Marina Silva, la mujer que amenaza la reelección de Dilma
Marina Silva, la mujer que amenaza la reelección de Dilma
Redacción EC

Sao Paulo, Reuters

Una entrada tardía de la ambientalista a la carrera presidencial de Brasil tras la para la Presidencia podría convocar a votantes jóvenes y a los descontentos por la vacilante economía y la corrupción, aunque también podría agregar nueva incertidumbre para los inversores.

El candidato presidencial del , , murió el miércoles cuando el avión privado en el que viajaba se estrelló en la localidad de Santos.

Campos, de 49 años y ampliamente considerado como uno de los políticos jóvenes más brillantes de Brasil, figuraba en el tercer lugar de los sondeos electorales con un respaldo del 10%, debajo de la presidenta , que busca la reelección, y del candidato opositor Aécio Neves.

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Horas más tarde, en una conferencia de prensa en que pidió a Dios que cuide a la esposa y a los cinco hijos de Campos, Silva no dio señales de que lo reemplazará como candidata presidencial del PSB para las elecciones del 5 de octubre.

Pero si Silva se presenta a la contienda presidencial -y la mayoría de los políticos y analistas creen que lo hará-, la historia de su inverosímil, y a menudo inestable, asociación con Campos ilustra por qué es amada por muchos y vista con recelo por algunos.

Nacida en el seno de una familia pobre de recolectores de caucho en el Amazonas, Silva, de 56 años, saltó a la fama como una ministra y activista ambientalista en la década del 2000.

Rompió con el oficialista frustrada por la estancada legislación sobre protección al medioambiente y posteriormente criticó la creciente corrupción, lo que le ganó una reputación como una inusual voz moral en la política brasileña.

Gracias a un tardío respaldo de cristianos evangélicos escépticos ante las opiniones de Rousseff sobre el aborto y otros temas, Silva obtuvo el tercer lugar en las elecciones presidenciales del 2010 como candidata del Partido Verde, con casi un 20% de los votos.

Foto: AP.

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Sin embargo, poco después rompió con el Partido Verde y llamó a "un nuevo tipo de política".

INCERTIDUMBRE

Silva trató de fundar un nuevo partido para presentarse a la presidencia este año.

Sin embargo, cuando los reguladores electorales determinaron en octubre que su Red de Sostenibilidad no registró suficientes firmas, en menos de 48 horas anunció que respaldaría a Campos, un gobernador cercano al empresariado y miembro de una élite tradicional con el que tenía poco en común.

La decisión impactó al mundo político brasileño, incluyendo a Campos, quien posteriormente dijo a amigos que cuando le informaron por primera vez del respaldo de Silva, pensó que se trataba de una broma.

Campos selló la alianza porque pensaba que Silva le daría credibilidad con algunos votantes a los que no podía llegar con su mensaje propio, pero a los pocos días las primeras páginas de los diarios informaban de una "crisis" entre ambos y sus partidos por las diferencias de estilo y de sus respectivas plataformas. Realmente la alianza nunca fue sólida.

Analistas políticos creen que Silva podría sentirse libre para seguir una agenda significativamente a la izquierda de Campos, preservando los pilares de la estabilidad económica de Brasil en los últimos 20 años, pero colocando mayor énfasis en el desarrollo ecológico y el combate a la corrupción.

"Ella es impredecible, no hay duda de ello", comentó el analista político de la Pontificia Universidad Católica en Río de Janeiro Ricardo Ismael.

"(Con) Campos, sabías exactamente cómo era. (Con) Marina (Silva), podrías verla yendo en varias posibles direcciones", agregó.

El estilo antiestamental de Silva tiene un gran atractivo entre los votantes que hasta ahora no se han sentido representados por los candidatos, particularmente entre los brasileños más jóvenes y con poca educación que protagonizaron enormes protestas en las calles contra la clase política el año pasado.

Tan recientemente como en abril, la prestigiosa encuestadora brasileña Datafolha realizaba sondeos "alternativos" con Silva como candidata presidencial en vez de Campos.

En esa encuesta, Silva obtuvo un 27% de las intenciones de voto, aventajando a Neves, con un 16%, pero superada por Rousseff, con un 39%.

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