La primera investigación contra Juan Percowicz, un contador devenido en líder espiritual, en la Justicia argentina data de 1993. Los delitos que se le adjudicaban eran casi calcados a los que lo llevaron 29 años después a su detención en una lujosa casa en un barrio privado en la zona norte de Buenos Aires.
Este hombre, que ahora tiene 84 años y se mueve apoyado en un bastón, es considerado el líder de la secta “Sociedad Anónima” que la Justicia allanó en las últimas horas y derivó en la detención de 19 personas, la incautación de cerca de medio millón de dólares en efectivo, como joyas y monedas de oro y plata.
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Para Ariel Lijo, titular del juzgado Federal 4 y a cargo de la investigación, Percowicz estaba al frente de una secta dedicada a la captación de personas bajo la fachada de un centro de yoga con la finalidad de someterlos a explotación sexual y laboral. Además, lo investiga por otros delitos como hurto agravado, lavado de activos y ejercicio ilegal de la medicina, junto a la extensión de las actividades de la secta en Estados Unidos.
Ya en 1993 la Escuela de Yoga de Buenos Aires había sido investigada a lo largo de seis años en los que la causa pasó por tres jueces: Mariano Bergés, que se excusó luego de que los acusados promovieran su juicio político, Roberto Murature, y actualmente Julio Corvalán de la Colina.
La Justicia dijo que no había méritos para procesar ni sobreseer a los imputados por los delitos de estafa, hurto y abuso de mayores por los que fueron investigados, pero la causa sigue abierta por reducción a la servidumbre. El caso se reactivó en 1999, cuando Corvalán de la Colina admitió como querellantes a los padres de dos alumnas de la Escuela de Yoga, María Verónica Cané, de 27 años, y María Valeria Llamas, de 30. El juez había decretado la incapacidad de las jóvenes y dio un nuevo impulso a la investigación, lo que hizo redoblar la presión de la Escuela de Yoga. Sin embargo, la causa no avanzó.
La propiedad donde fue detenido Juan Percowicz está situada en el barrio Santa Clara, en Benavidez, partido de Tigre. Allí los oficiales del Departamento Trata de Personas de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina encontraron dinero en efectivo, tanto moneda local como extranjera, joyas, alhajas y medallas de oro. Además, había un vehículo nuevo marca Ford, modelo Bronco.
El operativo denominado “Secta Sociedad Anónima” fue realizado anoche por la Policía Federal, que descubrió la acción delictiva cuando investigaba a la empresa BA Group, junto a personal de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).
La reacción de uno de los denunciantes que logró escapar de la secta
El principal denunciante en la causa que terminó con el desbaratamiento de una secta que tenía su centro de operaciones en el barrio porteño de Villa Crespo, Pablo Salum, relató hoy que fue el primer niño víctima de la organización y dijo que durante los años en que estuvo captado sufrió abusos.
Salum relató que fue el primer niño captado por la secta cuando tenía ocho años y recordó: “En la primera reunión éramos cuatro personas, yo fui el primer niño en ser captado. Luego fue creciendo rápidamente y éramos más de mil personas”.
En declaraciones desde Córdoba al canal TN, dijo que, en principio, era una escuela de filosofía, de cultura New Age, donde se practicaba yoga y adonde su madre acudió por un problema de salud. Pero luego, según explicó, el lugar fue creciendo. “Empezó a tener más adeptos, la captación y el sometimiento fue empeorando. Pasé de tener una familia hermosa a no tener nada. Nos dejaron totalmente destruidos”, dijo, y aseguró: “Los nenes eran obligados a tener relaciones sexuales con adultos y con sus propios padres”.
Salum fue el primer niño que logró escapar y denunciar lo que estaba sucediendo en esta secta llamada “Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA)” y las primeras presentaciones las realizó entre 1991 y 1992, aunque por aquél entonces “quedaron en la nada”.
La secta desbaratada tenía base en la Argentina, pero contaba con sedes en el extranjero, y el principal delito que le imputa la Justicia es la trata de personas con reducción a la servidumbre mediante la coerción.
“Estoy mal, estoy conmovido, son más de 30 años de lucha y tomé la decisión de hablar porque veo ciertos medios allegados a la organización que la defienden. Ellos tienen a mi familia y no me dejan otra opción que salir a hablar”, afirmó Salum.