La producción de cocaína en Colombia se disparó un 53% en 2023 hasta alcanzar las 2.600 toneladas, marcando un nuevo récord histórico en el mayor productor de esta droga en el mundo, según un informe de Naciones Unidas publicado este viernes 18 de octubre.
El reporte anual de la Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC) registró también la cifra más alta de cultivos de hoja de coca, que el año pasado llegaron a 253.000 hectáreas, un 10% más que en 2022.
Se trata de los mayores datos documentados por la ONU desde que empezó a monitorear la problemática en 2001.
“La coca sigue concentrada en las zonas donde la productividad es mayor en sus tres fases -cultivo, extracción y transformación-, haciendo que una hectárea de coca produzca hoy hasta dos veces la cantidad de cocaína que producía hace dos años”, señaló Candice Welsch, directora regional de UNODC, durante la presentación del informe en Bogotá.
En 2022, Colombia tenía unas 230.000 hectáreas de plantaciones de hoja de coca, materia prima de la cocaína, y producía 1.738 toneladas de la droga.
La tendencia al alza viene desde 2014, pese a la persecución del narcotráfico a lo largo de cinco décadas con la asistencia millonaria de Estados Unidos, el mayor consumidor de cocaína.
La firma del acuerdo de paz con la entonces guerrilla de las FARC en 2016 tampoco logró quebrar el boom de esta droga, combustible de los grupos armados que prolongan el conflicto interno en Colombia.
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En el poder desde 2022, el presidente de izquierda Gustavo Petro considera un “fracaso” la llamada guerra antidrogas y apuesta por un enfoque más centrado en la prevención del consumo en las economías desarrolladas.
“Vamos a iniciar la compra estatal de la cosecha de coca. Me van a caer rayos y centellas (...). Si no cambiamos los métodos, pues no cambiamos”, anunció el mandatario este viernes, sin explicar cómo implementará la política.
En 2023, los territorios que registraron mayor incremento neto de cultivos fueron Cauca y Nariño (suroeste), bastiones de disidentes de las FARC que controlan el millonario negocio y la vida cotidiana de extensas zonas campesinas con su brazo violento.
Los rebeldes imponen el terror en esa región cercana a la ciudad de Cali, que acogerá la COP16 sobre biodiversidad desde el lunes.
“Fragmentado y complejo”
En cuatro departamentos (Cauca, Nariño, Putumayo y Norte de Santander) se concentran áreas de cultivo con más de 30.000 hectáreas.
Nariño y Putumayo son fronterizos con Ecuador, cuyo presidente, Daniel Noboa, esta semana anunció el hallazgo de unas 2.000 hectáreas de plantaciones de hoja de coca por primera vez en el país.
Un 20% del área total de esos sembradíos en Colombia se ubica en tierras de comunidades afrodescendientes, un 10% en resguardos indígenas y un 18% en áreas forestales protegidas.
Financiados por el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, los grupos armados se multiplican.
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Pese al desarme de las FARC, persisten otras organizaciones que se lucran del botín de la droga, como disidentes que rechazaron el acuerdo de paz, rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, la mayor banda narco del país.
Es un “panorama delictivo cada vez más fragmentado y complejo”, señala el informe de Naciones Unidas.
Norteamérica, Europa occidental y América del Sur conforman los principales mercados de consumo en el mundo.
“Sistema indolente”
Petro considera la lucha antidrogas un “sistema global anacrónico e indolente”.
En marzo, ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU en Austria, el mandatario criticó que históricamente su nación “puso en práctica todas las fórmulas equivocadas” para combatir la problemática. “Sacrificamos nuestro desarrollo por una guerra que querían otros”, dijo.
Colombia vive un conflicto armado que durante más de medio siglo ha dejado 9 millones de víctimas, la mayoría desplazados y asesinados.
El presidente pidió a la comunidad internacional “poner el derecho a la salud en el centro de los debates”.
Un memorando publicado por la Casa Blanca en septiembre advierte sobre “cifras récord” de cultivos de coca y producción de cocaína en toda Suramérica, aunque reconoce en Colombia un incremento de 10% en la incautación de cocaína en 2023 frente al año anterior, equivalente a 841 toneladas métricas.
Al mismo tiempo, el gobierno de Joe Biden apuesta por un “abordaje holístico” del problema de las drogas que incluya la “seguridad, justicia y oportunidades económicas lícitas para las poblaciones rurales de Colombia”.
Un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado en agosto asegura que el ingreso promedio de una familia cocalera en Colombia bordea los 1.400 dólares al año, menos de la mitad del salario mínimo legal en un país donde la informalidad alcanza al 56%.
Un 60% de encuestados dijo cultivar coca ante la ausencia de otras opciones económicas.
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