Pablo Escobar, el narcotraficante más temido en la historia de Colombia y uno de los criminales más buscados del mundo, se entregó a la justicia de su país el 19 junio de 1991. Pero 405 días después, el 22 de julio de 1992, se fugó de la cárcel que él mismo mandó a construir, La Catedral.
Escobar se había entregado a la justicia tras un acuerdo con el gobierno del presidente César Gaviria a cambio de no ser extraditado a Estados Unidos. Lo hizo bajo la condición de internarse en la cárcel que fue construida por hombres cercanos a su organización criminal, el Cártel de Medellín, conocida como La Catedral, que estaba en una montaña de Envigado, ciudad cercana a la capital de Antioquia.
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La Catedral, que antes era un centro de rehabilitación para drogadictos, fue ocupada por Escobar y nueve de sus más cercanos lugartenientes.
Pero a Pablo Escobar no le bastó con construir una cárcel a su medida. Con regalos y sobornos, el capo hizo que sus hombres montaran en La Catedral una extensa red criminal que captó a los soldados y oficiales que estaban encargados de la vigilancia externa e interna del recinto, con el fin de vivir a su gusto, con lujos y excesos, y seguir con su actividad delictiva, enviado toneladas de droga a Estados Unidos.
Solo 13 meses después de su entrega a la justicia, Pablo Escobar se fugó de la cárcel en la madrugada del 22 de julio de 1992. Lo hizo a través de un muro de yeso que estaba a un costado del centro penitenciario y que cayó de una patada, con la complicidad de guardias de prisión, militares, y del aparato criminal que seguía manejando tras las rejas.
Días antes de su fuga, el gobierno del presidente César Gaviria comprobó que Pablo Escobar continuaba delinquiendo desde prisión. En un Consejo de Seguridad, se tomó la decisión de que las Fuerzas Militares tomaran el control del penal para sacarlo y recluirlo en una guarnición militar.
Rafael Ballén, autor del libro “La fuga de Pablo Escobar”, le dijo a la agencia EFE que Escobar decidió dejar “su hotel de lujo” porque supo que el Gobierno lo iba a cambiar de sitio de reclusión al comprobar que seguía delinquiendo desde La Catedral, pues desde allí movía su emporio criminal, asesinaba a sus enemigos, recibía visitas de políticos, artistas, reinas de belleza y hasta jugadores de fútbol, en sus habitaciones se celebraban orgías y fiestas para amigos y sicarios.
La Catedral tenía lujosas habitaciones, múltiples salas de juegos, gimnasio, casas de muñecas, una cascada natural y hasta cancha de fútbol, todo con costosos acabados y cercada con malla electrificada que hizo del lugar una fortaleza para el capo.
El operativo y la fuga
El 21 de julio de 1992 fueron enviados a La Catedral el viceministro de Justicia Eduardo Mendoza y el director de Prisiones Hernando Navas Rubio. Ambos debían coordinar el operativo de traslado de Pablo Escobar. Sin embargo, el capo se resistió y tomó de rehenes a los dos funcionarios. Así, lo que debía ser una notificación terminó en secuestro, caos e intercambio de disparos y la posterior fuga del narcotraficante.
De inmediato, el Gobierno ordenó el traslado a Antioquia de altos mandos del ejército y de las fuerzas especiales para sacar vivos a los rehenes, restablecer el orden en el penal y detener a Pablo Escobar.
Sin embargo, horas después de que las fuerzas especiales iniciaran el operativo (a las 7:30 de la mañana del 22 de julio), el presidente César Gaviria reveló que el capo ya no estaba en la cárcel.
Los dos funcionarios que eran rehenes fueron rescatados, cinco hombres cercanos a Pablo Escobar terminaron detenidos, 11 personas resultaron heridas y el sargento de prisiones Olmedo Mina perdió vida en el operativo.
La fuga del máximo capo del cártel de Medellín se dio junto a su hermano Roberto de Jesús y nueve de sus lugartenientes.
Hasta hoy no se ha establecido en qué momento exacto de la madrugada del 22 de julio Pablo Escobar salió de La Catedral.
Los responsables
En la retoma de La Catedral se comprobó que la prisión se había convertido en una especie de club de vacaciones para el capo y sus compinches. También se hallaron caletas con armas, miles de dólares, droga, telescopios, gimnasios, entre otras cosas.
En cuanto a las responsabilidades por la fuga, Filiberto Joya Abril, suboficial del Ejército de Colombia, confesó que fue él quien facilitó la huida de Pablo Escobar de La Catedral. Él convenció a un grupo de soldados de permitir la fuga a cambio de recibir una millonaria suma de dinero.
Tanto la justicia civil como la militar relacionaron a 49 personas con la fuga, entre ellas al exdirector general de Prisiones, el coronel Hernando Navas Rubio, que fue condenado por la justicia militar a 28 meses de prisión por el delito de favorecimiento de fuga de presos.
Además, seis militares juzgados en un consejo de guerra fueron condenados a penas que suman más de 27 años de prisión por complicidad en la fuga de Escobar.
Mientras que siete ex guardianes de La Catedral también fueron condenados a 56 meses de prisión cada uno por los delitos de fuga de presos y secuestro simple.
Del paradero de Pablo Escobar solo se volvió a saber el día en el que el Bloque de Búsqueda lo mató en el tejado de un exclusivo sector de Medellín, el 2 de diciembre de 1993.
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