (GETTY IMAGES)
Marelen Castillo. (GETTY IMAGES)

Marelen Castillo Torres nació hace 57 años en Cali, la tercera ciudad del país, cerca de la costa Pacífico.

La mayor de cinco hermanas, Castillo pasó su niñez en un barrio de clase media al norte de Cali. Su madre es una modista afro de Buenaventura, la capital de la costa Pacífico, y su padre un funcionario público.

La vida de Castillo se ha desarrollado en esa delgada frontera entre la educación y la religión. Estudió en un colegio católico y su último empleo antes de entrar a la política fue en una universidad católica.

Licenciada en biología y química en la Universidad Santiago de Cali, durante 11 años fue profesora en su antiguo colegio. También estudió ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Occidente, administración en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y tiene un doctorado en educación en la Universidad de Nova Southeastern, en Florida, Estados Unidos.

En 2007, se mudó a Bogotá y entró a la Corporación Universitaria Minuto de Dios, Uniminuto, una prestigiosa entidad católica. Allí tuvo varios cargos hasta que llegó a ser vicerrectora. Su gran proyecto fue conectar a la universidad con instituciones extranjeras y diseñar sofisticados programas de educación a distancia, hoy su especialidad.

Castillo llegó a la campaña de Hernández sin conocer al candidato. Se postuló con su hoja de vida y fue la escogida por la campaña porque representa a ese colombiano del común, pujante y trabajador y exitoso, que Hernández busca representar y llevar a la Casa de Nariño.

"Necesitamos un país educado que encuentre otras opciones de vida, unas rutas de formación que generen empleo, emprendimiento, y que a todos aquellos que estén delinquiendo les generen otras oportunidades para tener una calidad de vida digna", dijo Murillo en un debate en Semana.

Y sobre las declaraciones supuestamente machistas de Hernández, aseguró este lunes a la W radio: "El video se saca de contexto de lo que él quería expresar. En la campaña somos muchas mujeres que aportamos (...) Él es un hombre muy respetuoso, es un hombre serio y calmado, y respeta el trabajo que hacemos nosotras las mujeres"

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Las diferencias entre Castillo y Márquez son grandes: una es urbana y la otra rural; una es de derechas y la otra de izquierdas. Las dos son afrodescendientes, pero no le dan al tema la misma simbología ni trascendencia.

Las dos, en todo caso, son mujeres que representan un cambio inédito para Colombia. Pero son cambios distintos. Y eso es, al final, lo que terminará definiendo la presidencia.

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