El presidente Varela ha sido criticado por no cancelar los contratos con Odebrecht tras destaparse el pago de sobornos. En la foto, inaugurando una línea del metro construida por la empresa brasileña. (AFP)
El presidente Varela ha sido criticado por no cancelar los contratos con Odebrecht tras destaparse el pago de sobornos. En la foto, inaugurando una línea del metro construida por la empresa brasileña. (AFP)
Redacción EC

En , que este domingo elegirá a su nuevo presidente, la lucha contra la corrupción ha sido un camino de luces y sombras en los últimos años: las autoridades han abierto más investigaciones que nunca, pero los casos se estancan o no llegan a los juzgados, y en la calle impera la idea de que la impunidad es un monstruo demasiado grande.

Los sobornos de la brasileña y los Papeles de Panamá (Panama Papers) son los escándalos que más repercusión han tenido fuera, pero los panameños también se han estremecido con las supuestas corruptelas de la administración del ex presidente Ricardo Martinelli o el despilfarro de fondos de los diputados.

Desde hace un tiempo es raro el día que no hayan cámaras de televisión apostadas a las puertas de la Fiscalía para captar imágenes de un político entrando a declarar.

"Durante este mandato se han investigado la mayor cantidad de casos de corrupción de la historia, el problema es que la Fiscalía no ha tenido recursos para cerrar sumarios ni el Órgano Judicial ha estado a la altura para dictar condenas", afirmó a Efe Annette Planells, del Movimiento Independiente (Movin).

Desde el 2015, se han abierto un centenar de causas por corrupción, más de 700 personas han sido imputadas y se han recuperado más de 416 millones de dólares, según datos de la Fiscalía. La mayoría de esos casos, sin embargo, aún no han llegado a los juzgados.

"Jamás había ocurrido que funcionarios de la administración saliente fuesen investigados, siempre había pactos entre los partidos para que no pasara nada", apuntó a Efe Lina Vega, directiva del capítulo panameño de Transparencia Internacional.

El presidente panameño, Juan Carlos Varela, quien dejará el poder en julio, asumió las riendas del país en el 2014 con el compromiso de "limpiar" las instituciones de las corruptelas de Martinelli, su antecesor y antiguo aliado político. Decenas de ex altos cargos fueron imputados por malversación de fondos públicos, incluido el propio Martinelli, quien está siendo juzgado por espionaje político y peculado, tras haber sido extraditado desde Estados Unidos, a donde huyó cuando dejó el poder.

"Se han hecho dado pasos importantes, nunca antes un ex presidente se había sentado en el banquillo, pero los avances están lejos de lo que esperaban los ciudadanos", denunció Planells.


La mancha de Odebrecht

Las principales críticas a Varela han girado en torno al Caso Odebrecht, la multinacional brasileña que durante años fue uno de los principales contratistas del Estado y que ha reconocido haber pagado a funcionarios panameños al menos 59 millones de dólares en sobornos entre el 2010 y 2014.

Al mandatario se le recrimina no haber cancelado los contratos con la compañía, mientras que a la Fiscalía se le cuestiona no haber conseguido procesar aún a ninguno de los 80 imputados en la causa, entre ellos dos hijos fugados de Martinelli.

"Las comparaciones son odiosas. En el caso Odebrecht, Perú nos está dando lecciones a toda la región", indicó Planells. En el Perú los sobornos fueron alrededor de 29 millones de dólares, por el que han caído ex presidentes, políticos y ex funcionarios de alto nivel.

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Odebrecht pagó unos 788 millones de dólares en comisiones ilegales por más de 100 proyectos de construcciones públicas en 11 países de América Latina, así como en Angola y Mozambique, en África.


Con información de EFE

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