Andrés Arauz le debe todo en la política al socialista Rafael Correa. De la mano del exmandatario, llegó a la burocracia, debutó electoralmente y alcanzó la segunda vuelta presidencial. Y con 36 años podría convertirse el próximo 11 de abril en el presidente más joven de Ecuador en cuatro décadas.
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Arauz habla pausado y sin subir el tono. Tiene el aspecto de un alumno aplicado. Reconoce sin complejos la reputación de su mentor, el político más influyente de este siglo en el país.
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Después de que la justicia le impidió a Correa (2007-2017) ser su fórmula vicepresidencial, por una condena a ocho años por corrupción, Arauz piensa en él como un asesor, quizá el principal de su eventual gobierno.
Sin embargo, se cuida de pasar como un convidado de piedra. “Las decisiones las toma el presidente y el presidente seré yo”, ha dicho a la prensa.
Correa está presente hasta en el bordado que lleva en sus camisas.
Arauz se impuso en la elección del 7 de febrero con 32,72% de los votos, pero no le alcanzó para evitar el balotaje del 11 de abril. Necesitaba obtener al menos 40% de los sufragios y una diferencia de 10 puntos sobre su inmediato seguidor, el derechista Guillermo Lasso que captó 19,74%.
El candidato, que pasó su infancia al lado de su abuela materna, hoy de 106 años, se describe como “estudioso”, “muy casero” y “católico”.
Parte de su niñez vivió en la ex Unión Soviética, donde estudiaba su padre. Allá aprendió a tocar piano y acordeón con una severa maestra que impartía clases “con una disciplina tenaz”.
Arauz no tiene el temperamento explosivo de Correa. Cuando puede trata de marcar diferencias con él, por ejemplo, quiere una relación “excelente” con Estados Unidos.
“Son personalidades distintas (...) y eso más bien es una potencialidad”, dijo a la AFP Pabel Muñoz, quien fue su jefe en la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo.
Su ahora compañero de campaña lo define como “un tipo agradable”, de “buen trato y buena conversación”.
Un “perfecto desconocido”
Arauz nació para la política con Correa y desapareció cuando él dejó la presidencia en 2017. Por eso fue una sorpresa cuando el exmandatario lo eligió para recuperar el poder por la coalición de izquierdas Unión por la Esperanza (Unes).
Ironizando las críticas que recibió su candidatura, Arauz se presentó como el “perfecto desconocido que conoce y ama al Ecuador” y se comprometió “a sacar de la crisis sanitaria y económica” al país.
Pero el hombre que parecía sacado de entre las sombras, desde los 22 años había sido asesor del extinto ministerio coordinador de la Política Económica, director general del Banco Central y ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano, otra cartera eliminada por el mandatario Lenín Moreno.
El 2017 fundó el Observatorio de la Dolarización. Aunque de bajo perfil, ya era una figura política forjada en la administración de Correa, a quien tilda de “líder histórico”.
Arauz tiene estudios en economía y matemática en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y obtuvo una maestría en economía del desarrollo en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito.
Su candidatura le obligó a suspender un doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), que inició en 2017.
Está casado con Mariana Véliz, una ecuatoriana nacida en Ucrania, con quien tiene un hijo de cinco años.
A la sombra del maestro
En un país polarizado, el candidato dijo a la AFP que aspira “construir un proyecto de unidad nacional” e “invitar a los distintos segmentos” a “unirse a un plan de emergencia económica y sanitaria”.
Nacido en Quito, el 6 de febrero de 1985, también se define a sí mismo como patriota, demócrata y progresista. Habla inglés, francés y ruso.
Al igual que Correa, considera una “traición” la gestión de Moreno, que fue vice del exgobernante socialista entre 2007 y 2013. Una pugna entre ambos hundió en la crisis al oficialismo.
“No dudo que a quienes fueron evidente oposición en estos años se les vendrá una persecución”, dijo a la AFP Karen Garzón Sherdek, de la Universidad Internacional SEK, al estimar que el de Arauz “intentará ser un gobierno autoritario que lo controle todo”.
“Rebelarse de Correa sería mucho riesgo para Arauz porque las bases del correísmo no le perdonarían”, consideró la experta.
Siguiendo la línea de su maestro, Arauz también cuestiona las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de millonarios créditos que contrajo Moreno, con el argumento de que Correa dejó en quiebra al país.
Las condiciones pactadas “atentarían directamente contra los bolsillos de las familias ecuatorianas”, dice Arauz, aunque sin anticiparse a anunciar una renegociación o incumplimiento.
Tras ganar la primera vuelta, Arauz visitó Estados Unidos, donde se reunió con funcionarios del FMI para “conocer de cerca el acuerdo” firmado con el gobierno de Moreno.
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