El primer reporte fue alentador. Así lo dejó ver Edison Gutiérrez, capitán de Bomberos de El Carmen de Viboral, sobre las 2:00 a. m. del martes, cuando paramédicos ingresaron con Alan Ruschel, el primer rescatado de la tragedia aérea del avión que transportaba al club Chapecoense en la que murieron 71 personas en cerro Gordo, La Unión.
“En medio de tanta tragedia hay esperanza porque hay sobrevivientes. Pero la entrada a la zona es difícil”, expresó el rescatista.
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La esperanza se iluminó en medio de la oscura noche. El cuerpo médico de la clínica San Juan de Dios dispuso de 20 especialistas.
Ruschel fue trasladado por seis voluntarios en una camioneta 4×4. Ingresó en estado de somnolencia, con múltiples heridas, avulsiones en el pie, una fractura de tibia distal y con una luxofractura de una vértebra dorsal, según el parte médico entregado por Guillermo León Molina, director de la San Juan de Dios.
Después de su ingreso, Ruschel se estabilizó y fue llevado a cirugía. Una posterior tomografía mostró la luxofractura y se necesitó una resonancia magnética, por ello fue remitido a la clínica Somer de Rionegro, a las 7 a. m., donde fue estabilizado y, poco después, ingresado a la cirugía de corrección de columna vertebral. La intervención comenzó aproximadamente a las 4 p. m. del martes.
“Hablaba muy poco, pero preguntaba por su familia y por sus amigos. El paramédico que lo atendió indicó que tenía una fractura en la cadera y debía ser llevado inmediatamente a un centro asistencial. “Tuve miedo porque estaba muy oscuro y la carretera estaba fangosa”, confesó Santiago Campuzano, uno de los voluntarios que lo trasladó.
Luis Rodríguez, gerente médico del centro hospitalario, cuenta que recibió a Ruschel cubierto de sangre y lodo, pero consciente, tanto así que pidió que le guardaran su argolla matrimonial.
A varios metros del centro hospitalario, sumido en la negrura de Cerro Gordo, el camarógrafo del medio MiOriente, David Blandón, iba a grabar el accidente pero escuchó un grito de ayuda.
“Seis personas bajaban con una camilla cargando a un sobreviviente. De inmediato solté la cámara para ayudar”, contó Blandón y agregó que a quien bajaban era a Jackson Follmann, uno de los jugadores del Chapecoense. Dice que lo hallaron a siete metros del fuselaje del avión.
“Le preguntamos su peso y su edad para mantenerlo consciente. Se quejaba mucho de un dolor en su pie y de que no podía respirar”, añadió el camarógrafo.
Jackson juraba que tenía un cuello ortopédico y rogaba en portugués para que se lo quitaran. Según Blandón, el paramédico le explicó que su falta de respiración se debía a una perforación en el pulmón izquierdo. La trayectoria a la ambulancia tardó cerca de 20 minutos, la oscuridad solo la cortaba un haz de luz de linterna y el fango parecía tragárselos con cada paso a medida que caía la lluvia.
Follmann llegó al Hospital San Vicente Fundación, donde es atendido por especialistas. Producto de sus heridas le fue amputada su pierna derecha.
Ferney Rodríguez, director médico del hospital, afirmó que por petición de la familia no se darán mayores detalles de su diagnóstico.
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Cansado y asustado, el camarógrafo se dispuso a volver a sus labores, pero de nuevo los gritos de ayuda lo obligaron a dejar a un lado la cámara. Esta vez era Ximena Suárez.
Estaba apenas consciente –según recuerda–, pero su ayuda fue solo por cinco minutos para luego verla alejarse en una ambulancia.
Sobre las 3:28 de la mañana ingresó a la San Juan de Dios el periodista Rafael Henzel, de 43 años, consciente y con un pronóstico de trauma severo costal con un hemoneumoperitoneo bilateral –fractura de costillas con acumulación de sangre y aire en el abdomen y, posiblemente, en el pulmón–. El paciente se estabilizó y se llevó a cirugía.
Más tarde, se informó del hallazgo del técnico aeronáutico Erwin Tumiri, a quien encontraron con traumatismos en el tórax y heridas leves.
El tercer sobreviviente en llegar al San Juan de Dios lo hizo a las 6:45 de la mañana. Fue el futbolista Helio Zampier, ‘Neto’, de 31 años.
El director de la clínica dijo que llegó en “condiciones críticas, en estado de inconsciencia, con trauma encefalocraneano, trauma de tórax y abdominal. El paciente fue entubado, colocado en respirador y se le colocaron líquidos porque tenía hipotermia, pues estuvo más de ocho horas soportando temperaturas de menos de dos grados centígrados. El paciente se estabilizó y después de las 10 ingresó a cirugía”.
Para Luis Alfonso Blandón, presidente de la Cruz Roja en Antioquia, que presenció la magnitud del accidente y las heridas, es “un verdadero milagro que hayan personas con vida. Ellos volvieron a nacer”.
Se espera que los heridos continúen por lo menos dos días más en los centros médicos, mientras se evalúa su evolución.
Fuente: El Tiempo, Colombia/GDA