Dos días antes de la final de la Copa América, ganada por Argentina, Javier Milei escribió un post inspirado en la selección albiceleste. El tono no fue precisamente una arenga, sino más bien la defensa de su anhelo: la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol local.
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En el mensaje, el presidente listó los equipos de los 11 titulares del seleccionado, haciendo notar que todos esos clubes tenían capitales privados. “¿Acaso será que los resultados son importantes y las SAD tienen a los mejores? No más socialismo pobrista en el fútbol”, disparó en la víspera de la final contra Colombia.
Tras la obtención del torneo continental, el gobierno apuró la reglamentación que habilita las SAD en el fútbol argentino. Según la resolución, a partir del 1 de noviembre los clubes que así lo decidan podrán adquirir esta personería jurídica.
A diferencia de otros países, el estatuto de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) solo permite participar en las competencias oficiales a clubes que son asociaciones civiles sin fines de lucro. Tras la publicación de la nueva norma, la respuesta no se hizo esperar.
La AFA interrumpió los festejos por el bicampeonato de América y convocó a sus tropas. El 19 de julio, el ente rector del balompié local emitió un comunicado en el que descarta la implementación de las SAD y defiende la inalterabilidad de su estatuto. El texto fue suscrito por la mayoría de clubes, salvo Talleres de Córdoba y Estudiantes de La Plata, que ven con buenos ojos la llegada de inversores externos.
Esta semana, el Gobierno oficializó la reglamentación y echó más leña al fuego. El flamante decreto 730/2024 establece que la AFA tiene un año para incluir en su estatuto a las SAD, y que no podrá prohibir la participación en torneos a aquellas instituciones que adopten esta nueva figura jurídica.
Cuando se trata de fútbol, se tocan muchas fibras en Argentina y, por ello, la discusión excede largamente las paredes del predio de la AFA y de la Casa Rosada.
Sergio Smietnansky, representante del club Banfield en la Coordinadora DD. HH. del Fútbol Argentino, considera falaz la citada premisa de Milei, ya que omite que los seleccionados fueron formados en clubes que son asociaciones civiles. “Todo lo que se ve que llega a primera división tiene una antesala. Esa antesala son años de años de clubes formando chicos en inferiores”, refiere.
En los clubes argentinos la formación implica un acompañamiento que trasciende lo estrictamente deportivo. Mariano Elizondo, director del Centro de Estudios del Deporte de la Universidad Austral, precisa que la mayoría de estas instituciones tienen colegios y realizan tareas de contención social en los barrios de incidencia, que pueden ir desde charlas nutricionales y psicológicas hasta actividades recreativas para jubilados. “Además, cada club tiene otras disciplinas deportivas. Entonces, en Argentina no se trata de clubes de fútbol, sino de clubes con fútbol”, describe.
La continuidad de esa función social es una de las mayores dudas que aparecen ante el eventual arribo de las SAD. “Dependería de las condiciones que negocie cada club, pero podrían quedar de lado todas esas funciones, porque ningún inversor querrá comprar un club para quedarse con el taekwondo o gestionar charlas”, dice Elizondo.
Negocio en disputa
Quienes defienden la llegada de capital privado ven en las SAD la posibilidad de sanear la economía de los clubes y, por ende, armar mejores planteles. “Se mejoran las oportunidades de inversión y de un mercado competitivo. Treinta años atrás, cuando el país estaba mejor, los jugadores se quedaban porque ganaban bien. Hoy no los podemos retener porque los clubes no tienen dinero”, menciona Jeremías Rucci, Project Manager de Fundación Bases.
Desde el gobierno consideran que las SAD mejorarían los niveles de transparencia financiera y la administración de recursos. En el último tiempo no han sido pocas las instituciones que han atravesado complicaciones económicas. En el 2023, Independiente lanzó una colecta pública para solventar sus deudas. A inicios de año, la FIFA incluyó a este club junto con otros cuatro (San Lorenzo, Banfield, Unión y Central Córdoba) en su lista de deudores.
- 3.000 millones de capitales privados es lo que estima el gobierno nacional que ingresará al fútbol con la implementación de las SAD.
- 53% de hinchas del fútbol rechaza la llegada de las sociedades anónimas al fútbol local, según una encuesta de Zuban Córdova realizada en julio.
“Acá vas a saber en qué se gasta la plata y en qué no. La AFA ya no podría tomar decisiones sobre ciertos clubes, porque va estar en manos de capitales privados”, refiere Rucci, quien considera que el interés del mandatario argentino por la apertura económica en el balompié forma parte de su agenda libertaria.
La diputada oficialista Juliana Santillán apunta directamente a Claudio ‘Chiqui’ Tapia, presidente de la AFA, señalando que se opone a las SAD porque en el negocio del fútbol “hay curro, estafa y corrupción”.
El expresidente Mauricio Macri, hombre ligado al fútbol con pasado dirigencial en Boca Juniors, también se ha pronunciado sobre el tema. “No tiene sentido resistirse a la llegada de las SAD. ¿A qué le tienen miedo?”, publicó en su cuenta de X el último miércoles.
Para Ariel Scher, periodista deportivo y escritor, ir al extremo de la dependencia económica de terceros también implicaría riesgos. “Los grandes operadores están para hacer negocios. Si después de un tiempo esos inversores encuentran un negocio mejor, se desplazarán dejando en una situación de abandono al club”, sostiene.
El periodista recuerda que no es la primera vez que esta discusión se da en el país. Durante el menemismo (en los años 90 del siglo pasado) y, más recientemente, durante el mandato de Macri en el 2016 hubo intentos privatizadores. En ambos casos, el proyecto quedó trunco frente a una fuerte oposición de los clubes. Scher considera que esa resistencia tiene una carga emocional proveniente de socios e hinchas. “Los clubes en Argentina por historia y por significación son un espacio de pertinencia social de muchas personas”, describe.
-Mientras la Administración Milei avanza con la reglamentación de la llegada de las SAD, la AFA busca contener el avance de su implementación por la vía judicial. Desde los clubes se han presentado medidas cautelares que podrían complicar la aplicación del decreto emitido por el gobierno nacional. El último jueves, el propio mandamás de la AFA reafirmó su postura. “Si alguno piensa que con las sociedades anónimas el fútbol argentino se va a salvar, pues eso es una total mentira”, espetó.
-Las posiciones de ambos lados parecen inquebrantables y se ve lejana una negociación. Mariano Elizondo refiere que se ha entrado en un escenario antagónico, SAD sí o SAD no, anulando opciones intermedias. “En realidad la personería jurídica [sea asociación civil o sociedad anónima] no es lo que garantiza el éxito, sino el equipo de trabajo. Hay casos de éxitos y fracasos en ambos lados”, apunta.
-El presidente Milei afirma que inversionistas árabes e ingleses están a la expectativa de que esta iniciativa prospere para ingresar al fútbol argentino. “Yo soy socio e hincha de Boca, y si vienen grupos inversores y ponen una fortuna para que ganemos siempre, ¿a dónde firmo?”, declaró en una entrevista radial.
-En la otra orilla hay hinchas que defienden las banderas de la identidad. Sergio Smietnansky, socio del ‘Taladro’ (así se conoce a Banfield), no imagina ver el nombre de su club pegado al de una firma transnacional: “Quiero que Banfield gane siendo Banfield, que es mi barrio, mis amigos, mi historia. Si se privatiza, se pierde el sentido de pertenencia”.
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