Bolivia vive horas decisivas. El miércoles, el presidente Luis Arce dio un mensaje a la nación donde exigió a los seguidores del exmandatario Evo Morales que levanten los bloqueos de carreteras que realizan desde el 13 de octubre, y advirtió con ejercer medidas “constitucionales” para “precautelar” el bienestar del país. Había gran expectativa, pues amplios sectores de la opinión pública estaban esperando la declaratoria del estado de excepción para dar paso a la acción militar que permita terminar con los bloqueos, pero por ahora ello no se ha dado.
“No puede haber ningún diálogo sin levantar los bloqueos ni las medidas de presión que están estrangulando a la economía de las familias bolivianas, por lo que exigimos el levantamiento inmediato de todos los puntos de bloqueo para el restablecimiento de la normalidad en nuestro país. De no escuchar este clamoroso pedido del pueblo boliviano, nuestro Gobierno elegido democráticamente con más del 55 % de los votos, ejercerá sus facultades constitucionales para precautelar el interés del pueblo boliviano”, manifestó Arce.
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El presidente acusó a los seguidores de Morales de haber generado un desabastecimiento de alimentos “para provocar hambruna en el pueblo” y de impedir que los combustibles, cuyo abastecimiento ya era irregular antes de las protestas, lleguen de manera oportuna a los surtidores.
Agregó que los bloqueos han dejado al menos 70 personas heridas durante operativos para intentar desbloquear las vías, incluidos nueve civiles y 61 policías, y una afectación económica superior a los 1.700 millones de dólares para el país.
Los seguidores de Morales bloquean carreteras, especialmente en el departamento de Cochabamba, para exigir que se retiren los procesos judiciales por estupro y trata de personas contra el expresidente, junto con exigencias por la solución a la situación económica y la defensa de la candidatura presidencial del líder del Movimiento al Socialismo (MAS) para las elecciones del 2025.
El jueves, el día empezó con 24 puntos de bloqueo: 20 de ellos en Cochabamba, 2 en Potosí, uno en Oruro y uno en Santa Cruz, según el reporte de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC).
Tras el mensaje de Arce, Morales acusó al presidente de lanzar “amenazas” contra sus seguidores y lo responsabilizó por “cualquier acto de violencia” que ocurra en el país.
“En lugar de llamar a un diálogo para resolver el conflicto que comenzó mucho antes de la Marcha para Salvar Bolivia, Arce lanza amenazas contra el pueblo movilizado. Cualquier acto de violencia será de su entera responsabilidad. Solo el diálogo sincero resolverán los graves problemas que tiene en la actualidad el país”, escribió en la red social X.
Morales también criticó que Arce no haya dicho nada sobre el “intento de asesinato ordenado por su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo”, en alusión al ataque armado que denunció que sufrió el domingo en Cochabamba. El Gobierno asegura que fue un autoatentado.
Sobre la compleja situación que vive Bolivia, El Comercio conversó con Ricardo Calla Ortega, analista político, sociólogo, antropólogo y exministro durante el gobierno del presidente Carlos Mesa (1995-1996).
-¿Qué podría pasar en Bolivia en las próximas horas, luego de que el presidente dijera que ejercerá todas sus facultades contra los bloqueos de carreteras?
No se puede saber con certeza. Pero intuyo que no va a pasar mucho en lo inmediato porque estamos con la festividad de Todos los Santos en Bolivia. Entonces, muy difícilmente el gobierno puede declarar un estado de excepción, aunque sea regional o regionalizado, en medio de este evento que en el país es sumamente importante y fuerte en términos festivos-religiosos. Entonces, lo más probable es que si se declara un estado de excepción, recién se va a hacer el próximo lunes. Vamos a entrar en una especie de compás de espera hasta el lunes, cuando se reactivará el conflicto. Declarar un estado de sitio antes sería bastante impopular, dada la importancia de la fecha.
El mensaje del presidente Arce del miércoles fue como un balde de agua fría para las mentalidades más calientes acá en Bolivia, porque se pensó que se iba a declarar el estado de excepción.
-¿Qué tipo de herramientas legales le da al Gobierno el estado de excepción para intervenir en los bloqueos?
Le permite mover Fuerzas Armadas para intervenir los bloqueos. Pero no es fácil que se declare el estado de sitio porque en el caso boliviano, en este momento las Fuerzas Armadas no se están alineando detrás del gobierno de Arce de manera resuelta. No hay suficiente voluntad en los mandos superiores para prestarse a llevar adelante los desbloqueos. ¿Por qué? Básicamente por dos razones: Las veces que han habido conflictos muy intensos en Bolivia, y han intervenido las Fuerzas Armadas, se han producido hechos violentos y muchos generales y coroneles han terminado en la cárcel por la violencia que se ha desatado. Los altos mandos tienen temor de incriminarse en actos de violencia y, por lo tanto, no son los más prestos como para decir salgamos con la tropa adelante, porque obviamente la experiencia histórica de estos últimos 30 años nos dice que el conflicto violento termina con generales y coroneles apresados. Entonces, el Gobierno tiene que ir viendo cómo alinea a las Fuerzas Armadas para llevar adelante un proceso de represión de los bloqueos.
En segundo lugar, y esto es muy importante, en las Fuerzas Armadas y en los altos mandos hay mucho resentimiento con el gobierno de Arce por la persecución policial que desató el propio presidente contra ellos a raíz de aquel evento que se conoció como el golpe de Estado del general Juan José Zúñiga en junio de este año. Ese evento de supuesto golpe de Estado, que en realidad fue un plantón militar en la plaza Murillo, llevó a que Arce abriera un proceso de persecución contra los mandos militares de ese momento. Esa situación ha generado muchísima animadversión en los altos mandos militares hacia el gobierno. Y en ese contexto, es más difícil para Arce jalar a las Fuerzas Armadas hacia la represión de los bloqueos.
En Bolivia, múltiples sectores, muchísima gente en todas las ciudades, los grandes gremios y organizaciones, están exigiendo a Arce que lleve adelante el estado de excepción. Hay un enorme rechazo social y popular contra Evo Morales. Él desde su bastión fuerte, que es el Trópico y el Valle Alto en el departamento de Cochabamba, está paralizando Bolivia con los bloqueos. Pero en el conjunto urbano, y también rural de los otros departamentos, el rechazo a Evo Morales es tremendamente fuerte, y todo el mundo está pidiendo su cabeza, piden el estado de excepción, piden el apresamiento de Evo Morales. El grueso de la sociedad boliviana está contra Evo Morales, pero Arce va dilatando la declaratoria de estado de excepción porque no puede alinear con suficiente claridad a las Fuerzas Armadas.
-¿Esta situación está poniendo en peligro al Gobierno de Arce; él podría no terminar su mandato?
Si no logra llevar adelante un alineamiento de los aparatos policiales y militares de represión, la situación podría volverse muy conflictiva para la estabilidad gubernamental. Se ha hecho un cambio del mando policial hace un par de semanas y gracias a ese cambio la policía ha empezado a responder a Arce. Los altos mandos militares no estaban respondiendo bien y hace un par de días ha cambiado al alto mando militar; seguramente tiene la expectativa de que van a responder al Gobierno, pero eso no es automático.
En este momento, hay una situación de empate en la confrontación entre Evismo y Arcismo, los dos bandos del MAS. Ese empate está desgastando a Evo Morales profundamente en todo el país. Por el otro lado, también está desgastando profundamente al propio Arce, porque mucha gente lo ve como un gobierno que no tiene suficiente fuerza, que no resuelve las crisis políticas, los bloqueos y tampoco la crisis económica. Las dos alas del MAS se están desgastando y podría darse circunstancias como para que la crisis de Estado que estamos viviendo termine produciendo una crisis de gobernabilidad. No debiera sorprendernos si eso ocurre, pero todavía no hemos llegado al epicentro de la crisis de Estado.
Nos estamos acercando a ese epicentro, pero quizá va a tomar esto un par de semanas o tres. Podría precipitarse algo más rápido, pero por las circunstancias de cómo se están dando las cosas, ni Evo Morales tiene suficiente fuerza como para hacer caer la Presidencia de Arce, ni Arce tiene la suficiente fuerza para desbloquear las carreteras bloqueadas por Evo Morales.
-Hay civiles que se están organizando para intentar desbloquear las carreteras. ¿A qué puede llevar esta situación?
A una crisis social, a un estado de anomia y a un caos político y de violencia. Entonces, estamos entrando en un vertiginoso volcán que podría estallar de modo tal que tendremos resultados que no podemos imaginar. En todo caso, la misma voluntad de sectores de civiles que están queriendo desbloquear son una presión para que Arce esté en este momento urgidísimo de organizar a las Fuerzas Armadas y alinearlas para el desbloqueo de los caminos. No es un simple canto de voluntad el que se expresa cuando varios grupos civiles dicen vamos a desbloquear nosotros, porque ya esta madrugada, aproximadamente unos 10 vehículos de gente joven han llegado a la localidad de Mairana a desbloquear, y ha habido una confrontación de civil a civil. Entonces, es muy delicado porque la gente está muy molesta con Evo Morales y están realmente pidiendo su cabeza.
-El señor Evo Morales denunció un intento de asesinato y el gobierno ha dicho que se trata de un autoatentado. ¿A quién creerle?
No le creo a Evo Morales. Es un hombre marcado por la mentira, es un personaje de una inmoralidad muy grande y también de una mediocridad muy grande. Entonces, en la boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso, y ese refrán tan popular en América Latina vale muy precisamente en estas circunstancias. Pero por el lado de Arce, también todos dudamos de lo que dice el presidente. Porque hemos vivido ya una circunstancia larga de un partido que ha hecho de la mentira una forma de existencia. Entonces, todos dudamos de la versión de Evo Morales y dudamos de la versión de Luis Arce. ¿Cuál habrá sido la verdad? ¿Qué habrá sucedido? Eso tendrán que averiguarlo los detectives.
En el panorama más amplio, las dos facciones del MAS se están desgastando, y sabemos que desde esa organización política el discurso mentiroso está muy permanente. En todo caso, para los propósitos de entender lo que está pasando, estamos viendo una lucha entre dos bandas muy vinculadas con intereses muy oscuros, y se está desarrollando una trama que está llevando a Bolivia a una situación de caos. Esperamos que esta situación se vaya ordenando las próximas semanas.