“Vimos que el corazón palpitaba muy lento y comenzamos a sobarle las manitos y a cantarle canciones de cuna. Nosotros la ayudamos a morir y a entregársela a Dios. Solo pensábamos: ¡Dios mío, recíbela!”.
Así es como Martín Mestre, padre de Nancy Mestre, recuerda los últimos momentos que compartió con su hija, luego de que ella recibiera un disparo en su cabeza por parte de quien sería su pretendiente, Jaime Saade.
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La historia comenzó el 31 de diciembre de 1993 en plena celebración de Año Nuevo en Barranquilla. Nancy Mestre, una joven de 18 años, compartió con su familia y luego se dirigió a casa de su pretendiente para continuar el festejo. Su padre le dio permiso hasta las 3:00 a. m. del 1 de enero para regresar a su casa, pero ella nunca volvió.
Martín Mestre aún recuerda cómo su hija conoció al hombre que acabó con su vida: “Las niñas de último grado del colegio Marymount conocieron a este hombre y yo no sabía que le llevaba 10 años. Si no, yo no dejo salir a mi hija con una persona mayor”.
En la mañana del 31 de diciembre de 1993, Nancy le contó a su padre una gran noticia, había aprobado el examen de inglés que necesitaba para poder viajar a los Estados Unidos.
Con la alegría que la caracterizaba, Martín recuerda que su hija llegó a la casa y le dijo: “Papi, te tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que pasé el examen”, dijo Nancy. “¿Y cuál es la mala?”, le preguntó Martín. “Que me voy a los Estados Unidos”, le contestó.
Ante la alegría de la noticia, Mestre asegura que su hija le pidió un permiso especial: pasar la noche de Año Nuevo con quien sería su pretendiente. “Le pidió permiso a la mamá y a mí para salir ese día porque Jaime Saade quería llevarla a la cena familiar, yo lo había visto una o dos veces”, señala.
Cuando el reloj marcó la medianoche, Nancy Mestre celebró con su familia y sobre la 1:00 a. m. Jaime Saade llegó a recogerla. Antes de que salieran, Martín le pidió al hombre que la cuidara, no sin antes recordarle que tenían permiso solo hasta las 3:00 a. m.
Sobre las 6:00 a. m. del 1° de enero de 1994, Martín se despertó con una corazonada, su instinto de padre le dijo que algo andaba mal. “Yo salí a buscarla por todos los sitios en los que podría estar. Salí desesperado”.
Al llegar a la casa de la familia Saade, Martín encontró a la mamá de Jaime trapeando el piso. “Como estaba oscuro, yo no me di cuenta de que había sangre y luego me di cuenta que era de mi hija”, narra.
Cuando pidió una explicación sobre lo que había ocurrido dentro de la vivienda, la mujer solo supo responder que Nancy había sufrido un accidente y que se encontraba en la Clínica del Caribe.
Con el corazón en la mano, Martín condujo hasta ese lugar y allí se encontró con una imagen devastadora: su hija estaba siendo operada porque le dispararon en la cabeza. Las enfermeras le informaron que había llegado completamente desnuda, cubierta con una sábana, “con rastros de arena y algunas plantas, como si la hubieran echado al monte”. La situación era desgarradora y Martín se llenó de angustia al saber que la vida de su hija pendía de un hilo.
Este era solo el comienzo de una odisea que le ha tomado toda su vida. ¿Qué había pasado en las horas en las que Nancy salió de su casa?, ¿quién le disparó?, ¿por qué no le avisaron lo que había pasado?, ¿dónde estaba Jaime?
Precisamente esa última pregunta le rondaba una y otra vez, porque mientras su hija se debatía entre la vida y la muerte, ese hombre al que había visto poco más de dos veces, y que en ese momento no sabía que le llevaba unos 10 años a Nancy, estaba desaparecido.
”Cuando volví a la clínica con mi esposa, él ya no estaba, se había ido”, recuerda Martín.
Búsqueda implacable
Nancy luchó por su vida durante varios días, pero finalmente su corazón dejó de latir el 9 de enero de 1994. La noticia fue devastadora para su familia, quienes lloraron su partida con un dolor insondable. Pero para Martín, la angustia por la muerte de su hija se mezcló además con el deseo de encontrar al culpable.
Luego de darle el último adiós, se llenó de valentía e interpuso la denuncia contra Jaime Saade, el hombre que estaba con Nancy la madrugada en la que fue atacada y quien al poco tiempo salió del país. “Yo le prometí buscarlo, para que respondiera”, recuerda Martín, sin saber que esa búsqueda le tomaría 26 años.
Al mismo tiempo, las autoridades también tenían en la mira a Saade como el principal sospechoso. El cuerpo de Nancy presentaba varios hematomas, restos de pólvora en sus manos indicaban que había intentado luchar por su vida.
El informe forense era claro, la barranquillera había sido agredida sexualmente y asesinada por quien sería su pareja, Jaime Saade.
A pesar de no tener los recursos tecnológicos de hoy, Martín se las ingenió. Con una fotografía de Jaime Saade comenzó a dibujarlo de todas las formas posibles: calvo, con barba, con gorra, delgado, con cabello. “Las enviamos a todas partes para que lo detuvieran”.
”Ahí comenzó el viacrucis de mi vida, combinando parte de mi trabajo con parte de la búsqueda del asesino, hacer lo imposible y estar pendiente con todas las autoridades y buscar que el caso no se olvide”, narra Martín, a quien se le quiebra la voz por su avanzada edad.
Y así lo hizo. 26 años manteniendo viva la memoria de su hija, esperando que no se olvidara aquel atroz crimen que le arrebató los sueños a Nancy. “Mi mayor preocupación era que el caso se olvidara y que las autoridades no fueran a capturar nunca a este tipo”.
Año tras año, Martín se encargaba de recordarle a todos que había un asesino prófugo. Habló con la Policía, con el extinto DAS y hasta con la Interpol, entidad que se encargó de emitir una circular roja en contra de Saade.
Mientras realizaba su búsqueda, recibió varias llamadas de personas que supuestamente habían visto al hombre en varios países de Latinoamérica. Pero ninguna de estas llamadas dio con su paradero.
Incluso, a los pocos días del fallecimiento de Nancy, Martín Mestre recibió una carta de una mujer anónima quien aseguró haber sido testigo de los hechos. En la misiva esta mujer aseguró:
”La conciencia no me deja vivir tranquila por lo horroroso del caso y al verlo en días pasados en un noticiero de la televisión me resolví, aunque en forma cobarde, porque no me he atrevido a ir a las autoridades por temor a que ellos también me mataran”.
La mujer, quien aseguró estar presente en cercanías al lugar durante varios minutos, afirmó que alcanzó a “oír tremendos gritos de hombres y fue cuando decidí subir también y alcancé a ver a tres o cuatro hombres desnudos, de los cuales, por las fotografías del acusado, él era uno de ellos, y gritaban “No puedes dejarla ir porque nos vio y le va a contar a todo el mundo”.
Esta versión anónima, sin embargo, nunca ha sido confirmada en las investigaciones de las autoridades.
En sus indagaciones, Martin Mestre descubrió que el asesino de su hija tenía un hermano residente en Brasil, por eso centró su atención en el gigante suramericano. “Pero el país es tan grande que uno no podía establecer en qué ciudad podía estar. Y él podía irse más lejos, ese era el problema”.
Luego de apoyar las labores de inteligencia con la Policía y la Interpol, se logró establecer que, al parecer, Jaime Saade se encontraba en Belo Horizonte. “Ellos tenían que tener la certeza de que hubiera una orden de captura, porque no iban a detener a una persona que tuviera una orden vencida”.
Las pesquisas llevaron a las autoridades a identificar en esa ciudad a un médico, con un parecido físico muy similar al de Saade, pero tenía otro nombre: Henrique Dos Santos. La falta de claridad sobre la identidad de este hombre los llevó a ser cautelosos para no despertar sospechas entre el posible prófugo.
La pista definitiva llegó gracias a una huella dactilar en un vaso de vidrio que usó Dos Santos y que fue recopilado por la Policía. El resultado fue exacto, el hombre que se hacía pasar como galeno en Brasil realmente era el asesino de Nancy. Esto les permitió capturarlo, en un primer momento, por utilizar una identificación falsa.
Con esto, la Interpol le dio la noticia de la detención a Mestre. Martín recuerda que entró en un estado de shock, pues había logrado lo que se creía imposible y en los minutos que duró esa anhelada llamada se quebró.
Martín Mestre no pudo evitar recordar aquel crimen atroz del que había sido víctima su hija. “Yo comencé a llorar, no sabía por qué lloraba, si era emoción o rabia, solo lloré y lloré”. Luego llamó a la mamá de Nancy y comenzaron a agradecerle a Dios porque finalmente se haría justicia, pero las cosas no fueron fáciles y es que desde que la mataron nada ha sido igual para ellos.
”La niña desde el cielo o donde quiera que esté había visto que nosotros luchamos porque hubiera justicia”.
Un nuevo revés
Luego de ser capturado por el delito de identificación falsa en 2019, Colombia pidió la extradición de Jaime Saade para que cumpliera la condena de 27 años por el homicidio de la joven barranquillera.
Esto llevó a que en 2020, el Supremo Tribunal Federal de Brasil votara para definir el envío a Colombia de Saade. El resultado fue un nuevo golpe para la familia Mestre, de cinco magistrados, uno se declaró impedido y los restantes votaron: dos a favor y dos en contra. Ese empate solo significaba una cosa, Saade no podía ser enviado de regreso al país.
”¡Cómo es posible! En Brasil el empate favorece al reo y lo van a dejar en libertad”, dice Mestre cargado de indignación.
“Estamos esperando la decisión final. Esperemos que sea la voluntad de Dios. Ya no puedo hacer nada más, no me puedo hacer falsas expectativas con lo que sucedió”.
Martin Mestre ha dedicado toda su vida a buscar al asesino de su hija y a intentar responder las preguntas que lo han perseguido desde la mañana del 1° de enero de 1994. Respuestas que solo le puede dar Jaime Saade quien será extraditado a Colombia.
Brasil avala extradición de Jaime Saade a Colombia
El Tribunal Supremo Federal de Brasil autorizó este martes 18 de abril el envío a Colombia de Jaime Saade Cormane, quien fue hallado culpable del asesinato de la joven Nancy Mestre, ocurrido en la madrugada del 1 de enero de 1994.
De acuerdo al alto tribunal brasileño, en la decisión el ministro Nunes Marques presentó un voto de desempate, y Edson Fachin reajustó la votación. Ambos acompañaron al relator del caso, Gilmar Mendes, para finalmente aceptar la solicitud de extradición que elevó el gobierno colombiano.
En el debate de este martes, Marques encontró que hay documentos en los que aparece que Saade cometió nuevos delitos, “lo que interrumpió la prescripción del primero. Según él (Marques), un informe de la Policía Federal detalló el historial de delitos de falsedad ideológica y uso de documentos falsos ante organismos públicos de Brasil”.
Además, uno de los miembros del Tribunal detalló en su voto que “Nancy no es solo una víctima colombiana, sino que es parte de cientos de miles que cada hora corren la misma suerte en todo el continente americano, especialmente en Brasil”.