Esta semana se celebró la reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), un evento que sirve para evaluar la situación de la libertad de expresión y de prensa en la región semestralmente.
La reunión de este año estuvo marcada por las incontables denuncias de agresión, encarcelamiento y exilio que han sufrido los periodistas en los distintos países de Latinoamérica, además de las agresiones y la alarmante cifra de 15 asesinatos en la región.
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Sin duda, países como Cuba, Nicaragua, México o Venezuela acapararon gran parte del debate, pero la situación en el Perú también mostró un marcado agravamiento, principalmente por los ataques desde el Ejecutivo, las restricciones de acceso a la información y el acoso judicial contra los periodistas, por mencionar algunos.
El Comercio conversó al respecto con Rodrigo Salazar Zimmermann, director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana (CPP).
—¿Cómo podemos calificar la situación de la libertad de expresión y prensa en el Perú durante este último semestre?
Nosotros como CPP emitimos un reporte de libertad de expresión en el Perú todos los semestres a la SIP. Si puedo resumírtelo en una frase sería que la situación para periodistas y ciudadanos para informarse es la peor en el Perú desde la caída de Alberto Fujimori. Hace 22 años no teníamos un problema tan grave como el de ahora con Pedro Castillo como presidente.
—¿Cuáles son las principales amenazas a la prensa? ¿La persecución judicial?
Diría que no. Usualmente ese era el problema principal, pero ahora va mucho más allá. Desde que entró Pedro Castillo a la presidencia, el Ejecutivo se ha convertido en el principal frente de agresión. El Congreso y el Poder Judicial han pasado a un segundo nivel. Por otro lado tenemos a la Fiscalía, que siempre fue un ente independiente pero ahora tenemos investigaciones contra periodistas como Pedro Salinas o Paola Ugaz. Lo que es inexplicable es que hayan empezado a investigar al Nobel Mario Vargas Llosa por sedición porque reforzó la teoría del fraude. Si bien sabemos que no hubo fraude, uno es libre de poder decir lo que quiera.
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—¿Esto en qué situación nos pone a nivel regional?
En el último cuarto. Definitivamente no somos Nicaragua, Cuba ni Venezuela, y tampoco estamos camino a eso, pero tampoco somos Colombia o Chile. El Perú siempre había sido considerado un ejemplo de libertad de expresión, pero esta semana varios países casi nos dieron las condolencias por estar en esta posición: con un gobierno que ataca todos los días, que nos persigue, donde nos dicen comunistas o derechistas cuando el único trabajo que hacemos es informar.
—¿Es un fenómeno similar a la polarización que se creó en Estados Unidos tras las elecciones entre Trump y Clinton? ¿Expresar una opinión hoy en el Perú te vuelve comunista o derechista?
Yo diría que el problema en Estados Unidos es más ciudadano, que en cierto nivel también lo tenemos en el Perú. Allá no puedes decir muchas cosas porque tienes grupos que te cancelan en Twitter, te cierran las redes o te botan del trabajo. En “The New York Times” han botado a periodistas porque usaron palabras que a un grupo de izquierda no les gustó. En el Perú lo tienes también, tienes a la derecha con grupos como La Resistencia o Los Patriotas que boicotean la presentación de un libro del expresidente Francisco Sagasti. O que va a la casa de Jaime Chincha para gritarle. Yo diría que estamos peor que el EE.UU. de Donald Trump, él tenía un discurso recalcitrante contra periodistas pero acá tenemos a un presidente que tiene un grupo de protección. Su equipo de seguridad le ha pegado a una periodista junto al mismísimo mandatario y él no ha hecho nada. Por otro lado, tenemos manifestantes de Perú Libre que fueron a pegarle a periodistas cuando se presentó al nuevo gabinete ante el Congreso. Trump tenía una retórica agresiva pero en este gobierno vemos ataques físicos.
—¿El silencio del presidente y otras autoridades hacia la prensa por tantos meses se considera un tipo de agresión o de rechazo a la libertad de expresión?
Diría que no, pero sí lo veo como una falta de transparencia. En el Estado hay leyes muy claras de transparencia que obligan a los servidores públicos a transparentar sus acciones. Pedro Castillo entró a Palacio el 28 de julio del 2021 y no dio entrevistas hasta enero de este año, son 5 o 6 meses en los que no dio ninguna entrevista. Nosotros nos reunimos con él en setiembre y octubre del año pasado para instarlo a que hablara con los medios de comunicación, pero vemos que no es algo que él considere importante.
—Ampliando la mirada a la región, hemos visto que se encienden las alarmas no solo en Venezuela y Nicaragua sino también en Chile en plena Constituyente.
En toda la región hay una degradación de la libertad de expresión. Estoy seguro de que si en el Perú hubiese una Asamblea Constituyente también habría ese tipo de intentos. Pero sin duda el ejemplo más grave de todos es el de Nicaragua. Hace unos meses hablé con un periodista y amigo mío, Juan Lorenzo Holmann, uno de los dueños del diario “La Prensa”, y a las dos semanas lo secuestraron, lo llevaron a un calabozo y ahora ha sido condenado a 9 años de prisión por ser periodista. Es como si el Estado mañana te secuestre y te meta una década a la cárcel solo por informar. No estamos a ese nivel en el Perú pero refleja cómo estamos como región.
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—El Salvador también preocupa en Centroamérica, especialmente por la figura de Nayib Bukele.
Es un ‘tiranito’, no sé si cabe el diminutivo. Tiene un discurso contrario a los medios. Pero es que todos lo tienen, el problema es cuando el discurso se convierte en ley. En el Perú tenemos un equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo, lo que dificulta que lleguemos a ese nivel.
—¿Qué podemos decir de México, el país con las peores cifras de asesinatos a periodistas?
En México matan a un periodista al mes, esa es la estadística. A diferencia del Perú no te tiran piedras ni te insultan, te matan. Pero recuerda que acá hay tres periodistas asesinados hace más de 30 años y que no se ha llevado a cabo ningún juicio. Volviendo a México, AMLO también ha tenido enfrentamientos con la prensa. Yo te diría que en Latinoamérica los únicos presidentes que no han tenido estas actitudes son Gabriel Boric, que recién comienza en Chile; Guillermo Lasso en Ecuador e Iván Duque en Colombia.
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—Carlos Loret de Mola nos dijo en una entrevista que la situación de un periodista capitalino, con un gran medio que lo respalde, era muy diferente al de uno del interior. ¿Cuál es la situación de los periodistas en las demás provincias del Perú?
Te pongo un ejemplo. Ayer me contaban sobre un periodista en Amazonas que fue sentenciado por difamación, pero no le dieron toda la sentencia. Le dijeron, por ejemplo, estás condenado a un año y medio de prisión suspendida y vuelve el viernes a que te leamos el resto de la sentencia. Eso demuestra la falta de un correcto proceso judicial en provincias. También tenemos el caso de Cristopher Acosta, donde el juez quiso hacer el trabajo de un editor diciéndole qué citas podía usar y cuáles no. En Lima estas cosas tienen visibilidad pero en otras provincias las cosas son brutales.
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—¿Qué acciones recomiendan para mejorar esta situación?
Es una pregunta bien difícil. Desde el Ejecutivo se debe dejar ese tipo de discursos que llevan a la violencia, por otro lado instar a órganos internacionales como la CIDH para que vengan y vean lo que está pasando. De hecho, los hemos invitado, solo esperamos que confirmen la fecha.