Este martes 25 llegó a Haití el primer contingente de policías provenientes de Kenia con la misión de participar en el orden del país que cada día es golpeado por la delincuencia dirigida por grupos armados disfrazados de pandillas.
El grupo de 400 uniformados llegó a Puerto Príncipe, como parte de una misión internacional, en un vuelo de la aerolínea nacional Kenya Airways.
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La delegación responde a una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dada en octubre del año pasado. El presidente keniano, William Ruto, planteó así el envío de un grupo de policías, aunque esto también ha sido motivo de crítica dentro de su propio país.
“Esta misión es una de las más urgentes, importantes e históricas de la historia de la solidaridad mundial”, indicó el mandatario, según detalla la agencia de noticias AFP.
Otros países que se han comprometido a participar son Bangladesh, Benín, Chad, Bahamas y Barbados.
El envío de ayuda a Haití se da a pocas semanas de la toma de mando de Garry Conille como nuevo primer ministro. “Mis queridos compatriotas, Haití se enfrenta a grandes desafíos. La violencia y la inseguridad paralizan nuestra vida cotidiana”, reconoció al asumir, no sin dejar de lado la crisis humanitaria y la inestabilidad política.
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¿Y por qué el interés de Kenia, un país de África oriental? Fausto Carbajal, fundador asociado de Delphi Solutions, indica a El Comercio que Kenia ha sido bastante activo para enviar contingentes, en este caso de policías, a países que van mucho más allá de sus fronteras.
“Tiene que ver con una proyección internacional que quiere transmitir el actual gobierno y, con ello, incrementar también su capacidad. Tiene que ver con una cuestión de una alianza que se ha establecido con Estados Unidos, en donde cada una de las partes ha establecido una responsabilidad en la situación de Haití”, comenta el especialista en seguridad.
En ese sentido, el presidente estadounidense Joe Biden celebró también la llegada del primer contingente de agentes kenianos. Incluso solicitó que más países apoyen a la misión de seguridad.
“El pueblo de Haití merece sentirse seguro en sus hogares, construir una vida mejor para sus familias y disfrutar de libertades democráticas”, dijo en un comunicado. Y en respuesta España, Reino Unido, Benín, Canadá, Francia, Alemania y Turquía también se han comprometido a apoyar. Según detalla la agencia EFE, Estados Unidos ha suministrado unos 360 millones de dólares, de los cuales 60 millones son en equipamiento.
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Pero el pandillaje es solo uno de los problemas. Señala el analista mexicano Carbajal que solo es “la punta del iceberg”.
“La situación en Haití es muy difícil. Será difícil de resolver, primero porque sin duda lo más visible es el pandillaje y todas estas pandillas están confrontando directamente al gobierno establecido, pero ese es el problema más visible, es la punta del iceberg de algo más profundo y, particularmente, tiene que ver con la falta de una legitimidad en la clase política de Haití toda vez que han ocurrido diversas manifestaciones en contra del gobierno”, apunta el especialista de la consultora enfocada al riesgo político y dinámicas de seguridad en América Latina y el Caribe.
Golpe a 400 Mawozo
En medio de la lucha contra los grupos armados en Haití, también se conoció la condena por 35 años de prisión en contra de Joly Germine, quien a sus 31 años se había convertido en uno de los líderes de la temida pandilla 400 Mawozo.
Se encuentra en Estados Unidos y los cargos por los que ha sido condenado son contrabando de armas y lavado de dinero.
“Los líderes de las bandas violentas en Haití que aterrorizan a los estadounidenses para alimentar su actividad criminal se enfrentarán a toda la fuerza del Departamento de Justicia”, señaló el fiscal general, Merrick Garland. Y es que el grupo secuestró en 2021 a ciudadanos estadounidenses que trabajaban como misioneros en Puerto Príncipe.
Germine, que se hacía llamar “El Rey”, cumplirá condena por haber intentado llevar armas de Estados Unidos a Haití, según información del Departamento de Justicia estadounidense, al menos 24 armas de fuego, incluidas unas diseñadas para el Ejército y el combate cuerpo a cuerpo: AK-47, AR-15, un rifle Carabina M4, un rifle M1A y una pistola rifle calibre 50.
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Pero todo rey tiene una reina. Eliande Tunis, quien decía ser la esposa de Joly Germine, también recibió 12 años de prisión, además de otros dos sujetos acusados de conspiración: Jocelyn Dor, de 31 años, y Walder Louis, de 35, quienes actuaron como compradores de armas.
400 Mawozo es una violenta banda haitiana que operaba en la zona de Croix-des-Bouquets, al este de la capital, Puerto Príncipe. Participaron en el secuestro de ciudadanos estadounidenses y el dinero de rescate era trasladado a un fondo de la organización. Según el Departamento de Justicia estadounidense, se transfirieron a través de MoneyGram y Western Union. Por otro lado, Insight Crime señala que es el grupo criminal activo más numeroso de Haití. Se creó en 2016 y adelanta una expansión importante desde 2018.
Una operación desde la cárcel
Según las pruebas presentadas en el juicio, desde marzo hasta noviembre de 2021 adquirieron armas para su grupo delictivo.
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Señala el Departamento de Justicia de Estados Unidos que las compras se hacían mediante testaferros. Germine dirigió las operaciones de la pandilla desde una prisión haitiana utilizando teléfonos celulares no monitoreados, incluida la orden a los pandilleros en Haití para que transfirieran dinero a Tunis y otros en Estados Unidos con el fin de obtener armas.
Tanto Tunis como otros dos implicados residían en Florida y recibían la información de las armas de fuego y municiones que necesitaba la pandilla. Figuraban ser “compradores reales” de las armas de fuego. Estos fueron enviadas a Haití en contenedores disfrazados de alimentos y enseres domésticos.
Fue en octubre de 2021 cuando el FBI confiscó las armas antes de que salieran de Estados Unidos. Así comenzó el fin del suministro a 400 Mawozo.
Según datos de Naciones Unidas, el número de desplazados en Haití aumentó 60% en los últimos tres meses debido al incremento de la violencia de las pandillas. Además, las pandillas tienen el control de casi el 80% de la capital de Haití.