El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) y la Policía de Colombia venían manejando una matriz operacional sobre la presencia de un grupo de narcotraficantes en Cundinamarca y Boyacá que, a través del aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá, estaban enviando cocaína con destino a Estados Unidos y Europa.
En la finca perteneciente al embajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclemente, se procesaba media tonelada de cocaína al mes.
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Lo primero que lograron establecer los investigadores del caso es que el clorhidrato de cocaína lo producían los integrantes de la red, y gracias a una fuente humana lograron centrar el perímetro operacional en el municipio de Guasca en Cundinamarca.
“Logramos establecer que hacía pocos días los narcotraficantes habían transportado gran cantidad de insumos químicos, los cuales veníamos rastreando, y así logramos la ubicación exacta del predio”, dijo a EL TIEMPO uno de los investigadores del caso.
Con las coordenadas de la finca, se montó una operación en conjunto entre la Policía Judicial, Dijín y Antinarcóticos y se procedió a ocupar el predio en horas de la mañana del miércoles.
Nuestro interés inicial era ubicar el laboratorio, por lo que cuando ingresamos a la finca, no sabíamos a quién pertenecía. En el lugar encontramos siete toneladas de precursores químicos, camuflados entre las caballerizas, y 10 kilos de coca procesados", dijo la Policía.
Las autoridades estiman que en el laboratorio se producían al día entre 10 y 15 kilos de cocaína, los cuales se estarían enviando a través de maletas de doble fondo o correos humanos a los mercados de Estados Unidos y Europa.
De igual forma, confirmó que durante el procedimiento fueron capturadas cinco personas, tres de ellas estaban encargadas de la seguridad y las otras dos, de procesar el estupefaciente.
A los capturados se les sindica de tráfico y fabricación de estupefacientes. La audiencia de legalización de captura se adelanta en los juzgados de Paloquemao de Bogotá.
Narcos invisibles
La investigación adelantada por Homeland Security Investigations (HSI), filial de ICE, y la Policía permitió establecer que el laboratorio pertenecería a la nueva generación de narcos, que se conocen como ‘narcos invisibles’ porque no pertenecen a grandes organizaciones, mantienen un perfil bajo y no llevan una vida desordenada o llena de excentricidades.
Quieren pasar inadvertidos, y lo hacen. Son jóvenes, con una proyección clara, y que se cuidan mucho de ser detectados. Pero siempre los ubicamos y capturamos y este grupo no será la excepción", advirtió el investigador.
Otra característica que ha identificado la Policía sobre los ‘narcos invisibles’ es que arriendan lugares por cortas temporadas para procesar y almacenar la cocaína.
El laboratorio estaba en un lugar boscoso, donde pretendían que pasara inadvertido. Esto pudo incidir para que en el momento de su destrucción —expertos colocan las cargas explosivas— las llamas se hubieran dispersado originando un incendio de grandes proporciones.
Trascendió que la finca donde fue encontrado el laboratorio pertenecía al embajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclemente, quien reconoció que en el lugar hay algunas casas de recreo y otra parte está arrendada para garantizar el sostenimiento del predio.
“Esta es una propiedad que ha estado en manos de la familia del embajador Fernando Sanclemente Alzate desde hace 44 años y que se ha dedicado en el pasado a la cría de caballos de carrera, lechería y cría de ganado Angus, entre otros. (...) En 1987 se constituyó una sociedad con la familia Spiwack, propietaria de la Organización DANN, quedando cada una de las familias con el 50 % de la participación sobre la misma”, se lee en un comunicado de la Cancillería.
Será prioritario para los dueños del predio demostrar que el lugar donde fue ubicado y destruido el laboratorio estaba en arriendo y a quiénes, para evitar que la propiedad entre a extinción del dominio como lo ordena la ley.