Alguien recordaba hace poco una satírica”clasificación” del clásico pensador político francés Raymond Aron: “hay tres tipos de economía: capitalismo, socialismo y Argentina”. El título del artículo que la citaba también era muy expresivo. Decía que Buenos Aires “es la capital de todos los excesos”.
Frases como estas se acuñaron algunas décadas antes de la versión kirchnerista del Peronismo personificada por el candidato Sergio Massa, quien competirá con el libertario Javier Milei en una dramática elección que el diario español El País ha presentado con un terrorífico titular: “Entre Jack el Destripador y el Conde Drácula”.
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En su editorial del 9 de noviembre, el respetable periódico platense La Nación caracterizaba despiadadamente al actual Ministro de Economía y candidato: “No ha habido en la historia electoral de la Argentina un caso parecido al de Sergio Massa, quien ha comprometido en términos fabulosos la economía nacional, haciéndolo al servicio de sus exclusivos intereses personales.” (Ayer se informaba que el llamado “dólar blue” ha trepado abruptamente $ 60, cerrando la jornada en $ 950. Sorprende más pues los argentinos afirman que ya no hay divisas en su banca central).
Al otro extremo del espectro electoral está Milei, a quien el famoso pensador liberal francés Guy Sorman califica como un “típico populista: inventa un enemigo, se basa en la teoría del complot, finge que la realidad es falsa, que lo falso es la realidad y responde con insultos.” Blande como espada una pesada motosierra para terminar con “la casta”, convencido de que es el único medio de liquidar un cáncer tan profundo como el Justicialismo que el General Perón y su adorada Evita legaron a esa Argentina que estuvo entre los países más ricos del mundo al arrancar el siglo pasado y que ahora tiene 4 millones de pobres.
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De las diez encuestadoras argentinas que he visto, seis favorecen a Milei y cuatro a Massa. Son mayores los puntajes del libertario, de quien un columnista de La Nación tan respetado como Morales Solá dice que “mostró siempre un carácter intolerante y un escaso conocimiento de los derechos y las garantías constitucionales”.
Diplomáticos veteranos de mi época como Embajador en Brasil decían que el MERCOSUR fue el remedio que encontraron con Argentina para superar positivamente su rivalidad, en compañía de dos vecinos menores como Uruguay y Paraguay. Es un recuerdo que viene al caso porque una de las primeras víctimas de Milei sería ese mercado común que serviría de amortiguador político con un vecino muy diferente como Lula (y su Foro de Sao Paulo). Tan preocupado está con quien podría ser su vecino que ha apoyado a Massa con poderosos equipos de consultores e influencers políticos.
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Es imposible que ese eventual contexto de rivalidad entre las potencias del Atlántico sudamericano no impacte el balance regional de fuerzas, que debe lidiar con el Eje del Mal chavista conformado por Venezuela y nuestros vecinos de la turbulenta Bolivia dominada por el MAS (disputado entre Evo Morales y el Presidente Arce), sin contar con sus nefastos aliados. Entre ellos destaca el México de Lopez Obrador, la Nicaragua de Ortega y otros epígonos que han encontrado eco en un ejército de ONGs y, lamentablemente, en el sistema de Derechos Humanos de la OEA liderado por la sesgada CIDH y la Corte de San José.
Habrá que luchar fieramente para que María Corina Machado pueda hacer valer su enorme favoritismo en las “elecciones” venezolanas. También deberemos estar atentos a la vecindad de Bolivia con Puno y a la alianza de su Gobernador con Evo Morales, que seguirá alentando al peligroso RUNASUR que busca la desintegración interna de nuestras repúblicas.