Diana Seminario

El excandidato chileno y fundador del Partido Republicano de su país estuvo esta semana en Lima cumpliendo actividades como presidente de la plataforma Political Network for Values, participando en reuniones con políticos peruanos y dando una conferencia en el Congreso.

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—Parece que para un sector político no hay derecha o izquierda, sino solo ultraderecha. ¿Cómo ve ese afán de poner etiquetas a todo?

La izquierda utiliza siempre con mucha fuerza la violencia no solo física y verbal, sino también digital buscando caricaturizar a las personas, pero tienen un error de fondo. Si dicen que alguien es ultra, en mi caso están diciendo que el 44% de las personas que votaron por mí en segunda vuelta tendría algún grado de ultra, o que el 35% de chilenos que votaron por consejeros republicanos podría asimilarse a ese concepto, lo cual no es verdad. Ante eso decimos: ¿extremo en qué?, ¿en amar la patria?, ¿en defender la familia?, ¿en buscar la buena calidad de la educación? Así que ha ido quedando solo en la caricatura que utilizan sectores muy radicales de izquierda.

—Para usted, ¿ellos son los ultras?

No. Son personas que viven del conflicto, de lo radical, incapaces de ver las cosas buenas en la vida. Nosotros podemos reconocer cosas que gobiernos de izquierda han realizado, pero ellos no son capaces de valorar cosas objetivas. ¿Y de lo conservador? Creo que las cosas buenas hay que conservarlas, y las malas, corregirlas. Eso es el progreso, y dentro del progreso está la defensa de los más débiles: las personas mayores, las personas que están por nacer. Si creemos en el avance de la sociedad, cuidemos a los más débiles.

—¿Cree que hay un renacimiento del conservadurismo? Han incorporado en el texto constitucional chileno el derecho a la vida de quien está por nacer.

Hemos instalado con mucha fuerza el concepto de que la persona está en el centro, que la familia es el núcleo de la sociedad, y que el Estado está al servicio de la persona. Lo que hacemos es mantener el concepto que ya estaba en nuestra Constitución, que señalaba que la ley protege la vida del que está por nacer. También hemos reforzado el concepto de cuidado de la maternidad y planteamos que cualquier niño después de los 85 días tiene derecho a ser atendido en una sala-cuna financiada por el Estado.

El presidente Gabriel Boric (c), habla en la sesión de instalación del Consejo Constitucional. (Foto: EFE/ Elvis González)
El presidente Gabriel Boric (c), habla en la sesión de instalación del Consejo Constitucional. (Foto: EFE/ Elvis González)
/ ELVIS GONZALEZ

—Usted ha sido muy crítico con lo que llama “la derecha timorata”, y afirma que Piñera le entregó el poder dos veces a la izquierda. ¿Cree que la debilidad de gobernantes percibidos de derecha creó las condiciones para la irrupción de la izquierda en la región?

Hay gobiernos que se denominan de derecha que no se atreven a gobernar con sus propias ideas y dicen: “Voy a dar gestión, pero también a tomar algunas banderas de la izquierda para hacerme más popular”. La izquierda destruye la economía y después aparece la derecha para arreglar todo por un tiempo, y después le devuelve a la izquierda para que vuelva a malograr lo hecho. Los expresidentes Duque [Colombia], Piñera [Chile] y Macri [Argentina] cayeron en la tentación de creer que dando gestión lo que les faltaba era popularidad.

—¿Cree que es el momento de la derecha en la región? ¿Cómo tomaría un triunfo de Milei en Argentina?

Argentina ha tenido un deterioro acelerado desde hace ya varios gobiernos de izquierda. Sin entrometerme en lo que es el destino de Argentina, espero que le vaya muy bien a Javier Milei. Argentina es una nación fuerte y poderosa capturada por malos políticos. Por lo tanto, muchos ciudadanos argentinos ven como la última oportunidad de hacer un cambio radical y enfrentar este Estado gigante, la corrupción galopante y la inseguridad. Nos alegraría que a Milei le fuera bien en la próxima elección.

“Nos alegraría que a Javier Milei le fuera bien en la próxima elección en Argentina”.

—Perú y Chile abrieron las puertas a los venezolanos que huyen de la dictadura de Maduro. Sin embargo, también han ingresado delincuentes organizados en bandas como el Tren de Aragua. ¿Cómo afrontaría este tema en un eventual gobierno suyo?

Debemos distinguir que la migración de por sí no es mala, el problema es la migración irregular, ilegal. Nosotros estamos agradecidos con los inmigrantes que ejercen la profesión médica. Nuestro sistema de salud no podría funcionar en la atención primaria si no tuviéramos médicos extranjeros. Lo que requerimos es que cualquiera que entre al país se identifique, que entre por la puerta y no por la ventana. Además, regímenes totalitarios o narcodictaduras como la de Maduro no están enfrentados con la comunidad internacional. Tenemos a Venezuela instalada en la OEA o la ONU, recibiendo reconocimiento incluso del presidente de nuestra nación, diciendo que tienen que terminar los bloqueos. La comunidad internacional tiene que hacer algo.

Detienen en San Juan de Lurigancho a integrantes de una facción de la organización criminal del Tren de Aragua. (Foto: César Grados)
Detienen en San Juan de Lurigancho a integrantes de una facción de la organización criminal del Tren de Aragua. (Foto: César Grados)

—Hay un crecimiento en la percepción de inseguridad en la ciudadanía chilena, a pesar de que, en comparación con otros países de la región, están en mejor posición. ¿Cómo evalúa ello?

La urgencia social más presente en la ciudadanía es la seguridad. El expresidente Piñera planteaba la reformulación de carabineros en Chile, lo cual era partir al revés, porque si hay una fuerza policial ordenada y eficiente esa es la chilena. Estamos planteando a nivel constitucional dar los mismos derechos a la víctima que al delincuente. Tenemos un sistema penal que facilita abogado al delincuente, pero no a la víctima. Además, hemos señalado que quien entra irregularmente será expulsado en el menor tiempo posible. También buscamos generar un tribunal supraterritorial para evitar amenazas a jueces por parte de mafias o del crimen organizado.

“La migración de por sí no es mala, el problema es la migración ilegal [...]. Se debe entrar por la puerta y no por la ventana”.

—¿Cómo se explica que Chile haya pasado de ser la estrella de Sudamérica a un país en crisis?

Existe una crisis moral que afecta el servicio público. La corrupción no permite que una sociedad avance. Y respecto de la crisis, que fue un malestar ciudadano que sigue y debe tratarse con buenas leyes, hay que decir que han sido los gobiernos de izquierda los que generaron el mayor malestar, con alzas irracionales de impuestos, con apertura de las fronteras a una migración no regulada y con un alto grado de corrupción, y eso termina indignando a la ciudadanía que tiene el legítimo derecho a manifestarse contra una izquierda radical que concentra toda nuestra energía en un responsable, que en este caso era la Constitución dictada en un gobierno militar, y que –según ellos– por tal razón no cumplía los parámetros democráticos, olvidando que se había plebiscitado en 1989 y que se le habían hecho innumerables modificaciones, todas aprobadas en el Congreso y ratificadas por diversos presidentes.

—¿Cómo evalúa las relaciones entre Chile y el Perú, y cómo las imagina en un hipotético gobierno suyo?

Yo me las imagino muy bien y lamento que hoy no existan. Lamento las expresiones que tuvo nuestro presidente respecto de la presidenta peruana. No corresponde a una autoridad vecina manifestarse de esta manera. Me alegro de que se haya disculpado de sus dichos en la ONU y que reconozca que debemos trabajar en conjunto. Somos países fronterizos y tenemos una proyección enorme hacia el Asia Pacífico que nos requiere más unidos que nunca. Tenemos condiciones climáticas, mineras, agrícolas muy similares y que nos pueden potenciar. No es solo una competencia por quién gana un mercado; mercado hay suficiente, todos potenciándonos unos a otros, no necesariamente haciendo lo mismo. Hoy en día yo no veo relaciones que traigan ventaja para ninguno de nuestros dos países.

“Lamento las expresiones que tuvo nuestro presidente respecto de la presidenta peruana”.

—Se ha dado un cambio de canciller en su país...

Eso va ayudar. En Chile tenemos un canciller con trayectoria [Alberto van Klaveren], lo cual beneficia las relaciones, pero nuestro presidente aún está al debe por cómo se vinculó con el presidente [Pedro Castillo] que hizo un autogolpe. Boric recibió al exmandatario peruano en un momento previo a su destitución y después no aceptó las reglas democráticas de un país vecino. No tenía por qué intervenir en una situación que era local.

—Era un tema ideológico.

Exactamente. Mientras no se supere ese sesgo ideológico, va a ser difícil poder potenciar las relaciones entre ambas naciones.

José Antonio Kast es el líder de un sector de la derecha en Chile. (Fotos: AFP)
José Antonio Kast es el líder de un sector de la derecha en Chile. (Fotos: AFP)

—Se acaban de cumplir 50 años del golpe de Estado de Pinochet. ¿Cree que se ha perdido la oportunidad de reconciliar a su país?

El presidente Boric perdió una gran oportunidad. Él podría haber hecho algo distinto. Nosotros miramos los próximos 50 años. Los países tienen que cerrar sus heridas y las autoridades tienen que ejercer liderazgo, y en esto Boric no lo ha ejercido, sino que hemos visto cómo rememora una y otra vez a un presidente que tuvo una mala gestión y llevó a Chile a una crisis institucional como fue Salvador Allende.

—No reconoce los errores y crímenes que también cometió Allende…

Cuando uno mira la historia tiene que analizarla de manera objetiva. Cuando un presidente es declarado por el Congreso fuera de la ley, cuando el Poder Judicial declara que está fuera de la ley, cuando la contraloría determina que no está cumpliendo su rol, cuando hay tres instituciones del Estado que dicen que el presidente ha roto todo vínculo con la democracia, bueno, uno no puede dejar pasar ello.

—Y al otro lado tenemos la figura de Pinochet, al que se le reconocen logros económicos, pero que tampoco fue un santo.

Aquí nadie reivindica situaciones críticas de violaciones a los derechos de las personas. Uno no se puede poner en la situación de que todo lo que hizo fue bueno o fue malo. Uno tiene que analizar el período presidencial con objetividad. Nosotros sí podemos decir que Chile creció y que aquellas personas que cometieron delitos hoy están cumpliendo sus condenas.

—Hay quienes tienen su propia narrativa..

La izquierda siempre trata de reescribir la historia de acuerdo a su propio guion. Pero la historia siempre vuelve a tomar su lugar.

EL NUEVO PLEBISCITO

“A la izquierda hay que derrotarla en las urnas”

—Usted ha manifestado que la persona y los valores deben ser el centro en el proyecto de Constitución de su país...

Es el sentido común. El Estado se construye sobre la persona, tiene que estar al servicio de ella y no viceversa. Hemos visto en distintos gobiernos de izquierda que instalan primero al Estado, al que hay que rendir tributos. Nosotros decimos que no.

—¿El presidente de su país significará un escollo para adoptar esta Constitución?

Esperemos que no. La ciudadanía eligió a Gabriel Boric con base en voto voluntario. Hoy tenemos voto obligatorio, y las personas cuando ya tienen la obligación se manifiestan de acuerdo a lo que es su vida y su entorno, seguridad, educación, salud, vivienda, y se dan cuenta de que cuando un Estado es muy grande empieza a absorber todos los recursos y no queda para solucionar urgencias sociales. El presidente fue derrotado de manera contundente el 4 de setiembre del 2022 [plebiscito del primer proyecto de Constitución], y nosotros triunfamos el 7 de mayo [elección de integrantes del Consejo Constitucional para elaborar nueva propuesta] con un 35% de adhesión ciudadana, porque mostramos que quien decía que el Estado iba a solucionar todos los problemas, al llegar al gobierno, se olvidó de las personas.

—Sobre el plebiscito de diciembre, usted dijo: “Tenemos una oportunidad inmejorable para cambiar el futuro de Chile”. ¿Mantiene el optimismo?

Siempre. Nosotros mostramos y advertimos sobre el planteamiento de refundación de Chile que lideró el presidente Boric, que fue rechazado por una amplia mayoría. Luego de eso, nosotros no queríamos un segundo proceso. Pero una vez que fue ley decidimos entrar porque uno tiene que trabajar desde dentro y no desde fuera con un megáfono insultando al que está adentro. A la izquierda hay que derrotarla en las urnas, democráticamente. La manifestación ciudadana de no querer una refundación y el éxito que tuvimos el 7 de mayo nos hace mirar con optimismo, a pesar de que las encuestas hoy puedan decir lo contrario.