Al menos 15 heridos, entre policías y militares, dejó este jueves un nuevo motín carcelario en el puerto ecuatoriano de Guayaquil, donde desde el martes ocho personas han muerto por una ola de violencia ligada a bandas de narcotraficantes.
“Tenemos más de 15 policías y servidores militares heridos”, dijo a la prensa el director del organismo que administra las prisiones (SNAI), Guillermo Rodríguez.
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El saldo de víctimas por los enfrentamientos a bala y con explosivos que se producen en la cárcel Guayas 1 era hasta el miércoles de dos reclusos fallecidos y otros ocho heridos.
Otros cinco policías y un civil también murieron en varios atentados con explosivos de grupos narcos el martes contra instalaciones policiales, gasolineras y un sanatorio en rechazo al traslado hasta ahora de 1.400 presos de la Guayas 1, la más poblada de las penitenciarías de Ecuador entonces con casi 6.900 personas, hacia otras sitios para retomar el control y reducir el hacinamiento.
“La estrategia de traslado de las cabecillas la mantuvimos a cabalidad. Este Gobierno no se doblega ante narcoterroristas: en este país no van a imponer su voluntad. Aquí estamos para hacerles frente y proteger a los 18 millones de ecuatorianos que merecen vivir en paz”, expresó por Twitter el presidente Guillermo Lasso tras liderar una reunión en este puerto del Consejo de Seguridad del Estado.
El mandatario acompañó su mensaje con fotos en las que decenas de presos están acostados boca abajo, abarrotando un patio y ante la presencia de agentes, así como armas de fuego, municiones y cuchillos decomisados. Una mancha al parecer de sangre asoma debajo de la cabeza de uno de los reos.
Terror en la cárcel
En las afueras de la cárcel, allegados de los reclusos aguardaban noticias. Un reportero de la AFP fue rociado con gas lacrimógeno por la policía, mientras que militares le exigieron borrar las imágenes de su cámara.
Desde temprano se escucharon ruidos de detonaciones desde el exterior del reclusorio, que a media tarde cesaron.
Uniformados con armas largas vigilaban la prisión desde los techos. El SNAI señaló que la policía retomó el control de uno de los pabellones.
Los enfrentamientos estallaron dentro del estado de emergencia y el toque de queda nocturno que rige en Guayaquil desde el martes.
Una mujer que prefirió no identificarse dijo a la AFP que su familiar estaba “aterrado” dentro de la cárcel, controlada por organizaciones de narcotraficantes.
“Ahí no hay bandas, no se están peleando entre bandas, es la policía la que los está acribillando”, sostuvo.
El SNAI atribuyó los ataques con disparos y granadas a los presos que son “integrantes de grupos de delincuencia organizada”. Militares heridos salieron en brazos de sus compañeros, que los recostaban en puestos de auxilio fuera de la prisión.
En las viviendas cercanas a la prisión, el miedo ya es costumbre. Cuando las detonaciones son muy fuertes “mis hijos corren de sus cuartos al mío, pero seguimos nuestra vida, los helicópteros que sobrevuelan se han vuelto normales en nuestras vidas”, comentó a la AFP Zoila Moscoso, una empleada pública de 36 años.
Una de sus vecinas “no duerme en su casa desde el martes en la noche porque le da mucho miedo y no puede estar en paz”, relató.
“Recibidos a bala”
Unos 1.300 policías ingresaron este jueves a la cárcel, de acuerdo con el general Víctor Zárate, comandante policial local.
“Fuimos recibidos a bala, uno de los drones fue impactado y fue neutralizado”, comentó Zárate a la prensa, agregando que los reclusos también detonaron artefactos explosivos.
El narcotráfico tomó vuelo en los últimos años en Ecuador, acostumbrado a ser un lugar de paso de cargamentos ilegales desde Colombia, principalmente.
Organizaciones abrieron un mercado interno de venta de drogas y multiplicaron los envíos de toneladas de cocaína desde Guayaquil y otros puertos.
Las bandas criminales dominan varias penitenciarias, convertidas en un centro “seguro” de sus operaciones ante la incapacidad del Estado de asumir el control.
La disputa por el poder de las bandas en las prisiones deja alrededor de 400 muertos desde febrero de 2021, la mayoría en matanzas con cuerpos baleados, incinerados y mutilados a machete.
En 2021, el país registró incautaciones récord de 210 toneladas de drogas, en su gran mayoría cocaína. En lo que va del año los decomisos suman 160 toneladas.
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