Antes de convertirse en presidente electo de Argentina, Javier Milei dijo muchas cosas en campaña. Demasiadas. Una de ellas apuntó nada menos a romper relaciones con Brasil, pues no podía aceptar tener que dialogar y negociar con un “comunista y corrupto” como Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los emblemas de ese progresismo sudamericano que tanto odia el libertario.
MIRA: Gobernabilidad, el gran reto para el nuevo gobierno de Milei en Argentina
Pero una cosa es la verborragia electoral y otra, muy distinta, la realidad a la que se deberá enfrentar el próximo jefe de la Casa Rosada, algo que ya se está viendo en la conformación de su gabinete.
Del lado brasileño tampoco hay mucho entusiasmo. El martes pasado, tras la victoria de Milei, Lula dijo: “Estamos viviendo algunas confusiones en Sudamérica y vamos a tener algunos problemas políticos, pero en vez de reclamar tenemos que ser inteligentes e intentar resolverlos”, en una clara alusión a la nueva situación argentina.
Los dos gigantes de Sudamérica no son solo vecinos, sino que son socios comerciales vitales. Brasil es el principal destino de las exportaciones argentinas y, después de China, Brasil es el segundo origen de las importaciones argentinas. Así que el congelamiento de las relaciones por motivos ideológicos no debería estar en la mesa. Por ahora, nada está dicho y queda ver cómo se manejarán ambos mandatarios a partir del 10 de diciembre, cuando Milei se ponga la banda presidencial.
Pragmatismo vs. ideología
No es un secreto que asesores cercanos a Lula ayudaron a Sergio Massa -el candidato oficialista y aún ministro de Economía argentino- en la campaña electoral, en una apuesta directa del presidente brasileño para tener un aliado ideológico en la Casa Rosada, tal como aún ocurre con Alberto Fernández.
Sin embargo, días antes de la segunda vuelta y cuando ya se conocía la tendencia en las encuestas, el Gobierno de Lula intensificó los contactos con el equipo de Milei, según reveló la agencia AFP.
“Lo que vimos en diálogo con emisarios de la campaña de Milei es lo opuesto a lo que ha dicho públicamente. Reconocen la centralidad de la relación con Brasil y dicen que será cuidada de cerca en su gobierno”, dijo una de las fuentes brasileñas.
- El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro fue invitado especialmente por Milei a la toma de mando del próximo 10 de diciembre.
- Lula da Silva no ha confirmado su asistencia, pero fuentes en Brasilia han señalado que es muy probable que no participe de la ceremonia en Buenos Aires.
La tensa relación que se prevé entre Milei y Lula podría ser un símil de lo ocurrido entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y Alberto Fernández. El expresidente de Brasil recibió con gesto adusto la llegada al poder del peronista a la presidencia argentina en el 2019 y, de hecho, ambos casi no se hablaron durante el tiempo que coincidieron como jefes de Estado.
Sin embargo, lo que se veía en la superficie no era lo mismo a lo que ocurría tras bambalinas. El pragmatismo prevaleció y todos esperan que se continúe por la misma senda, al menos desde el lado económico y comercial.
“Durante la presidencia de Bolsonaro no hubo algún acuerdo político significativo o de integración con Argentina, pero la relación de inversiones y de comercio siguieron fuertes, y probablemente ocurra lo mismo ahora. Lula es un presidente muy pragmático y Milei, por la difícil situación económica de Argentina, también tiene que forzar una posición estratégica desde el punto de vista comercial. Argentina depende de Brasil, y Brasil depende de Argentina. Ambos son socios muy importantes”, señala a este Diario Marina Pera, analista brasileña de riesgo político de la consultora Control Risks.
Daniela Neves, politóloga brasileña y profesora de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (Unila), detalla que desde que Lula regresó al poder a inicios de este año la relación entre Brasil y Argentina se volvió más estrecha, no solo a nivel comercial sino también diplomática. “El diálogo entre ambos países disminuirá con la victoria de Milei, porque él tiene un discurso contrario al de Lula, así que en términos políticos habrá un distanciamiento”.
Pera coincide en este aspecto: “Prevemos una relación entre ambos países que se va a enfriar desde el punto de vista diplomático y político. Lula y Milei posiblemente no se lleven bien porque no hay una afinidad ideológica, pero en términos comerciales Brasil y Argentina seguirán siendo socios muy importantes y tienen intereses estratégicos, y eso corre de manera independiente a los dos presidentes”.
El futuro del Mercosur
Durante la campaña, Milei también señaló que retiraría a la Argentina del Mercosur -formado con Brasil, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, el bloque está en plenas negociaciones para cerrar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, y Lula está siendo el principal impulsor para que se logre la firme antes de fin de año, incluso antes de la llegada del libertario del poder.
“El discurso de Milei sobre el Mercosur ha cambiado durante la campaña. Primero decía que iba a sacar a su país del bloque, diciendo que no servía para nada, pero luego se moderó y empezó a hablar de la necesidad de actualizar el Mercosur para que sea más eficiente”, explica Pera.
Para el libertario, el Mercosur es una “unión aduanera defectuosa que perjudica a los argentinos de bien”.
En plenas negociaciones con la Unión Europea, patear el tablero solo le traería dolores de cabeza al flamante presidente. El sector agroexportador argentino es uno de los más interesados en que se firme el acuerdo y harán lo posible para presionar al nuevo gobierno para que lo apruebe.
“Una cosa es que Milei diga que quiera salir del Mercosur y otra que pueda salir”, comenta Neves. “Y para ello, el acuerdo con la Unión Europea será fundamental, sobre todo si la firma se concreta antes de la toma de posesión de Milei. Si es así, será más difícil que Argentina salga del bloque”.
Los dos gigantes de Sudamérica saben que se necesitan, no importa si sus presidentes están en las antípodas ideológicas. Al final, negocios son negocios.
No solo Brasil está expectante sobre lo que pasará en Argentina cuando asuma Milei. El mundo entero ha reaccionado con sorpresa, aplausos, recelo e incredulidad, dependiendo de la orientación política de sus gobiernos.
Los países de Sudamérica también están muy pendientes de lo que vendrá con uno de sus vecinos más importantes, sobre todo por el discurso del libertario en contra de la integración regional.
Esta semana, ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa sudamericanos -incluyendo representantes del gobierno de Alberto Fernández- se reunieron en Brasilia para justamente reafirmar su apuesta por la cooperación y la integración, una voluntad que esperan que prevalezca “al margen de los resultados electorales de una u otra nación”, según palabras de Mauro Vieira, canciller brasileño.
Sobre el panorama que se puede presentar en la región tras la victoria de Milei, Vieira expresó que “habrá que tener paciencia y esperar”.