No hay un hecho puntual al que se le pueda acusar de colmar la paciencia de los . Esto ha sido como un goteo permanente que horadó la piedra”. Como la mayoría de sucesos, cuenta el director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, Mauricio Alarcón, la génesis de las protestas que ya van por el noveno día, es la sumatoria del descontento y de la poca eficiencia del Gobierno del presidente .

Cuando la gente siente que está desatendida; cuando hay una crisis de inseguridad tan grave como la que vivimos y en la que hay sicarios a la orden del día, y ausencia total de policías; cuando la gente ve que la situación económica no mejora y que los precios aumentan a pesar de estar dolarizados; y que todo esto es una constante, las consecuencias saltan a la vista”, agrega el especialista ecuatoriano.A

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El contexto es perfecto para los adversarios políticos. “Los manifestantes y los líderes de los movimientos indígenas han sabido capitalizar el descontento para generar caos”.

En el colmo del desorden, la confusión se ha expresado como una aparente desorganización en el fuero interno del Gobierno. Un ejemplo: el canciller Juan Carlos Holguín que las manifestaciones eran legítimas y que debían ser atendidas mientras sean pacíficas. El mensaje se desdibujó por las palabras del presidente Lasso, quien ayer : “Ellos buscan el caos, quieren botar al presidente. Democracia o caos, esa es la gran batalla. La batalla por la democracia”.

Indígenas y manifestantes que hacen parte de las protestas contra el Gobierno del presidente Guillermo Lasso, ingresaron hoy a Quito. Miles de campesinos han empezado a llegar la noche de este lunes, en el marco del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) contra la gestión económica del presidente conservador Guillermo Lasso, quien se ha refugiado en el llamado al diálogo y en la aplicación de un estado de excepción. EFE/José Jácome
Indígenas y manifestantes que hacen parte de las protestas contra el Gobierno del presidente Guillermo Lasso, ingresaron hoy a Quito. Miles de campesinos han empezado a llegar la noche de este lunes, en el marco del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) contra la gestión económica del presidente conservador Guillermo Lasso, quien se ha refugiado en el llamado al diálogo y en la aplicación de un estado de excepción. EFE/José Jácome
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¿Qué tanta razón tiene Lasso? Alarcón contesta: “No es la primera vez que Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), deja en evidencia sus intenciones electorales. Él presentó un al presidente, muchos de ellos inviables, pero que al tener una respuesta insatisfactoria, encendieron la chispa de lo que hoy estamos viendo. Creo que fue emboscada”.

Además, el movimiento indígena comunica sus ideas mejor que el Gobierno. Ellos presentaron sus peticiones como totalmente legítimas, viables y hasta necesarias. Pero fue pedir lo imposible para luego quejarse del Gobierno. Y en un sinsentido total, la respuesta oficial no fue en ese tono sino una larga carta en la que se explicaban cien mil cosas que la ciudadanía difícilmente comprende”.

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El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, habla con la prensa. EFE
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, habla con la prensa. EFE
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Las manifestaciones no cesan

Es evidente que las protesta siguen escalando. El primer chispazo, en todo caso, fue la detención de Leonidas Iza, como el “principal promotor de la movilización contra el Gobierno”. Aprovechando la poca claridad del arresto, ocurrida en la madrugada del martes 14, la vicepresidente de la Conaie denunció que Iza no tenía paradero conocido. “Llamamos a nuestras estructuras organizativas a radicalizar la lucha a nivel nacional en defensa de nuestra agenda y de nuestro máximo representante”, sostuvo. Y obtuvo respuesta. Iza no tardó en ser liberado.

Fue un error detenerlo e iniciar un proceso penal. Fue echarle gasolina al fuego y por eso nos encontramos en esta situación”, dice Alarcón.

Y agrega: “Pero, basados en la experiencia de octubre del 2019, creo que aún no hemos visto todo lo que podría suceder. Ya hay más lugares del país que empiezan a movilizarse”.

Desde el lunes 20 la marcha indígena ha irrumpido en Quito, a pesar del estado de excepción y del toque de queda ordenado por Lasso. Euronews destaca que, “en los barrios del sur de la ciudad”, fueron “recibidos entre aplausos”.

Un hombre es auxiliado luego de haber sido afectado por una bomba lacrimógena, en Quito. REUTERS
Un hombre es auxiliado luego de haber sido afectado por una bomba lacrimógena, en Quito. REUTERS
/ KAREN TORO

En paralelo, el Ministerio de Defensa transmitió por redes sociales un mensaje más que preocupante. El ministro Luis Lara sostuvo que las FF.AA.contemplan con enorme preocupación la manipulación de la protesta social, el crecimiento de la violencia por parte de quienes han rechazado el diálogo para intentar imponer al Estado sus posiciones”. También sostuvo que “las FF.AA. no permitirán que se intente romper el orden constitucional o cualquier acción contra la democracia y de las leyes”.

Este tipo de frases traen malos recuerdos a los ecuatorianos, dice Alarcón. “Recordemos que en la década de los 90 e inicios del 2000, nuestra democracia se sustentaba en el apoyo o rechazo de los militares al Gobierno legítimamente elegido”.

Según el portal , Ecuador ha registrado en su historia republicana “por lo menos 38 golpes de Estado”. Los últimos intentos no son tan lejanos. En el 2010, policías rebeldes que protestaban por sus sueldos, intentaron derrocar a Rafael Correa; en el 2005, la Rebelión de los Forajidos -que se dice fue respaldada por los militares-, hizo caer a Lucio Gutiérrez; y, en el 2000, Jamil Mahuad no pudo contra los movimientos indígenas que contaban “con la complicidad de muchos oficiales del ejército y la policía”.

En este caso, las Fuerzas Armadas parecen estar del lado del Gobierno, aunque la posibilidad de quitarle el poder para tranquilizar el país no es remota. En todo caso, Alarcón prefiere ser más optimista: “Esperemos que esto no sea como lo que vivimos antes, sino el anuncio de que tomarán acciones para que, en el marco de las protestas, no se violen los derechos humanos”.

La coyuntura, sin embargo, no parece ser auspiciosa.

Ayer, en la Asamblea Nacional, el bloque correísta -que es la primera minoría- planteó la destitución del presidente, así que las verdaderas intenciones de ciertos grupos han quedado en evidencia”, anota el especialista.

Los recuerdos de las -en las que hubo saqueos contra edificios públicos, secuestros y uso desmedido de la fuerza por parte del Estado- siguen presentes.

La única forma de tranquilizar la situación es a través del diálogo, siempre y cuando las dos partes estén de acuerdo en ceder en algunas de sus posiciones. Desde algunos sectores de la sociedad civil estamos intentando hacerlo y hemos obtenido respuesta del Gobierno, mas no del sector social. Hoy Quito amaneció sitiada. Difícilmente, al menos por las próximas horas o días, regresará la paz”, concluye Alarcón.