Buenos Aires. El triunfo del abogado Alberto Fernández, de 60 años, en las elecciones de este domingo devuelve al peronismo al poder en Argentina en un momento en el que el país vive una grave crisis económica y de convulsión en América Latina.
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Con el 96,99% del voto escrutado, Fernández, del Frente de Todos, se impuso con el 48,10% de los sufragios ante el presidente Mauricio Macri, que obtuvo un 40,36%, lo que supone una ventaja de casi 8 puntos, mucho menor que la que pronosticaban las encuestas.
Fernández tomará las riendas del poder el próximo 10 de diciembre sin necesidad de una segunda vuelta al haber logrado superar el 45% de los votos.
Tras conocer los resultados, Macri felicitó al presidente electo y lo invitó a desayunar este lunes a la Casa Rosada para comenzar un “período de transición ordenada, que lleve tranquilidad a todos los argentinos”.
Macri, que confió hasta el último momento en forzar una segunda vuelta en los comicios, adelantó que su formación política ejercerá una “oposición sana, constructiva y responsable”.
En un multitudinario acto en el búnker del Frente de Todos al grito de “Alberto, presidente, Alberto, presidente”, Fernández afirmó que se reunirá este lunes con el presidente para hablar de la transición política y prometió “colaborar” porque lo único que le preocupa es que “los argentinos dejen de sufrir de una vez por todas”.
No obstante, Fernández también le pidió al Gobierno de Macri que sea consciente de lo que deja y ayude a reconstruir el país de “las cenizas que han dejado”.
Después de conocerse los resultados de las elecciones y ante el grado de incertidumbre en los mercados, el Banco Central argentino anunció este domingo que endurecerá las restricciones cambiarias que comenzó a aplicar el mes pasado e impondrá un nuevo límite a la compra mensual de dólares, que será de 200 para las transacciones bancarias y de 100 en efectivo.
Las medidas, que serán detalladas este lunes en una rueda de prensa, tendrán vigencia hasta diciembre y suponen una significativa reducción al límite de 10.000 dólares mensuales que Macri había anunciado a principios de septiembre, pocos días después de que el triunfo de la oposición en las elecciones primarias provocara un terremoto financiero.
Los mercados operaron la semana pasada con alta volatilidad y creciente incertidumbre sobre el rumbo que tomará la economía y por las dificultades para pagar la deuda y en los últimos días el dólar volvió a subir y este viernes cerró a un valor récord de 65 pesos por dólar.
Los resultados de las elecciones que han dado el triunfo a Fernández son fruto de un proceso de unidad del peronismo, que estaba muy dividido tras la derrota que sufrió en 2015, y confirman la polarización política en Argentina.
Para conseguir ganar estos comicios, como finalmente ha sucedido, Cristina Kirchner, quien afronta varias causas judiciales por presunta corrupción durante su gobierno, cedió la candidatura presidencial a Alberto Fernández, jefe de gabinete durante todo el gobierno de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner (2003-2007), así como durante los primeros meses de su primer mandato.
“Esto que ha sucedido en Argentina, lo que vemos que ha sucedido en la hermana República de Chile, lo que pasó también hace poco tiempo en Ecuador, nos tiene que abrir la cabeza, no solamente a los dirigentes políticos, sino a todos los dirigentes sociales, empresariales, de la inviabilidad de modelos políticos y económicos basados en el ajuste permanente”, dijo la electa vicepresidenta en un acto ante miles de seguidores en Buenos Aires.
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Durante la celebración de su triunfo ante miles de simpatizantes, los Fernández también reconocieron a Evo Morales como mandatario reelegido en Bolivia y reclamaron la libertad del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente electo también tuvo palabras de recuerdo para el fallecido expresidente Nestor Kirchner (2003-2007), de cuya muerte se cumplen hoy nueve años.
Pese a la derrota que ha sufrido Macri en estos comicios, el hecho de haber logrado superar ampliamente el porcentaje de votos que obtuvo en las elecciones primarias y que la victoria de Fernández no haya sido arrolladora, le permitirán mantener una oposición firme.
El oficialismo consiguió la victoria en el gobierno de la capital de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, pero perdió el de la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, donde se impuso el candidato peronista Axel Kicillof, ministro de Economía argentino durante el gobierno de Cristina Fernández.
Saldar la “grieta” en Argentina, el desafío de Alberto Fernández
El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, logró la victoria tras cerrar las divisiones en el seno del peronismo, pero ahora enfrenta el desafío de saldar la colosal “grieta” que polariza a los argentinos en posiciones que parecen irreconciliables.
“Se terminaron el ‘nosotros’ y el ‘ellos’”, declaró Fernández el domingo poco antes de que los comicios confirmaran su consagración en primera vuelta, con 48% de los votos. Prometió dejar atrás la polarización y llamó a “trabajar todos juntos por un país mejor”.
La “grieta”, un término importado de la geología y que evoca un temblor y rotura definitiva, sale a relucir en apasionadas discusiones que enfrentan a peronistas y antiperonistas, progresitas y conservadores, neoliberales y estatistas.
“La grieta es como decir que ‘si no estás conmigo sos mi enemigo’. Nos hace mal como hermanos”, resumió a la AFP María Teresa Iriarte, una enfermera jubilada de 75 años que vio pasar por el poder a la dictadura (1976-1983), el radicalismo (socialdemocracia) y el peronismo.
Aunque siempre existió a lo largo de la historia argentina, la “grieta” se consagró como tal durante el gobierno de la exmandataria Cristina Kirchner (2007-2015), ahora vicepresidenta electa.
Apoyada por multitudes, Kirchner también era detestada por numerosos sectores que le reprochaban sus políticas económicas, un estilo autoritario de gobernar y que la consideraron un símbolo de corrupción y un mal para el país.
Estas pasiones evocan los sentimientos de amor y de odio que suscitaron también la mítica Eva Perón y el propio Juan Perón, fundador del peronismo, el mayor movimiento político argentino, nacido en 1945.
Según el sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio de Deuda Social Argentina, se trata de una “construcción político-comunicacional, que no necesariamente representa las voluntades sociales”.
Salvia apuntó que las clases media y alta “sienten que forman parte de un lado de la grieta”, defienden políticas liberales y se autoperciben como los representantes de la República, mientras que del otro lado se encuentran los peronistas y progresistas que se centran en políticas más distributivas, entre otras.
"No está claro que uno sea la corrupción y el otro la anticorrupción. Tampoco es tan claro que el gobierno de Mauricio Macri haya sido estrictamente liberal y que el de Cristina luchaba por la justicia social", dijo el investigador de la Universidad de Buenos Aires.
- Encontrar el centro -
“En esa radicalización se montó lo que después fue el macrismo”, sostuvo el politólogo Pablo Touzon, coautor del libro “La grieta desnuda”. Se refiere al proyecto del presidente Macri, quien asumió en 2015 y dejará el gobierno el 10 de diciembre próximo, tras frustrase en los comicios del domingo su aspiración a la reelección.
Según Touzon, esta polarización política “se desarrolló en muchos lugares del mundo” a partir de la gran recesión de 2008 y se cristalizó en figuras como el presidente estadounidense Donald Trump, el venezolano Nicolás Maduro o el brasileño Jair Bolsonaro.
“Argentina está tratando de encontrar su centro. Ante esta crisis económica y el colapso del macrismo, bien podría haber sido electo presidente un Bolsonaro o un Maduro. Argentina, en esta unión del peronismo, conjuró ese peligro”, advirtió Touzon.
Kirchner, quien mantenía un fuerte respaldo pero también una alta imagen negativa, sorprendió hace unos meses al desistir de su candidatura y elegir para encabezar la fórmula a Alberto Fernández, su exjefe de gabinete de quien se había distanciado en 2008 y se reconcilió.
En esta campaña, “los peronistas entendieron que con la grieta no solo no podían ganar las elecciones, sino que no podrían gobernar”, analizó Touzon.
- Fracturas -
Pero la división permeó en la sociedad rompiendo familias y amistades.
Mario Medina, un taxista de Córdoba (centro) que apoyó la reelección de Macri, rompió lazos con su cuñado.
"Salíamos a tocar guitarra, a cantar. Pero un día me dijo: ‘negro, no seas gil (tonto), no tenés que laburar (trabajar) tanto’. En realidad, él vivía de dádivas del Estado gracias a los giles como yo que pagamos impuestos. Tuve que levantarme de la mesa e irme. Yo muero con mis ideales”, relató.
La división entre los argentinos "tiende a ser una toma de posición política como si fuese una posición futbolística, un Boca-River. Involucra valores, ideología, pero tiene mucho de mito, de irrealidad", sostuvo Salvia.
La jubilada Iriarte ratifica: “Yo me peleo con una vecina por los políticos, pero ellos están tomando mate juntos. Se ríen de nosotros”, dice en una plazoleta de Córdoba.
Fuente: EFE / AFP