Asunción, EFE
La invasión de termitas que carcome una parte del histórico Palacio de López, sede de la Presidencia de Paraguay, provocó hoy la caída de una gran lámpara de araña ubicada en uno de los despachos principales donde asesores del Gobierno mantenían una reunión.
Este lunes parte del techo del edificio se desprendió y con él la lámpara, que no causó heridos, según informó la Presidencia paraguaya.
El lamparón cayó cerca del escritorio del jefe de gabinete del presidente Horacio Cartes, Juan Carlos López Moreira, quien mantenía una reunión en la sala con otros tres funcionarios en ese momento.
Foto: Reuters
El ala del histórico edificio donde se produjo el percance aún no ha sido restaurada, como se hizo en el año 2012 con la otra mitad del palacio, que también sufría la presencia de las termitas y de humedades, dijo a Efe recientemente Gustavo Glavinich, arquitecto del Ministerio de Obras Públicas.
Desde el exterior, el Palacio sigue deslumbrando como la postal más emblemática de Asunción, una construcción plena de historia encargada por el personaje más trágico de la historia de Paraguay: el mariscal Francisco Solano López, el presidente del país muerto en 1870 en combate con las tropas brasileñas.
Sin embargo, la realidad en su interior es otra. Su ala oeste, que equivale al 40% del flamante edificio, era un nido de termitas que tenía un suculento festín en sus entresuelos y techos originales de madera.
Hace dos años se invirtieron unos 5 millones de dólares para salvar esa mitad del Palacio, donde está el despacho presidencial, el gabinete militar y un salón para la presentación de cartas credenciales, explicó Glavinich.
Sin embargo, la ausencia de una segunda partida presupuestaria dejó a merced de las termitas el ala este.
LA HISTORIA DEL PALACIO
El Palacio, ubicado a espaldas del río Paraguay, ha sobrepasado con creces los usos de la idea original de Solano López, que lo concibió como residencia y así se lo comunicó al húngaro Francisco Wisner, el diseñador del plan, y a su ejecutor, el arquitecto británico Alonso Taylor.
Junto a ellos, llegaron a Asunción artistas italianos y franceses que esculpieron las estatuas y pintaron las decoraciones florales que Solano López había admirado durante sus visitas a las cortes europeas.
El mariscal no llegó a asistir a su inauguración. Murió, sable en mano, en los estertores de la guerra de la Triple Alianza, que entre 1864 y 1870 enfrentó a Paraguay con Brasil, Argentina y Uruguay.
En 1869, el Palacio quedó severamente dañado por los bombardeos de la escuadra brasileño-argentina, que también saqueó a placer todos sus tesoros.
Fue pacientemente restaurado en el periodo de paz, cuando se constituyó en sede de la Presidencia.
"Cuando se construyó nunca se pensó que por el Palacio transitarían unos cien funcionarios por día, ni que se instalarían oficinas, sistemas de aire acondicionado e informáticos sin estudiarse el impacto ambiental. Si aguanta es porque tiene una estructura muy bien consolidada", apuntó Glavinich.