Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, es el impulsor de la Asamblea Constituyente. (AFP).
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, es el impulsor de la Asamblea Constituyente. (AFP).
Redacción EC

Aunque pareciera que las acciones internacionales que se están tomando para ejercer presión y, eventualmente, provocar un reversazo de Nicolás Maduro en su camino hacia el totalitarismo podrían surtir efecto, lo cierto es que el Gobierno de cualquier país sí puede aguantar durante años, incluso décadas, las sanciones, señalamientos, vetos y expulsiones que se produzcan desde afuera. Tal ha sido el caso de Corea del Norte, Siria, Irán y Cuba.

Es por ello válida la comparación que se hace de la situación actual en Venezuela con la dictadura cubana, que lideró Fidel Castro y que cumplió en enero 58 años de haberse instaurado, pese al bloqueo económico y financiero que mantiene Estados Unidos sobre la isla desde hace más de 50 años.

Sin embargo, existe una diferencia sustancial en la forma en que Cuba tuvo que enfrentar esas sanciones –que provinieron especialmente de EE. UU.– y es que la isla no ha tenido históricamente recursos suficientes con los cuales sostenerse y enfrentar la revolución y el aislacionismo, por lo que siempre contó con un mecenas, primero la Unión Soviética y después Venezuela.

Por su parte, Venezuela es un país que desborda en recursos naturales, lo que lo ha llevado a ser el quinto exportador mundial de petróleo y el poseedor de las mayores reservas probadas de crudo pesado del planeta.

Por supuesto, este diferencial le permitiría a Maduro, de alguna manera, sostener lo que implica instaurar una dictadura y salir adelante con su proyecto ‘chavista revolucionario’, pese a la casi inminente expulsión de Venezuela del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la salida de organismos internacionales como la OEA.

Asimismo, también es cierto que, no solo en el caso de Cuba, sino también en el de las dictaduras mencionadas anteriormente, las repercusiones de la presión internacional no se sienten ni se evidencian directamente en la cabeza de los regímenes sino que terminan golpeando al pueblo, a la gente del común que tiene que vivir situaciones que van desde la no consecución de productos básicos para la supervivencia, hasta la separación total y traumática de sus seres queridos. ¿Lo logrará Venezuela?

Fuente: El Tiempo, GDA
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