Quito. Unos 600.000 fieles asistieron bajo un sol abrasador a la misa que ofició este lunes el Papa Francisco en Guayaquil, en Ecuador, la primera en su gira de ocho días por Sudámerica, según estimaciones de las autoridades ecuatorianas.
Al momento del ingreso del pontífice al parque Los Samanes, cerca de 630.000 personas esperaban el mensaje papal, dijo el viceministro del Interior Diego Fuentes en su cuenta de Twitter. Consultado por la AFP, un portavoz de la Iglesia ecuatoriana dijo que unas 600.000 personas llegaron al sitio donde se oficiará la liturgia.
En su homilía, el Papa Francisco resaltó el valor de la familia. "Lo mejor para la familia está por venir, aunque todo parece derrumbarse, recen y esperen", dijo el Sumo Pontífice en su sermón.
Vestido de blanco y dorado, el Papa afirmó que desde la pareja se forma la familia, en la que se aprende "a amar, a pedir perdón, a perdonar, a construir una cultura de vida compartida y del respeto a quienes nos rodean".
"El mejor de los vinos está por venir", insistió el papa citando el pasaje bíblico de las bodas de Caná, cuando el agua se convirtió en vino. "Murmúrenselo hasta creerse", dijo.
"El mejor de los vinos está venir, es el amor, es abrir el corazón, es arriesgarse en el amor; el mejor de los vinos está por venir cuando, con paciencia, dejamos en manos de Dios los problemas, confiando que él nos ayudará", aseguró.
"Abrí tu corazón porque el mejor de los vinos va a venir", en especial para aquellos a los que "se les han roto todas las tinajas", añadió.
Al subir al pretil, el Papa sufrió un tropezón, pero fue socorrido por los sacerdotes que le rodeaban.
Antes de iniciar la ceremonia litúrgica, hizo un recorrido por el parque con el "papamóvil", aunque sin detener el vehículo para acercarse a las personas.
Los fieles, muchos de los cuales pernoctaron en el parque, blandían hacia el papamóvil sus rosarios, fotos del papa, cirios y otros recuerdos para que fueran bendecidos por el pontífice.
Durante la misa, el Papa estuvo acompañado de autoridades eclesiásticas, mientras que en las primeras filas se ubicaron las autoridades civiles.
A los lados del altar estaban las imágenes del Cristo del Consuelo y de la Virgen María de Guayaquil, de mucha devoción en la ciudad ecuatoriana, y que fueron trasladadas desde sus santuarios para la ocasión.
Culminada la celebración eucarística, Jorge Mario Bergoglio se dirigió a un almuerzo privado con sacerdotes jesuitas en el colegio Javier de Guayaquil.
Allí le espera un amigo, el jesuita español Francisco Cortes García, conocido como padre Paquito, de 91 años.
Francisco conoció al padre Paquito en 1980 en ocasión de un viaje y nació una amistad y una colaboración, cuando el entonces superior provincial de los jesuitas en Argentina envió algunos sacerdotes a formarse en este centro.
En su segundo día en Ecuador, el Papa aterrizó a las 9:50 a.m. (hora peruana) en el aeropuerto local, "José J. De Olmedo", en el mismo avión de la compañía Alitalia que le condujo de Roma a Quito y fue recibido por el arzobispo de la ciudad, el español Antonio Arregui Yarza.
Francisco había insistido mucho durante los preparativos del viaje en poder visitar y celebrar misa en el santuario de la Divina Misericordia, el segundo templo más grande del país después de la Catedral de San Pedro Apóstol.
Por problemas de seguridad, finalmente el Papa argentino hizo una breve visita al santuario para después trasladarse al cercano Los Samanes, con una superficie de 379 hectáreas y que después de los parques de Chapultepec, en México y el Metropolitano Simón Bolívar, en Colombia, es el tercer parque más grande de América Latina, y se estima que tiene capacidad para un millón y medio de personas.
El regreso del pontífice a Quito está previsto para las 05:10 p.m. y a su llegada se trasladará al Palacio Presidencial, conocido como "Carondelet" para hacer una visita de cortesía al jefe del Estado, Rafael Correa, y a su familia.
La reunión con el presidente ecuatoriano se celebrará el Salón de Protocolo, al tiempo que el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y el canciller, Ricardo Patiño, mantendrán una entrevista.
Habrá después el tradicional intercambio de regalos y las presentaciones de la familia del presidente y de otras autoridades, pero sin discursos ya que se pronunciaron ayer a la llegada del pontífice.
Correa se despedirá del papa en el patio del palacio presidencial y a pie Francisco recorrerá los 50 metros que le separan de la catedral de Quito, donde saludará a los fieles, se recogerá algunos minutos en oración y después bendecirá a los fieles congregados en la plaza Grande y volverá a la nunciatura para pasar la noche.
Fuente: EFE