FRANCISCO SANZ
Lejos de Belo Horizonte, donde hoy se enfrentan las selecciones de Argentina e Irán, ambos países mantienen una tensa disputa en torno a uno de los más sangrientos atentados terroristas ocurridos en la nación sudamericana en los últimos tiempos. Si en el Mundial de Brasil existe hoy un claro favorito, en los círculos políticos y judiciales en que se desarrolla la otra pugna no hay todavía forma, 20 años después, de dilucidar la verdad.
1. El feroz ataque a la AMIA.
Todavía estaba recogiendo Argentina los escombros de la embajada israelí en Buenos Aires, destruida en un atentado en marzo de 1992 que causó 29 muertes, cuando la capital volvió a sacudirse. Era julio de 1994 y esta vez el objetivo fue la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El saldo fue todavía peor: 85 muertos y casi 300 heridos. En poco más de dos años, la comunidad judía en Argentina –la más numerosa de América Latina– había sido doblemente golpeada.
2. La acusación contra Teherán.
En octubre del 2006, la fiscalía argentina dictaminó la culpabilidad del Gobierno Iraní, al que acusó de haber financiado el ataque perpetrado por el movimiento islámico libanés Hezbolá. Acorde con ello, la justicia argentina acusó a ocho ex altos funcionarios iraníes de ser los ideólogos del atentado, entre ellos el ex presidente Alí Hashemi Rafsanjani. La Interpol ratificó el fallo y desde entonces el Gobierno Argentino ha solicitado a su par de Irán, sin éxito hasta hoy, la extradición de los acusados para juzgarlos en Buenos Aires.
3. La pugna llega hasta la ONU.
El contragolpe iraní fue pedir la captura del juez argentino que vio el caso bajo el argumento de que la solicitud carecía de fundamento jurídico y suponía un delito ante la ley internacional. Las escaramuzas prosiguieron en ámbitos multilaterales. En setiembre del 2007, el mandatario argentino Néstor Kirchner denunció a Irán ante la Asamblea de la ONU por su falta de colaboración. Teherán replicó que las declaraciones de Kirchner habían sido hechas bajo presión de grupos sionistas.
4. La comisión de papel.
En enero del 2013 parecía que el camino empezaba a desbrozarse. El gobierno de Cristina Fernández firmó un memorando de entendimiento con Irán para formar una comisión de la verdad con juristas de los dos países y otros miembros foráneos. Ello permitiría interrogar en Teherán a los sospechosos. El acuerdo generó la firme oposición de la comunidad judía, que llevó el caso a los tribunales. El mes pasado, la justicia argentina declaró inconstitucional el memorando. A poco de cumplirse un aniversario más del horror, la verdad sigue esperando abrirse paso.